PROLOGO

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Él suspira, adora sentir el viento frió de la noche sobre su rostro. El ruido ensordecedor de silencio en la penumbra. La noche es su aliada, su cómplice. La oscuridad guía sus pasos. Los tiernos sollozos, excitan sus entrañas. No hay goce más grande que observar la mirada que grita por auxilio. El llanto ahogado en sangre. Las suplicas al cielo que aunque él sabe son escuchadas. Nadie vendrá. Él tiene el control sobre su vida. Su único deseo es observar como el hálito se eleva hasta perderse y encontrase en el lugar que él ha escogido para su eterna morada. Aprieta con fuerza a su víctima. Sus manos se resbalan, la sangre es como aceite entre sus dedos. Cada gemido de dolor le motiva a seguir. Se está cansando. Sujeta con fuerza el pequeño cuello y todavía no ve correr el alma. Rehúsa a salir de su hospedero. Decide alejarse. Tomar un cuchillo y enterrándolo suave pero firme, logra por fin hacer huir la esencia condenada. Una más en la eterna morada. Su cuota aumenta. Pronto lograra su redención. Cada vez más inocente. Cada una más inofensiva. Su tributo semanal ha sido cumplido. Hora de ser normal. Volver al mundo hipócrita lleno de almas que robar. Escalones que ganar.

Richard KingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora