White Love - One-shot [JJ Project/Bnior]

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Jinyoung organizaba su closet, tenía un montón de ropa la cual deshacerse, ropa que desde el debut se amontonaba en su armario haciéndole suspirar al momento de arrojar cada prenda sobre su cama. ¿Por qué había comprado esto?, ¿en qué momento pretendía utilizar aquello?, se preguntaba al observar detenidamente cada prenda.

Aprovechando que Mark y Yugyeom habían ido a visitar a Bambam, y que el cuarto de JB se encontraba bastante alejado de su habitación, subió el volumen de la música, cantando con suavidad mientras seleccionaba lo que debía mantener, las cosas que había recibido como regalo y le gustaban, lo que podía utilizar en otro momento y lo que definitivamente debía tirar a la basura.

Jaebeom por su lado, estaba concentrado leyendo mientras sus gatos dormían a su alrededor, la suave música se hacía eco en su habitación, haciendo que apenas percibiera el sonido de la lluvia que se dejaba caer en Seúl. Pasando las páginas con una sonrisa absorto por la historia de ficción en sus manos la incomodidad al tragar apareció, su garganta se había secado haciéndole suspirar largo, el vaso que había traído hace unos minutos se encontraba vacío en la mesita de noche, al momento de levantarse Nora bajo de su pecho aprovechando el momento en que la puerta se abrió para huir de aquel cuarto en busca de quien sabe qué cosa.

El castaño estaba guardando las prendas luego de separar las que mantendría en su habitación, mirando extrañado aquel vestido que descansaba sobre su cama y a su lado la larga peluca negra.

—¿Por qué tengo esto? —se preguntó tras dejar todo ordenado tomando la prenda. —Ni siquiera me debe quedar —rió mirando el vestido de aquel cover de hace unos años, la idea de probar su teoría se agolpó en su cabeza, quién podría verlo, nadie, estaba prácticamente solo en aquel apartamento, Jaebeom raramente salía de su encierro mientras no tuviera hambre.

Comenzó a quitarse la ropa, desabotonando la camisa que llevaba y los pantalones, para luego vestir aquel conjunto lila, sonriendo en el espejo, su amor propio le reafirmaba lo guapo que era, recordando los buenos comentarios que había recibido de las fans. Acomodó la peluca sobre su cabeza, aumentando su orgullo, ya sea de chico o chica, su rostro quedaba perfecto, sumando el maquillaje de la sesión de fotos de la mañana, le hacía ver fresco y tierno.

—Fácilmente saldría conmigo —susurró para acomodar el cabello tras su oreja, actuando frente al espejo de cuerpo completo, ignorando el leve sonido de la puerta abrirse gracias a la pequeña intrusa que se adentraba a la habitación para esconderse bajo la cama.

El mayor suspiró cuando volvió a su habitación y Nora no se encontraba allí, buscando a la felina por los alrededores del cuarto, comprobó que se había escapado una vez más. Con poco animo salió cerrando la puerta con cuidado de no despertar al par de gatitos que descansaba sobre su cama, la gran parte de los cuartos mantenía su puerta cerrada, haciendo imposible el ingreso del pequeño animal. Buscó en la cocina, en el baño y nada, Nora no estaba. Su ceño se frunció al notar la única habitación con la puerta entreabierta. Una vez más, Nora se había colado al cuarto de Jinyoung.

Lentamente se acercó empujando la puerta, no quería sorprender al chico y que se molestará por la repentina interrupción, no le gustaba invadir el espacio del menor a pesar de ser novios. —Jinyoungie, ¿Has visto a Nora?

—¡Jaebeom! —prácticamente gritó intentando cubrir su cuerpo para que no viera lo que traía puesto, la cercanía del castaño no le incomodaba mientras estuvieran todos, pero que el mayor le viera vestido de aquella forma si le avergonzaba, y más teniendo en cuenta que lo había hecho a propósito.

La cara de Jinyoung se sonrojó completamente, incluso sus orejas tomaron aquel intenso color. Mientras la mirada del mayor no se apartaba de su cuerpo, recorriendo cada pulgada, el vestido y aquella peluca, Jinyoung podría ser la chica más guapa del grupo cuando hicieron aquellos covers, y recordar como su trasero se había marcado al momento en que vistieron las ajustadas faldas rojas, le hizo rememorar el par de veces que se corrió con las imágenes del menor, porque sí, tenía una pequeña afición al momento en que le vio vestido de aquel modo. No podía negar que aquella fantasía se había alojado en un pequeño lugar de su cabeza.