Acostada una noche sobre su cama, estando presente la cortina llamada noche
Y la resplandeciente esfera conocida por los mortales como luna
Invadiendo ambos su habitación.
Susurró la luna y la noche a su oído hasta convencerla de que a los mortales
debía revelar aquel secreto que guardaba en su pecho
Desde aquella noche que se dio cuenta que la luz de la luna era mucho mas
de lo que se podía haber imaginado en sus 17 vidas.
Se convenció pues de que su secreto debía revelar a los demás mortales
El secreto de que con la luna se fugaba cada noche y antes del sol hacerse presente
estar de vuelta.
Pues el sol envidioso era con la luna y se imaginarán ustedes la amenaza que la luna sentía
Tan solo de pensar que el sol el primero era en enterarse.
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Amor sin antídoto
PoesíaTodos sin duda alguna hemos experimentado un amor que al parecer no tiene antídoto.