3. La fiesta (I)

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Aún no había deshecho mi maleta, así que la abrí y tire todo encima de la cama, ya lo recogería más tarde.
Miré todas y cada una de las cosas hasta que vi el vestido perfecto. Era el que me iba a poner para la fiesta de Ibiza de esa noche.

"Lo voy a estrenar de todas formas aunque no esté allí", pensé.

El vestido era negro, corto, por encima de las rodillas. Era ajustado y tenía la espalda abierta y un escote bastante largo. Los laterales estaban abiertos en tiras que dejaban ver parte de mis caderas. Me compré ese vestido y costó mucho dinero, aunque eso tampoco importaba. Tenía demasiados vestidos, pero uno más no era nada.

Me ondulé el pelo, me puse unos tacones y me maquillé para estar a tiempo a la hora que había quedado con Mimi. Me acordé de coger el bikini y lo metí como pude en el bolso. Quizá me había arreglado demasiado para ese pueblo, pero Ana Alicia Guerra Morales había llegado, y no iba a ser una más, así que al menos, si estaba ahí encerrada, se iban a acordar de mí.

Bajé las escaleras rápido, intentando que no me viera mi padre. Sin embargo, no estaba en casa, cosa que no me extrañaba. "Mejor", pensé para después ir camino a la tienda.

Cuando llegué, vi un coche que venía a lo lejos, así que supuse que sería el de Mimi. El coche era mejor que con el que habíamos venido mi padre y yo, y me sorprendió que Mimi pudiera tener uno tan bueno. Se paró delante mío y bajó la ventanilla.

-Wow Anita, -dijo Mimi, odiaba que me llamaran así, pero es curioso, porque en ese momento no me importó para nada.- te has puesto sexy para la fiesta, ¿eh? Sube anda.- le hice caso y me subí de copiloto.

-¿Y este coche? -pregunté a Mimi.- A ver, que no lo digo a malas, pero vamos, no es un coche que suele tener la gente de pueblo como tú, quiero decir, no sé, no tenéis tanto dinero, ¿no? -dije, aunque no sé por qué al momento me arrepentí de decir eso.

-Ay Ana, tú tienes esperanzas en irte de aquí, pero si eso no pasa vas a tener que cambiar esa actitud de mierda que tienes. -me dijo Mimi sin apartar la vista de la carretera, en el fondo sabía que tenía razón, pero soy muy orgullosa y no sé lo iba a aceptar.- Y respecto a lo del coche, estás hablando con una chica de ciudad que vive en un pueblo y que ha ahorrado y trabajado mucho para conseguir esto y para poder estudiar donde estudia. Siento si te duele esto, pero yo no he tenido a un padre rico que me ha pagado todo lo que he querido, como ese vestido. Ana, tienes que empezar a comprender que no todos estamos en tu situación, y que por mucho que no te guste estar aquí, tienes que ser un poco cuidadosa con las cosas que dices, porque a mí no, pero hay a gente que le puedes hacer mucho daño, y aquí nos cuidamos mucho todos, sobretodo la leona. -dice haciendo una pausa.- Miriam, perdón. -así que a Miriam le llaman la leona, interesante.- Solo quería que supieras esto, te lo iba a decir aunque no me hubieras dicho lo del coche, te lo iba a decir porque pareces una buena persona, pero una persona que no ha salido de su zona de comfort en su vida y a la que este verano le puede ayudar para ir mejor.

Las palabras de Mimi me habían dejado rota. Rota porque sabía que tenía razón, porque yo había estado toda mi vida acostumbrada a algo, y les estaba tratando mal en el poco tiempo que llevaba aquí, mientras que ellos solo me intentaban acoger y tratarme como una más.

-Soy una mierda de persona. -le dije a Mimi dando después un golpe a la guantera.

-Eh fiera, que me rompes el coche. -dijo Mimi soltando una risita.- No, no eres una mierda Ana. Pero he conocido a más personas como tú. Hoy solo pásatelo bien, disfruta, déjate llevar. Si te lo pasas bien, tal vez esto no sea tan malo, ¿no? Igual no te quieres ir al final, quien sabe.

-Esta bien, Mimi. -dije calmándome.- Como si estuviera en Ibiza, solo que en un pueblo perdido en la nada con gente que no conozco, pero oye, todo igual. -dije sarcástica y después hice una breve pausa.- Mierda, lo he vuelto a hacer, perdona, de verdad.

Hay algo en ti ✨ (WARIAM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora