Yo Fui El Culpable [𝑩𝒊𝒍𝒍𝒅𝒊𝒑] 𝐂𝐎𝐌𝐏𝐋𝐄𝐓𝐀

capítulo 3

Eh aquí yo, Dipper Pines... ¡Esperando a que el idiota de Bill teñido Cipher conteste el teléfono! 

— ¿Hola?— por fin.— ¿Quién habla?

— ¡Me das tu estúpido número! ¿¡Y ahora preguntas quien habla!?

Él rió.

— Esa voz tan dulce y chillona es la de mi pino~— canturreó con una voz ronca y pues a mi parecer... Una muy sexy. ¡Ya lo dije!

— S-Si... Soy yo... — murmuré entre dientes, algo.. Muy, ¡No¡ casi nada sonrojado.

— Y dime, Pino. ¿A qué se debe el honor de tu llamada?-- preguntó picarón. Creo que estaba en su cama sonó como si se estuviese removiendo de entre las sábanas.

“¿Para qué lo llamé...?”

— Es que, aveces es agradable escuchar una voz familiar...Y...
¿Estabas en la cama verdad?

— Je', ¿Qué comes que adivinas~?— rió tras la línea.— ¿De qué quieres hablar?

— No lo sé.

Justo en éste instante, desearía no haber llamado a Bill. Siempre planeo todo con anticipación, incluyendo éste tipo de cosas, pero a veces Bill cambia abruptamente de un tema a otro. Así que se vuelve divertido improvisar una conversación con él. Me gusta escucharlo.

— ¿Pino?

— ¿¡Eh!? L-lo siento, me distraje.— dije nervioso entre risas.

— ¡Oye! ¿Adivina qué?~ — preguntó, ¿Qué se supone que adivine?

— ¿Qué?

— Mañana por la tarde llevaré un postre, y~ me preguntara si ¿Quisieras ir a donde siempre a comerlo conmigo?

¿Es una propuesta, sugerencia o una cita?

— B-bueno...— ¿Por qué tartamudeo?— está bien, sólo si no haces un escándalo cuando caminemos por el pasillo.

— ¡Es un trato!— exclamó — ¿Eh? Lo siento, pinito, Tengo que irme. Hasta mañana~

[•••]
...A la tarde...

— ¡Y LE SACÓ LA CABEZA Y SE COMIÓ SUS SESOS! Hizo así... ¡¡¡GUQHGABDKDVWKODBEKEHUAGJAI!!!

Creo que olvidó su promesa de no gritar como demente en el pasillo como un verdadero demente.
No me molesta que lo haga, es gracioso ver que es muy suelto al mundo, no le importa el que dirán.

Es normal que yo también terminé riendo de una manera tan ruidosa que nos volteen a ver, o que los profesores que están en clase nos digan que nos hagan callar.

Ya detrás del colegio, nos sentamos por un momento y siguió contándome su película de zombies por un buen rato, y de alguna manera terminamos hablando de moda. Aunque el es más especialista en ese tema, obviamente también tengo lo mío pero aún así él es el experto.

— Hoy estamos aquí, Pino y dorito para probar mi delicioso helado de vainilla~

Fue inevitable que mis mejillas se entendieran.

— ¿Helado?— sonreí

— Oh, valla. Estás rojo—rió pellizcando una de mis mejillas, acariciándola suavemente, así me arden más...

— Y-ya— reí apartando su cálida mano de mi rostro.

— Que tierno~

Sacó el envase de helado junto a dos cucharitas. Iba a tomar la mía pero la agarró y sacó un poco de helado y lo acercó a mi boca.

— ¿Qu-qué haces?— es inevitable tartamudear cuando estoy con él, detesto hacerlo.

— Vamos~ Piney~ abre la boca, esto es dulce y te prometo que te va a gustar~

Estúpido él y su doble sentido.

Abrí la boca lentamente con un sonrojo creciente en el rostro. Primero sentí el aliento de Bill cerca a mi... Y fue sustituido por la cuchara helada. Cerré lentamente la boca diluyéndo el cremoso postre; mi mente se encargó de convertir ese delicioso helado en algo más provocativo para mi.

— A-Ah~ Q-quiero más ~

— ¿Pino?

Acabo de hacer el ridículo de mi vida.

— ¡Quiero más helado, idiota!— grité echo todo un tomate.

— Más helado ~ o~ ¿Más de mi helado?~— preguntó entre sus estruendosas y contagiosas carcajadas.

— ¡S-sólo dame mi cuchara!— exigí tomando mi cuchara empezando a comer.

Todo pasó normal mientras comíamos, conversamos, él siguió con su doble sentido, yo trataba de no atragantarme cuando decía que su helado de vainilla era el mejor que iba a probar en toda mi vida. Fue una tarde agradable... Memorable... Perfecta.

[•••]
...A la noche...

— Gracias por pasar la tarde conmigo — dijo Bill tras la línea telefónica.

Ya iban a ser las tres con algo a.m. pero siempre terminábamos hablando de algo más y no nos despedíamos.

— No es nada eres la única persona con la que socialiso— reí.— ¡Van a ser las cuatro de la mañana! ¡Bill tenemos que cortar, mañana toca educación física y me voy a morir!— chillé obviamente exagerando.

— Bueno, igual también voy a esa clase, tontito~— canturreó.— ¿Cortas tú, corto yo?

— Em... ¿Los dos?

—Los dos, cuidado con el coco~— susurró suavemente — ¡¡¡UNO, DOS, TRES!!! ¡¡¡YA!!!

Y cortó primero...

Al segundo me envió un mensaje.

∆Rubio Natural∆: nadie le corta a Bill~

Ay Bill, eres un caso