Introducción.

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Hola, soy Megan Coleman. Tengo 16 años y ésta es mi historia...

Todo empezó cuando, hace 11 años, mi madre murió por su enfermedad. ¿Qué pasó luego? Les encantará saber qué. Un tiempo después, Patrick, mi padre se casó con una mujer de la cual nadie sabía que formaba parte de su vida. Para ese entonces yo vivía con mi hermano Diego hasta que, dos años después, mi padre decidió llevarme dónde él se encontraba viviendo con quién sería su esposa. Yo, al ser sólo una niña, no podía negarme aunque quisiera entonces decidí ir, una decisión de la cual me arrepentiría años después. Selena, quién vendría a ser mi madrastra, al principio se mostró buena conmigo pero resulto ser una... perra. Empezó a golpearme y acusarme de cualquier cosa sólo para causarme problemas con mi padre, ya sé que se estarán preguntando; “¿Pero tu padre no te defendió?” La respuesta es no, mi padre nunca me defendió. Selena podía hacerme lo que quiera y Patrick nunca le diría nada.

Ya había empezado la escuela primaria hace tiempo y, al principio, creí que podría llegar a ser una distracción pero, con el tiempo, me di cuenta que había sido un error, el cual terminaría trayéndome más problemas. Aparte del abuso e insultos que recibía de Selena, también era de mis compañeros de clase. Una o dos veces a la semana me encerraban en el armario del salón, me metían en el baño para ponerse en ronda al rededor de mí y golpearme, me empujaban por las escaleras, me ponían la traba, entre muchas cosas más. Se preguntarán; “¿Cómo soportabas eso?” Simple, lo soportaba por una persona; Thiago, mi mejor amigo. Lo conocía desde el preescolar y era la única persona con quién podía hablar y me hacía sonreír con sus tonterías, pero todo cambió cuando, en segundo grado, se fue de la escuela porque se mudo a otra ciudad. Seguíamos teniendo contacto por teléfono pero no era lo mismo. Con los años el abuso se volvió muy frecuente. Todos los días siendo golpeada, escuchando los mismos insultos: “Fea. Das pena. No sirves para nada. Nunca nadie se fijará en una cosa tan horrible e insignificante como vos. No vales la pena, gorda asquerosa”. No veía la hora de terminar la primaria para dejar de ver sus asquerosas caras. A los 12 años comencé a cortarme, a todo ésto mi padre no sabía lo que me pasaba y el contacto que tenía con Thiago se había perdido, sintiendo ese alivio que siempre me brindó ante mis problemas. Un año después, luego de cumplir 13, me enteré que Thiago había muerto en un incendio, fue lo peor para mi. Mi mundo se cayó a pedazos pero ya no debía seguir adelante sólo por mi madre, sino por él. Y fue lo que hice.

¡Último día de clases del séptimo grado! Estaba feliz porque ya terminaría el primario y con lo cual también terminarían los abusos e insultos de mis compañeros.

¡Empecé la secundaria! Lo cual significaba que, a partir de éste momento, mi vida cambiaría. Y es lo que hizo. Hice amigos increíbles; Christian y... Jason, ¡mi nuevo mejor amigo! Pero eso no significa que ocupara el lugar de Thiago, él es irreemplazable y siempre estará en mi corazón. Aún no he tenido novio porque, gracias a los que hicieron del primario una tortura, no me siento segura de mi misma ni de poder ser suficiente para alguien. Así que aún no sé lo que se siente estar enamorada. En fin, voy al punto...

Es mi segundo año aquí y todo va mejor de lo que creí, por fin estoy sintiéndome bien, ya casi no me corto y mis amigos siempre están conmigo. Aún sigo sintiéndome en ése infierno que viví durante 7 años, pero siento que algo me sacará de él... o alguien.

Del infierno al cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora