-¿Te pasa algo? -me preguntó Fede-.
Si, si que pasa. Ese nudo en la garganta que tanto odio, los celos me empezaron a nacer, mi odio a ella aumentó. Esa gota de lágrima que quiere escapar del ojo, el nudo de la garganta cada vez era más fuerte.
-No... No es nada, no me encuentro bien, creo que me ha sentado mal el sándwich que acabo de comer.
-Se que te pasa algo, no me voy a tragar esa excusa, te conozco bien, si te pasa algún problema y no me lo quieres contar, sabes que yo siempre te apoyaré... -dijo mientras me acariciaba la espalda-.
Eso me hizo sentir bien, pero en ese momento yo no podía hacer nada, no sabía que excusa inventarme. Creo que se dio cuenta de que él me gustaba, pero no estaba segura del todo.
-Fede, luego te lo explico. -dijo Marina-.
-Está bien, estoy en la pista jugando, si pasa algo avísame.Marina, me miró a los ojos y me abrazó.
-Esa perra está planeando algo -dije entre lágrimas-.
-Tranquila...Después de eso, por fin ya era la hora de irse a casa. Marina me acompañó hasta el portal. Al llegar a casa recibí un mensaje de Federico.
-¿Quieres quedar hoy?
No quería abrir ese mensaje, pero finalmente lo hice.
-Claro. ¿Dónde nos vemos?
-¿En la Plazoleta a las 16:30?
-Ahí estaré.Me preparé, pero esta vez sin ganas. Fede ya tenía novia. Antes me ponía guapísima para ir a verlo, mi ropa favorita y alguna vestimenta que él en alguna vez me dijo que me veía bien.
Salí de casa, me dirigí a hacia donde se encontraba él.-Que bonita te ves hoy, ¿no me vas a dar un abrazo?
-Gracias Fede, tú también. -lo abracé, cerré los ojos mientras olía su perfume, el que le regalé por su cumpleaños-.
-¿Y bien? ¿Te pasa algo?Nos sentemos en un banco, me puso el brazo sobre mi hombro. Él me seguía mirando, no me quitaba ni un ojo de encima.
-Tranquilo, no es nada, era solo eso, que no me encontraba bien -le sonreí-.
De pronto, alguien llamaba a Federico, era Natasha.
-¿Sí? -Respondió rápidamente-.
-Federico, ¿Puedo pasar a por ti?Federico me miro de reojo.
-Eh... Estoy con Lucía, luego paso a por ti.
Ese era mi mayor temor, que Federico me descuide, que algún día Natasha le haga la olla y que Federico se olvide de mí. Federico no sabía de lo que Natasha era capaz de hacer.