17. "Coldplay"

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—¡Nos vemos luego, D! —gritó Kaya sacando la cabeza por la ventana del carro de Ki, quien ya estaba arrancando el motor. Ví al carro lentamente alejarse por el largo jardín. Eran las  diez de la mañana y los cuatro ya estábamos listos para partir de vuelta a la zona urbana de Toronto.

Ellos habían salido primero ya que Thomas metía las maletas en el carro con toda la paciencia del mundo.
Me estaba estresando.

Decidí admirar la hermosa naturaleza que me rodeaba para no explotar y gritarle a Thomas que se apurara.
Al concentrarme en el color amarillo de las flores del jardín, recordé la conversación que había tenido en la mañana con el rubio:

" Había estado observando a Thomas por un largo rato después de despertar, él aún estaba durmiendo, y era la primera vez que lo veía hacerlo, se veía tranquilo y relajado sin ese característico ceño fruncido que siempre había querido besar. Mataría por despertar con esta vista cada mañana, mataría por dormir junto a él todos los días por el resto de mi vida.

—Dyl, siempre que quieras puedes venir a dormir conmigo —dijo aún con los ojos cerrados y con una pequeña sonrisa. Me sonrojé al darme cuenta que había estado pensando en voz alta, pero agradecí el haberlo hecho"

Dí un salto de sorpresa al sentir como alguien rodeaba mi cintura con su mano.

—Amor, se quieren despedir de ti —el rubio señaló con la cabeza a su familia que nos miraba desde la puerta. Ya me había acostumbrado al apodo que Thomas había optado por usar en mi, pero aun así provocaba mariposas en mi estomago. Unos minutos atrás, nos habíamos despedido de los padres de Ki ya que tenían que viajar de urgencia.
Asentí con la cabeza y caminamos juntos hacia ellos.

—¡Dylan! —dijo la madre de Thomas con una gran sonrisa—. Eres perfecto para mi Tommy —suspiró y tomó mi mano con dulzura—. Regresa pronto, por favor.
Asentí con la cabeza, ella me abrazó. Luego me despedí de su padre y su hermana con el mismo gesto, al parecer lo del abrazo era de familia.

Thomas estaba conversando con su padre, pero no prestaba mucha atención. Estaba muy concentrado las altas temperaturas que tenía mi cuerpo, estaba totalmente cubierto con prendas, no había ni un rastro de piel a la vista a parte de mi cara.

El invierno en Canadá era terriblemente frío, pero cuando usabas tres poleras y dos abrigos, la sensación se invertía.
Si me quitaba la bufanda, la temperatura de mi cuerpo bajaría. Empecé a realizar la acción lentamente hasta que Thomas me paró con los ojos, mirándome como si estuviera loco.
Decidí ignorarlo y continuar hasta que tuve la bufanda en mano, dejando mi cuello totalmente expuesto.

Grave error.
Ava empezó a reír a carcajadas, mientras que su esposo le guiñaba un ojo a Thomas. La madre del británico miró a su hijo con una mueca graciosa mientras que su padre fruncía el ceño sin comprender la situación.

—Tommy, no sabía que eras de ese tipo —logró decir Ava antes de volver a reír.

El jodido chupón.
Thomas se sonrojo notablemente, y si no hubiese estado demasiado ocupado rezandole a los dioses para que me tragara la tierra, podría haber admirado como el color rosado en sus suaves mejillas combinaba perfectamente.

—Hasta luego —dijo rápidamente para luego tomar mi mano y empezar a correr hacia el carro.
Dando una última profunda respiración, entré al Ferrari de Thomas y sonreí al ver la cara del rubio, era una mezcla de diversión y preocupación. Se veía muy tierno.
Cerré los ojos y negué con la cabeza muchas veces, ahora la familia del británico tenía la imagen equivocada de mi.

La risa de Thomas interrumpió mis pensamientos y provocó que yo también riera.
Amaba su risa, más de lo que amaba el olor del mar o el helado, muchísimo más. Podría escucharla para siempre.
Después de unos segundos de camino, Thomas rompió el silencio:

In my blood [Dylmas AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora