Capitulo Único.

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La oficina se encontraba en un silencio sepulcral.

Las manecillas del reloj resonaban, causando eco por todo el salón.

3 pares de ojos se miraban fijamente, uno a otro como si de una competencia se tratará.

Negro contra azúl.

Sasuke Uchiha, importante empresario, hombre millonario, prodigio de nacimiento y soltero codiciado, se encontraba cuidando a los hijos de su mejor amigo. Boruto y Himawari Uzumaki.

¿Cómo había llegado a esto?

Para nadie era secreto que Sasuke odiaba a los niños.

Le disgustaban.

Pero estos no eran sólo unos niños cualquiera, no claro que no, ellos eran los hijos de Hinata.

¡Dios! Hinata... Parecía un adolescente enamorado.

Hinata Hyuga -Y recalca Hyuga por que ella ya no es Uzumaki.- fue y siempre sera la mujer que él ama.

Desde la adolecencia la conoció pero no fue hasta 3 años después que se dio cuenta que le gustaba. Lamentablemente, en ese entonces, ella estaba en una relación con el Uzumaki.

Pacientemente espero a que esa relación se esfumará. Es decir, por muy cariñoso que fuera Naruto con Hinata -Cosa que le ponía los pelos de punta- cualquier imbécil se daría cuenta que este seguía babeando por la Haruno. Mujer delgada y con un carácter del demonio.

Lo más irónico de la vida es que, Sakura lo quería a él y él quería a la novia del tipo que se moría por la peli rosa. Toda una encrucijada.

Aun con ese hecho, años más tarde, Hinata paso a ser una Uzumaki. Esa noticia lejos de alegrarlo por su amigo/rival, le hizo sentir destrozado por perder a su amor platónico.

Porque si, la amaba.

Despechado, decidió refugiarse en los brazos de una contenta ojijade.

No falta decir que fue un desastre.

La relación era tensa y forzada. Ni siquiera soportaba sus arranques de violencia o su melosidad empalagosa.

Decidió que eso tenia que terminar.

Luego de aprender la lección y saber que con ninguna mujer iba a superar a Hinata, tomo la propuesta de su padre de irse a trabajar al extranjero por un tiempo.

Se convirtió en un profecional y el rey de los negocios. Orgulloso regreso a Japón con la intención de dejar a las empresas Uchiha en lo alto.

Pero la vio.

Y no estaba sola. Esta vez, a cada lado, se encontraban un niño y una niña respectivamente... Con marcas en sus mejillas y ojos azules. Eran los hijos de ella y Naruto.

Si creía que todo el amor que sentía se desvaneció, su roto corazón le confirmo que no. De igual manera, con la terquedad que lo caracterizaba, se acerco y comenzó una amistad con ella por primera vez después de tantos años.

Tenían tanto en común pero a la vez tantas diferencias.

Ella era la mujer perfecta.

Era la mujer que él necesitaba.

Pero no podía. Hinata era una mujer fiel, con valores y una gran moral. Y él no quería cambiar eso.

Así siguieron conviviendo por otros largos meses. Era sorprendente ver lo bien que podían pasarla al lado del otro.

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