I. She's a rebel, she's a liar.

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––¿Cuándo regresarás? ––preguntó mi esposo mientras se apartaba de la computadora y elevaba aquellos ojos azules hasta que se encontraron con mis ojos, causando que un escalofrió recorriera mi espalda.

No pude evitar reírme al ver como el levantaba la ceja y rápidamente soltaba un bufido. Por más que fuera un adulto algunas acciones que tenía cuando éramos locos adolescentes aún no se le borraban y aquello simplemente me fascinaba, como todo de él.

––Entonces, ¿Podrás estar para el jueves? Tú sabes amor, viene Green Day la banda que nos unió merece que asistamos a un concierto–– dijo enseñando unas entradas.

Reí al escuchar aquello y asentí mientras me acercaba a él y plantaba un beso sobre aquellos labios que estaban un poco partidos. El poso su mano sobre mi pierna y con la otra quitó de entre sus piernas la notebook dejándola en el suelo, me sentó sobre sus muslos y comenzó a besarme: ambos sabíamos que esto terminaría con alguno de los dos frustrados cuando el bocinazo del automóvil que debía de pasar a buscarme en unos minutos más llegara.

––Luke–– dije intentando detener esto pero sus labios nuevamente me atraparon.

Sentí como sus manos comenzaban a masajear suavemente mi espalda y comenzaban a bajar lentamente, me exalté al recordar que entre mi vestido traía una pequeña navaja y rápidamente me le aparté arreglando mi vestido.

––She’s a rebel, she’s a saint–– canturreó el oji-azul mientras pasaba sus dedos entre su dorado cabello el cual caía desordenadamente sobre su frente y lo que hacía que se comenzara a ver mil veces más atractivo de lo que actualmente era.

Revolotee los siguientes tres minutos por toda la habitación en busca de los tacones que debía de ponerme y que obviamente no encontraba, comenzaba a desesperarme al saber que tenía menos de un minuto para que pasaran a buscarme y los malditos tacones no aparecían por ningún centímetro de la habitación. Frustrada decidí colocarme unas vans bastante antiguas que tenía de cuando cumplí los diecinueve, digamos que no era elegante ni formal ver a una mujer con un vestido durazno con unas vans negras, absolutamente no lo es y nunca lo será.

––¿Estás buscando esto?

La voz nuevamente de Luke provocó que girara a verlo a él y específicamente a sus manos, las cuales sostenían los tacones blancos que debía de utilizar, solté un suspiro y quitándome las zapatillas caminé a arrancarle aquellos tacones, pero él era mucho más alto y fuerte que yo por lo que simplemente comenzó a jugar conmigo, tal como si el fuera un niño de quince años.

––¡Vamos Luke no te pongas estúpido! ––Chillé intentando contener una carcajada.

El simplemente negó y levanté el dedo más grande enseñándoselo durante unos quince segundos mientras a pies desnudos fingía irme hacía las afueras de casa acompañada a mi maleta.

Sus brazos rodearon mi cintura y los tacones sonaron al chocar contra el suelo.

––No te molestes, sabes que quiero pasar tiempo junto a ti Mack–– susurró y besó fugazmente mi cuello.

––Pronto tendremos tiempo para estar juntos, si alguna de tus agencias no necesita un poco de la ayudita del jefe–– dije con un tono de celos–– tu viajas más que yo y lo sabes.

Finalicé y él me volteo sobre mi eje, dejándome justo a la vista de aquellos ojos azules que parecían ser tan profundos como el mar que me observaban con calma y cierta burla al mismo tiempo. Sus manos jugaron con unos mechones de cabello decolorado que caían por sobre mi hombro y relamía una, dos, tres veces sus rosados labios.

––Yo te miro y simplemente me parece increíble que hubieras querido casarte conmigo.

Y aquí venía su tedioso pero romántico monologo sobre lo increíble que yo era y de que simplemente el no me merecía y todas sus patrañas.

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⏰ Última actualización: Aug 17, 2014 ⏰

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Dust | luke hemmings.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora