Pide un deseo, Sammy

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Disclaimer: Los personajes de Supernatural no me pertenecen sino a Eric Kripke.

Hola gente.

NA: One-shot surgido de un reto de la página en Facebook Todo Wincest & J2, sobre el cumpleaños de Sam Winchester.

Disfrútenlo

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Cuando Sam Winchester se despertó esa mañana, sabía que era un día especial, y con especial se refiere a que ese día su padre estaría en casa antes de salir huyendo a una nueva cruzada de venganza. Luego, obtendría una pequeña tarta de chocolate y recibiría una palmada en la espalda por parte de su padre y un abrazo de su hermano junto con algunas palabras de orgullo y llenas de calidez; quizás luego saldrían a un restaurante decente y el resto de la tarde la pasarían viendo televisión mala. Esos eran los días especiales en la familia Winchester. Y solo por ese día, Sam se permitía sonreír estúpidamente feliz. Como si fuese un maldito deseo cumplido.

Sam se preguntaba muy a menudo cómo pudieron ser los cumpleaños si su madre estuviera viva, ¿qué tan normales y felices serían sus vidas? Quizás serían de esas típicas familias promedio. Saldrían al cine y luego tomarían una cena al aire libre con parrilla para su padre, pie a montones para su hermano y... ¿Cuál pudo ser la comida favorita de su madre? Ojala hubiesen sido las ensaladas, así él tendría una cosa en común con alguien.

—Deberías de levantarte, bella durmiente —molestó Dean, mientras traía el desayuno y lo depositaba en la mesa junto a la ventana— Papá llamó, salimos en una hora.

—¿Que? ¿A dónde vamos? —se levantó de pronto como si una descarga eléctrica hubiese atacado su adormilado cuerpo. Quizás se quedó demasiado tiempo dormido y ahora su padre viene para que salgan a comer algo como siempre lo han hecho en el cumpleaños de cada uno de ellos. Pero su rostro se transforma en una mueca de confusión cuando al mirar el maltrecho reloj de mesa divisa que apenas son las seis con quince. Demasiado temprano para cualquier actividad que no sea día de entrenamiento o mudanza. Y el entrenamiento fue ayer.

—Hay una caza a dos horas de aquí y papá nos necesita —informa Dean, empacando sus pocas pertenencias en una vieja lona.

—Pero, yo pensé que hoy nos tomaríamos el día libre —Sam prácticamente puede sentir como algo dentro suyo se empieza agrietar en una línea muy fina— Si la caza es a dos horas de aquí ¿Por qué empacas?

—El mal no se toma tiempo libre, Sam —espetó su hermano, casi sonando como el mismísimo John Winchester. Pero a diferencia de su padre, Dean sabe cuándo esta siendo un culo sarcástico con su hermano pequeño— Lo siento, Sammy. Papá quiere que nos movamos, cazaremos ese maldito Wendigo y luego iremos a Siux Fall donde Bobby —Dean continuó empacando sin percatarse el dolor y la decepción que reinaban las facciones de su hermano pequeño.

—Voy al baño —murmuró tan falto de vida, justo como se sentía su corazón en ese momento.

Realmente no se sorprendió que su familia se olvídese de su cumpleaños, él sabía que tarde o temprano eso pasaría, simplemente duele que ese día llegase al fin. En el proceso de la ducha, Sam se permitió derramar una que otra lagrima.

Después de un desayuno rápido e improvisado con pan rancio y café rechinado, ambos hermanos tenían sus pocas pertenencias en el maletero del Impala. Dean estaba frente al volante, tarareando una que otra canción de AC/DC, tratando de seguir el ritmo con el tamborillar de sus dedos, para poder calmar su creciente preocupación por su hermano. Dean observaba ocasionalmente a su hermano menor, quien miraba por la ventana con esa intensa mirada de cachorro apaleado, esa que siempre aparece cuando el menor tiene más de un conflicto en su interior. Algunas veces a Dean le gustaría poder entrar en la mente friki de su hermanito y poder vencer todos esos temores y resguardarlo en la seguridad de sus brazos, pero como siempre Sam nunca se la ponía fácil y terminaba encerrándose en su mundo, optando por sufrir solo y en silencio.

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