Mientras caminaba por las calles de Ancud, después de haber desembarcado desde Puerto Montt, finalmente estabamos parados en Chiloé, parecía irreal.
Estaba pensando mucho en la Yarel, linda alejada mía. Habíamos fumado y no podía alejar mi atención de ese pensamiento. En eso empiezan a cruzarse en nuestro camino bastantes y variadas flores al otro lado de rejas no más altas que mi hombro, ya que las casas de la localidad tenían muy bien arreglado sus exteriores. Creí que sería buena idea sorprender a la enana con algo como una rosa, pero llegaría deshojada, sin su belleza predeterminada. No digna de mi niña.
En eso recuerdo enorme mochila había traido conmigo una libreta que mi mamá me regaló en navidad, en donde seguramente estas cosas terminarán escritas. Así que corté la primera desde el tallo una de las rosas más lindas que encontré. Es rosa, un color claro, pensé en que podría representarnos en la actualidad. Ya que lo que sentimos el uno por el otro es algo que no lleva mucho tiempo concebido y, a pesar de ser algo real y de verdad bonito, creo que está recién comenzando y es pequeño en relación al potencial que se que tiene para crecer. Al igual como el color rosa es leve y claro en comparación con el rojo, color de la pasión y el amor.
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Te recordaré
Historical FictionTemo a la muerte. Aún así, nada me aterroriza más que la vida.