Época ;《 Servamp 》

Etapas de un SerVamp

"Etapas de un SerVamp"

Capítulo 3

El miedo enmarcaba todo mi ser, santa madre teresa de calcuta..

ㅡ¡¿Soy esteril?! ㅡbramó, estresado por tal noticia, hundiéndose en el sofá del cuarto rico embadurnado en adornos carísimos que nos harían llorar a todos juntos si se parten accidentalmente.

ㅡUh.. ㅡle baja una gota estilo anime a su "psicólogo"ㅡ. No era lo que quería decir pero..

ㅡ¿Soy.. estéril?

Si Lily le acontecía que sí, se calveaba, lo juraba, ㅡcon la punta de los dedos se presiono a los labios soltando un: "¡lo juro!"ㅡ

Nah, mentira. Tampoco para morirse, igual a él nunca le llamo la mínima atención tener hijos, ¿niñitos gritones, caprichosos, molestos, muy obstinados? Nah, pa' eso esta élㅡagitaba un mini Kuro su manita con desganoㅡ, Ya Shirota tenía mucho con que lidiar como para hacerle semejante desgracia y amargarle la vida... ¿O tal vez no?

¡Fuera bicho de la curiosidad!, vete para otra cabeza, lo espantaba de una patada. Y así hizo, se largo para otra cabeza, pero no para cualquier cabeza..

. . .

Otra línea del tiempo, ubicada unas horas más tarde.

ㅡ¡Sa.. Sakuya! ¡Por Dios! ㅡse enrojeció hasta las orejas, tapando sus ojos.

ㅡEntonces.. ¿sí o no? ㅡarruga el entrecejo, ansioso.

Lujuria suspiraba profundamente, cerrando los ojos de manera fluida y sensual. Ya van dos, me volveré rico cuando acabe.

ㅡ¿Por qué me haces ese espectáculo? No me traes, ¿sabes? ㅡle informa, colocando cara de poker face mientras se estira en el sofa individual del extenso patio.

ㅡMuy gracioso. ㅡdice sarcásticamente Lily, acto seguido señala disimulada con el dedoㅡ. Va pasando mi Eve, querido. ㅡsonríe melosamente, empalagando visualmente al de orbes azul.

ㅡAja, sí, bueno. ¿ahora qué? ㅡmando a volar las fantasías degeneradas del SerVamp que lo ignoro olímpicamente.

ㅡSolo.. falta.. ㅡse relame, viendo desde el patio por una de los ventanas el cuerpo de su Eve, desabrochando botón tras botón, clavículas.. hombros desnudos..

El de hebras verdes, se mofo.

ㅡPedófilo por profesión.. ㅡmurmuró impaciente, enterrandose las uñas, hace unos días Tsubaki actuaba extraño, al comienzo lo juzgaba con la mirada como si fuese el culpable de sus desgraciadas, luego no dejaba que ni el lechero se le acercará, ni los perros de la calle. Ah, y lo trataba como paloma mensajera.

...

ㅡAquí tiene lo que pidió. ㅡle mostro un empaque de leche alquería.

ㅡAjá. ㅡlo tomó sin más.

Otro día.

ㅡAquí. ㅡle dio el paquete y se marchó, a sabiendas que el hombre no le diría palabra alguna.

Otra vez.

ㅡAquí tiene su leche. ㅡuna vena se le incho al lado de la sien.

Tsubaki tarareo en asentimiento, agarro el producto y se fue.

Y su semana continuó en ese recado, mamoncito el Tsubaki, ¿no? Pero a fines de esa semana, cuando Sakuya conversaba amenamente con la dueña de la tienda, que durante el trascurso muy amablemente le atendía y quién sabe, divago el pesimista, ¿por fin el amor llegó a su miserable vida?