Ayuda a quien la pida

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Viernes 3 de febrero, 11:30 am

Debes esta bromeando Dylan- incrédulo seguía observando a la nada mientras su amigo intentaba convencerlo —¿Ese que va a tener de talento?

—Yo se de lo que te estoy hablando, ese chico tiene talento que no ha explotado, tiene potencial para la música lo presiento— orgulloso como quien descubre un hallazgo arqueológico, una nueva cultura o el siguiente gran hit del momento Dylan aseguraba haber dado en el clavo de sus problemas, ahora solo faltaba convencer a su hermano de banda y decirle de su idea al joven novato.

A quien había dejado marchar de la biblioteca sin decirle nada, pues debía contárselo primero a Fabián, incrédulo muchacho que no podía creer que un enclenque como Ismael Mendoza tuviera la voz para formar parte de una banda de rock, bueno de ningún tipo de banda en realidad.

Sin convencerse de nada todavía salieron ambos de la biblioteca discutiendo de lo que estaban pensado hacer.

—No entiendo tu afán por ese niño que viste tu en los minutos que estuvimos en ese lugar que yo no me di cuenta de su grandeza— bromeando como siempre su tono no podía ser otro que burla e ingenuidad.

—¿Acaso no le oíste?— argumentaba empujando la puerta de la biblioteca para salir a su siguiente clase  —Sin darse siquiera cuenta estaba marcando el ritmo de la canción con los libros que estaba acomodando, pude oírlo aún contigo quejándote.

Fabián negaba, seguía sin creer la idea de lo que intentaba convercerlo, pasaron de largo los pasillos y llegaron a su salón, y una vez dentro siguieron conversando.

-Entonces si tu crees que ese niño es una buena idea para la banda- dijo cansado -Yo también creo que decirle a tu hermano que entre a tocar con nosotros también es bueno para la banda.

Estupefacto, confundido y enojado Dylan redundantemente dijo que no.

No quería que su hermanito se entrometiera en sus asuntos, era un niño y uno bastante problemático como para ponerlo a trabajar con él.

—Ni lo pienses Fabián, no voy a decirle a mi hermano.

—Entonces olvida decirle algo a Mendoza— sentenció de una sola vez.

Lo pensó un momento, puede que también se estuviera equivocando con el chico bibliotecario, era una apuesta muy grande, un chico al que escucho a medias, su hermano torpe y medio, en la misma banda que su amigo volátil, podría no ser una buena idea después de todo. Pero ya no podía dar marcha atrás.

—Te propongo algo— ambos amigos se acercaron, tenían que aprovechar el ruido que les cubría para armar su plan —Le hacemos una audición a Ismael, si te agrada y te convence habló con mi hermano.

Dicho esto se dieron la mano y procedieron a darse su saludo especial de amigos, solo que esta vez solo con dos personas.

Ahora la idea no dejaba de rondar en los pensamientos de ambos chicos pero sobretodo del baterista, y es que ¿Cómo Dylan puede decir que ese niñito todo nerd y sabelotodo, el favorito de los profesores puede ser el ideal para resolver su problema salvar su reputación y el nombre de la banda de rock más grandiosa que él sabia que serían? Ver a una super estrella del rock detrás de esos lentes de fondo de botella y peinado todo relamido, no, era simple y sencillamente inimaginable.

Salieron a prisa del aula donde les tocaba administración, querían -por primera vez en su vida- llegar a la clase de historia, ya que era la única clase que compartían con el joven Ismael, por lo que estaban seguros que debía de estar a esta hora en ese salón de clases, ya que jamás se saltaba una clase.

Rock and RollerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora