Prólogo

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Hacia mucho tiempo que había perdido la cuenta, la luz no me decía nada sobre si era de día o de noche, tampoco los guardias, nunca veía más que sus manos.

Ya no tenía esperanzas de volverlas a ver, solo me quedaba rogar que ellas estuvieran bien, que siguieran sus vidas así yo no estuviese allí, aunque lo que me hubiera gustado sería ver sus rostros una vez más.

Ya me había acostumbrado a la mecánica de aquí, me tenían alrededor de un mes a juzgar por el crecimiento de mi barba, me dormían y sacaban de allí, luego de hacer no se que demonios conmigo, me devolvían aquí, totalmente limpio y con heridas y cicatrices nuevas, la comida no estaba mal y la habitación tampoco... Pero nada de eso me haría olvidarlas.

Me había propuestos escapar pero era imposible, solo tenía ventilación por una rendija en el techo, demasiado alta para alcanzarla, la puerta no se habría nunca, ni siquiera veía que tuviese cerradura, solo una rendija para la comida, no había más que esperar la muerte.

También me lo propuse, así habría podido ver a mi familia aunque fuese desde el prado de kashmi, pero tampoco se podía, cuando lo intente entraron a la habitación al instante para detenerme y sedarme, así ocurrió las tres veces que intente.

Ahora simplemente me quedaba allí a leer, me habían empezado a llevar libros y cosas para distraerme, creo que pensaron que me haría bien.

Cierto día, al amanecer aparecio otra litera en la celda, no me explicaba que pudiese significar ¿tendría compañía en mi encierro? ¿Al fin decidieron matarme y cambiarme por otro grupo?

Al atardecer de ese mismo día, arrojaron dos chicos, no chicos, dos niños; uno muy pálido, su rostro parecía un cadáver, el otro se veía sano, demasiado para ser humano, tenía hojas grabadas en el brazo y una flor en el cuello, eran raros pero no sorprendentes con el como había cambiado mi cuerpo últimamente.

- hace cuanto tiempo estas aquí?- pregunto el chico de las hojas al rato de haber llegado, había discutido con el chico-cadáver y ahora parecía un poco más relajado que cuando llegó.

-la verdad no lo sé, cada tanto me traen comida pero no se cuanto tiempo estuve dormido, ademas la comida suele venir con algo para dormir, cuando despierto tengo heridas que no recuerdo haberme hecho, y la ropa que llevo siempre es diferente luego de eso, no se que hagan conmigo por si te lo preguntas, nadie te habla aquí.

No tenía problema con responder lo que preguntara, si su destino era como el mío vivirían aquí hasta que se demacraran y se fueran enloqueciendo poco a poco, si moririamos aquí ¿por qué no conocernos mejor?

-ademas de las heridas que más puedes notar cuando despiertas?-ahora hablaba el chico-cadáver, su mirada era tenebrosa pero aún así no mostraba peligro en ella

-que estoy completamente afeitado, no tengo vello en ninguna parte, además la primera vez tenia la piel más pálida, desde entonces es siempre igual- ya tenía algo de barba, había pasado un tiempo desde la última vez que me durmieron, pero aún así se veía que era demasiado poco para alguien que había perdido la noción del tiempo.

-que es lo último que recuerdas?- ahora hablaba el de las hojas, era molesto como alternaba las preguntas, mucho más la cara de miedo que ponían, en el especial la del chico-cadaver

Deseaba hablar sobre ello, si iba a ser con ello, no era nadie para pelear con él destino -creo que mejor se sientan, la historia es larga- hace tiempo no pensaba en ello, simplemente lo había tomado como una vida pasada, sería mejor olvidarlo que soñar con recuperarlo, era triste pero lo mejor que podía hacer -está bien, no recuerdo muy bien lo que pasó, pero escuchen lo que se.

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⏰ Última actualización: Jun 28, 2019 ⏰

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