Zero Year

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Edward había aprendido a ser paciente.

Había tenido una infancia fuerte, con un padre de mente cerrada, en una ciudad de gente estúpida, acompañado únicamente de su inseparable libro de acertijos. Sin embargo, eso le enseñó a saber esperar y pensar antes de actuar.

Sin duda alguna había sido muy paciente.

Y eso fue recompensado.

El resultado de su paciencia fue mucho mayor de lo que esperaba. Ahora tenía su propia ciudad, una ciudad hecha a la perfección, una ciudad construida a base de su inteligencia.

Su amada Zero Year.

Como todos los días, se sentó frente a su escritorio acomodándose su impecable traje verde. Las pantallas ante él mostraban la desolada ciudad abandonada por la luz, junto a los desanimados ciudadanos que cotidianamente asistían a ese lugar en busca de la más mínima chispa de esperanza.

Por supuesto, para Nygma esa era la mejor parte del día.

Esas pequeñas mentes inferiores que diariamente se reunían en ese sitio le recordaban lo más maravilloso que poseía en su vida, su gran don...

Su inteligencia.

Como todos los días, la pantalla central se encendió, y como todos los días, sonrió burlonamente en el momento que las miradas de las personas se dirigieron a él con temor.

Si tan solo realmente lo vieran...

—¡Es maravilloso verlos otra vez en esta hora mágica! —habló con voz animada.

Si tan solo realmente estuviera animado...

Como todos los días, se dedico a explicar la situación de la ciudad y lo que debían hacer para salvar a la ciudad de la oscuridad.

Algo tan sencillo como un acertijo.

Alguien debía dar un paso al frente posicionándose sobre una trampilla, debía decir su nombre y finalmente decir el acertijo.

Si Edward no lo acertaba la ciudad sería libre de su poder y podrían volver a vivir como una sociedad estable. Pero si Edward acertaba... Bueno, la persona que había dicho el acertijo moría y el resto continuaba con sus miserables vidas hasta que el siguiente valiente se presentara a desafiarlo.

Un ciclo sin fin...

Como todos los días, nadie se atrevió a dar el paso. Todos mantenían la mirada baja preguntándose cuando acabaría el sufrimiento, siendo incapaces de arriesgar sus propias vidas por la esperanza.

Su suspiro hizo notar su decepción. Esperaba mucho mas de aquellas personas que alguna vez se habían hecho llamar la clase alta, deseaba ser él quien los impulsara a utilizar de una vez por todas su cerebro en vez de estar desgastándolo en negocios sin sentido en busca de un poder inexistente.

Si tan solo tuvieran cerebro...

La ciudad tenia mucho potencial, eso no lo podía negar. Poseían grandes inventos increíblemente tecnológicos, capaces de crear un mundo mejor e inclusive acabar con los problemas del mundo actual. Sin embargo, el problema eran los habitantes y su imperfección.

Después de todo... Eran humanidad.

Seres extraños, sin ninguna clase de colmillos ni garras, diseñados como un rápido aperitivo en la cadena alimenticia evolutiva. Y, aun así, ahí estaban... Aprendiendo a evadir la muerte con astucia.

Al ver que definitivamente ninguno aceptaría el reto para salvarlos, bostezó con un cansancio fingido para ocultar su desilusión.

Realmente quería un reto para su mente...

Zero Year •|Edward Nygma|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora