Efectivamente todos, pero todos, están afuera. Mis padres y Nahuel también, aún siguen en Córdoba.
En Buenos Aires hay un temporal de miedo. El viento aúlla. Ya cayeron árboles, carteles y postes.
Una punzada de temor por el bienestar de Canela me pone inquieto al escuchar las zonas afectadas. En su barrio hubieron accidentes.
La llamo.
—¿Qué hacés? —la saludo como si nada.
—Hola... bien... ¿vos?
La escucho nerviosa.
—Tranquilo. ¿Viste la tormenta? Es tremenda.
—Sí... justamente.
—¿Qué? ¿Estás bien? ¿Me preocupó que cayeron algunos árboles por tu barrio?
—No, todo bien, es que... Justo me vino a la cabeza... ¿Te acordás del atentado a tu viejo?
—¡Claro! ¿Cómo no me voy a acordar que balearon mi casa y casi matan a mi viejo?
—Sí, bueno, después fue la cosa...
—¿Qué cosa?
—Cuando te fuiste, siempre tenía pesadillas de que baleaban mi casa también.
—¿En serio?
—Sí, los truenos y los fogonazos de los rayos me asustaban como si fueran tiros. ¡Qué tonta!
Ella resta importancia al tema, pero parece estar asustada.
—Cane... ¿querés que vaya?
Me pone en altavoz.
—Nooo, por unos truenos —minimiza—. No, quedate tranquilo. Me vino bien hablar con vos. Mica no me atiende, y parece que las comunicaciones están para atrás. Seguro tenemos buena señal de internet y ellos no tanta. Por eso pudiste comunicarte.
—Hubiera querido estar con vos cuando pasabas por todo eso.
—Sí, ya sé. También hubiera querido estar con vos.
Me quedo ¡un cuerno! La voy a buscar ¡ya!
Suena la alarma de actividad en la realidad virtual.
—Cane, aguantame un toque ¿si?
—¡Claro! No hay problema. Estoy bien. Si querés cortamos y ...
—No, de ninguna manera. Ahora la seguimos. No sea cosa que después no podamos hablar.
Silencio el micrófono del celular. Entro al juego. En el menú inicio aparecen cientos de nombres y todavía es imposible distinguir a uno de otro entre toda la infinidad de variaciones de mi apodo en los usuarios.
¡¿No hay alguien original en éste juego?!
Entro a la partida que es la única acción que me permite. Cinnamon18 está inquieta caminando de un lado a otro.
—¿Qué pasa Cinnamon?
—¡Hola! Estoy, jaja estoy hiperventilando un poco jaja.
Esa risa debe ser muy nerviosa.
—¿Por qué? ¿Qué te pasa?
—Es que... es una estupidez, pero sufrí un shock muy grande hace años. Y ya no me pasaba. Pero cada tanto me agarran ataques de pánico. No puedo respirar.
—¡¿Me estás jodiendo?! ¿Hay alguien con vos? ¿Tu ex, ex?
—Ya hablamos. Viene más tarde, pero quedate conmigo hasta que llegue. Estoy algo... asustada. Necesito calmarme y después voy a estar bien.
—Claro, tranquila, respirá pausadamente. Pequeñas y lentas bocanadas. Tranquila. Seguí así, ya vuelvo. Estoy con vos. ¿Seguro que vienen por vos?
—Sí, ya está en camino. Es solamente que necesito sentir que estoy con alguien. Por eso me conecté. Así me siento en éste lugar tranquilo que me da paz mental y me aíslo de lo que pasa afuera.
—Bien, yo no me desconecto. El avatar sigue acá y me calzo el casco en un segundo si me llamás. Tengo los altavoces activados. ¿Está bien?
—Sí, todo bien.
Me saco el casco y desactivo el silencio del micrófono del celular.
—Hola Cane, justo me llamó —mejor no le digo quién—, no importa. Pero en cuanto termine con... esto, voy para allá.
—¡¿Estás loco?! Nooo, si no es nada, estoy más que bien además ¿vos viste la tormenta? Deben estar todas las calles cortadas y anegadas. Se te puede caer encima un árbol. Noo, ni se te ocurra. A ver si después tengo que vivir con el cargo de conciencia de haber causado tu muerte. ¿Te imaginás si la prensa ahora me defenestra cada vez que puede, lo que haría si se enteran de que causé tu muerte?
Se la escucha bastante bien ahora.
—Quiero ir Cane.
—Ya sé, pero no. Es peligroso.
Siento que ella ya no me necesita como Cinnamon que siempre recurre a mí, a pesar de saber que no puedo estar ahí con ella en forma física. Es muy distinta a Canela.
👠👠👠
El clima subtropical de Buenos Aires se está adelantando al verano y la tormenta me atrinchera en mi casa. Seamos honestos, ¡tampoco tenía grandes planes después de que no quedara ni el loro en la ciudad! Todos se fueron a disfrutar del fin de semana largo o a continuar sus largas vacaciones.
Milho me llama justo cuando estaba entrando a la realidad virtual para encontrar al tano. Simulo estar en perfecto dominio de mí porque es capaz de manejar hasta acá con éste temporal del demonio y después tendría que dejarlo dormir en mi departamento. No tengo la suficiente fuerza de voluntad para resistir a un bombardeo suyo. No quiero rendirme a él otra vez por lujuria, sin pensar en el mañana.
Apenas entro al juego me sigue el tano y sus palabras me calman, él me armoniza. Me está dando espacio para poder tomar mis propias decisiones a consciencia. Nunca me presiona. Y cuando le puse el freno, no salió corriendo inmediatamente. Es muy distinto a Milho.
Hablamos por largo rato hasta que me olvido por completo de la tormenta.
—Tengo a tu canción todo el día en mi cabeza.
Me mira y exhibe una media sonrisa que en vivo debe ser de lo más sensual.
—¿Y al autor?
Me sonrojo hasta el ridículo y sé que, afortunadamente, el sistema no sabe interpretar los rubores emocionales en la fisonomía del avatar.
De pronto nos atacan y tenemos que defendernos.
El tano embosca a dos por la espalda mientras yo distraigo a dos más que me persiguen. Los atraigo a una trampa que teníamos armada. La salto, pero no sin tropezarme antes. Siento cómo se le para el corazón mientras caigo en cámara lenta a través de la hierba que cubre el hoyo. Es como si las conexiones fueran más allá de las reacciones físicas y ambos sentimos nuestras emociones mezcladas con la del otro.
Una mano enemiga intenta sujetarme del talón al caer. Manoteo para asirme de cualquier cosa que me sostenga. Por poco quedo agarrada de unos arbustos.
El alivio que percibo del tano me llenan de comprensión sobre sus sentimientos hacia mí. Realmente me quiere.
Se acerca satisfecho y orgulloso. Puedo sentirlo. Con la adrenalina al tope, me lanzo sobre él y lo abrazo. Ahora siento cómo su cuerpo lentamente entra en ebullición. Sin embargo se contiene.
Sigue dándome espacio, respetando mis tiempos, cuidándome. Y yo quiero tomar ahora mismo mis propias decisiones.
❤️❤️❤️
¡¡¡Volví!!!Por fin volvemos al ruedo...
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Confusiones virtuales
RomanceDesde que Milton D'angelo (Milho) se libró del programa de protección de testigos, permaneció en Italia donde su habilidad con la programación y diseño de juegos de realidad virtual lo han convertido en el favorito de los gametubers y de las revista...