Capitulo 10 || La verdad detrás de la compañía, el camino hacia el perdón

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-¿Qué tomarán?

-Un martini seco.

-¿Y la dama?

"La sueca" miró fijo a su compañero y frunció sus labios mientras negaba con marcada molestia.

-Olvídate del martini, cariño. Trae dos whiskys dobles y estate atento a mi señal, para traernos más cuando los necesitemos.

-Entendido, señorita. Con su permiso, en un momento les traigo sus pedidos.

El mozo se fue y Dite pudo suspirar en fastidio todo lo que quiso.

-¿Sabes algo? Por un momento pensé que sería genial ser una mujer pero comienza a molestarme un poco que a cada rato me llamen "señorita".

-Tu te lo buscaste al salir así a la calle.- Dijo cortante el escorpión mientras veía con melancolía una foto de sus padres en el día de su boda, proporcionada por Lord Belier aquel día.

Otro largo suspiro por parte del sueco se escuchó y solo se limitó a guardar un poco de silencio, al menos hasta que el menor se pusiera un poco más receptivo y sabía que eso pasaría después de un par más de tragos.

Al final, tuvo razón pero luego de más de siete vasos por parte del rubio y apenas medio vaso de su propia parte.
Cuando vio que Milo estaba más dispuesto a entablar una conversación, salió al cruce.

-Sabes bien de lo que quiero hablarte.

-Maldito bastardo...

-¿Bastardo? ¿Por qué? ¿Por vivir en una mentira hasta hace diez días? ¿Por tener un padre que se ocupa más de su dinero que de su propio hijo? ¿Por enterarse de que su abuelo y sus tíos tal vez también fueron asesinados por ambición? Dime Milo, ¿Por cuál de las razones que te di, Camus es un bastardo? O dame alguna razón más para poder decirte que estás en lo correcto y yo estoy equivocado.

Milo miró directo a los ojos celestes contrarios y no pudo contestarle, porque sabía bien que Dite tenía razón. Camus no tenía culpa de nada, si hasta días atrás era un ignorante más de quien era realmente su padre, así que no podía culparlo.

Aún así, lo haría bajo la única razón que sentía válida.

-Se pasó la vida viajando y haciendo cosas de niño rico con el dinero de mis padres... Con MI dinero. Mientras yo tuve que convertirme en un delincuente para vivir.

-En primera, no es sólo TU dinero.- Increpó con el mismo tono que Milo uso con él. -Allí hay dinero de más personas que tus padres, lo sabes porque el Lord nos lo dijo, y otra cosa que sabes bien es que Camus jamás pudo "hacer vida de niño rico" porque bien él te dijo que nunca pudo gastar dinero en algo que quisiera porque Degel hasta llegó a golpearlo la única vez que lo hizo.

Al escuchar eso, Milo recordó esa primera conversación que tuvo con Camus y si bien tenía fresco el recuerdo de cuando le dijo que Degel no lo dejaba gastar dinero en alguna tontería, nunca le dijo que ese estafador lo golpeó por atreverse a desafiarlo a hacerlo.

Los ojos preocupados del menor, le dieron la razón a Dite. Él ganaría esa conversación y Milo regresaría a la mansión con el resto de la compañía.

-Mira, estoy aquí porque tengo que hacerte volver y como soy quien más conoce a Camus, se que puedo hablarte con sinceridad del asunto.

El rubio tomo el bolso que llevaba en ese momento y saco una carpeta mediana y la dejó en medio de la mesa. Milo dudo un poco pero acabo tomándola, descubriendo en su interior un par de fotos de Camus con Aioria, Aioros, Saga y Kanon, Shura y Angelo.

-Está triste.- Fue lo único que dijo apenas si fijó su mirar en el lugar que el pelirrojo ocupaba en dichas fotos. -Está sonriendo pero no está feliz. Sus ojos están apagados. Él no... ¡No puede estar triste! ¡No quiero verlo triste! ¿¡Porque está así!??

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