amor

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Los dioses no amaban, los dioses no sentían; hasta podría decirse que estaba prohibido, condenado. Pero lo que Hades sentía por Perséfone era amor puro y sincero, y si no lo era, era lo más próximo que podría sentir jamás.

Era a lo que cada día se acercaban más y más las emociones que despertaba Hades en la pequeña Perséfone.

No, el amor entre los dioses no existía, era un imposible, pero dichoso de aquel que recibiera el amor que las deidades que gobernaban el infierno se profesaban.

Porque ella era Perséfone en la tierra de Gea, donde al volver devolvía el color y la alegría. Porque ella era la Diosa de los Infiernos cuando estaba a su lado.

Porque él era desconsuelo cuando ella se marchaba y porque era Hades cuando regresaba.

Perséfone o «La Diosa de los Infiernos»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora