CAPITULO I

14 1 0
                                    

Supongo que alguna vez todos hemos visto esos hermosos trajes, zapatos, carteras, cinturones, gorros y muchos mas accesorios hechos en piel, suelen ser llamativos y muchos han querido tener uno alguna vez.

Desde pequeña he aprendido el arte de las pieles, me ha ido muy bien con mi trabajo o me iba.

Mi nombre es Sarah, tenía 5 años de edad cuando vivía con mi madre en un pequeño pueblo ubicado al norte de la ciudad, mi padre solía ser cazador y mi madre costurera, un día mi padre vestía un hermoso atuendo hecho con piel de oso, otros cazadores cerca de su zona lo confundieron con uno, desafortunadamente mi padre cayó en una de sus trampas, deberían saber la fuerza que tiene esa mandíbula de metal, lo suficientemente fuerte para desgarrar tus tejidos y romper tus huesos e incluso llegar a amputar parte de tu pie, no es algo de lo que puedas escapar fácilmente, ese día mi padre murió desangrado, tirado en el inmenso bosque, comido por cuervos, gusanos y quizás que otras cosas mas.
Luego de eso, mi madre tomo ambos roles para criarme, ya habían pasa dos años y ya estaba empezado a hacer costuras, mientras mi madre se encargaba de traer animales exóticos a casa para poder beneficiarnos de sus pieles.

Al cumplir 15 años ya me encargaba de la caza, mi madre estaba un poco vieja como para seguir corriendo por ese bosque, asi que ella se encargaría de las costuras.

No pasó mucho tiempo cuando un día llegué a casa después de capturar un reno, encontré a mi madre tirada encima de la máquina de cocer, sus ojos y boca estaban cocidos, no se que habrá sucedido, quedé totalmente estática llena de miedo, mi cuerpo estremecido y un escalofrío que me recorrió completamente, desde mi cabeza hasta mis pies, no podía caminar, estaba totalmente congelada, mis ojos se inundaron de lágrimas y mis manos todas temblorosas, caminé hacia su cuerpo ya sin vida, la tomé por su nuca y mis lágrimas, rebosando mis ojos caían sobre su rostro.

Desde ese día, sola, huérfana, nunca conocí ningún otro familiar, algo en mí cambió, sabía que no podía quedarme allí parada esperando que sucediera un milagro, empecé a vivir de la caza y de las pieles.

Ya tenía 20 años en ese entonces, existian muchas empresas que vendían atuendos de piel, asi que ya no me iba muy bien con mi negocio.

En la calles una noche vendiendo abrigos, conocí a un hombre, vestía un traje negro muy elegante y un sobrero de copa, parecía alguien muy interesante e importante, recuerdo que me llamó por la ventana de su enorme auto negro, me acerqué a él esperando que comprara alguno de mis abrigos, no fue una noche muy buena la que estaba pasando.

Luego de una plática un poco extensa, aquel hombre me dice:

-Sabes, eres una hermosa chica, yo podría ayudarte a conseguir un poco más de dinero en una noche, que lo que ganas en una semana vendiendo esto—toco las pieles y me miró de una forma un poco atrevida y morbosa—
No era tan ingenua como para saber que ese hombre me quería meterme a prostituta, de lo que se hablaba era de una buena suma de dinero, nunca había estado con un hombre y pues en mi ahogo de saciar necesidades económicas, rápidamente acepté dicho contrato.

-Sube—Me dice después de abrir la puerta de auto— Entré sin pensar, fuimos hasta un pequeño motel que se encontraba en el centro de la ciudad, subimos a una habitación y ambos empezamos a charlar mientras nos tomábamos un par de copas, esto estaba empezando a ser una noche interesante, aquel hombre sentado justo a el  lado mío empieza a tocar mi pierna y sube hasta muy cerca de mi vagina, claro, encima de mi falda, no tenía miedo, mi cuerpo estaba relajado y pues me daba igual si lo hacía con un desconocido o no, pero el punto es que para mí, el pago de este hombre por mí virginidad y luego mis demás servicios no era lo que me haría ganar mucho dinero, logré ver que su cuerpo estaba totalmente tatuado, hermosos tatuajes de hecho, sería un perfecto abrigo muy extravagante y pagarían muy bién por el.

Ya un poco pasados de copas, echo mi cuerpo hacia detrás y doy paso abriendo mis piernas y dejando a el descubierto mis bragas, aquel hombre, por sus inmensas ganas de saciar su sed de sexo, sin pensar, introdujo su mano y un dedo penetró lentamente mi vagina, mientras yo me retorcía de placer, lanzándose encima de mí, empezó a besarme el cuello y luego entre mí escote, empezó a sacarse su camisa, comenzamos a desnudarnos, ya había un ambiente muy caliente en aquella habitación, ví ese hermoso cuerpo, tallado, artístico y un pene enorme, completamente erecto, empezó a introducirlo lentamente dentro de mí, un placer indescriptible recorrió todo mí cuerpo, mis mejillas rojas y mis ojos entre abiertos, mirando aquella cara de placer masculino, empezaron a escaparse gemidos y escuche la dulce melodía del gemido masculino, me di la vuelta y puse mí pecho contra la cama, aquél hombre, me tomó del cabello y con su otra mano, tomó mí cintura y empezó a penetrarme más fuerte, me dolía demaciado, ya estaba empezando a sangrar, pero aquel dolor, solo me hacía sentir más exitación, no imaginé nunca, que está sería mí primera vez.

Luego de ya eyacular, quedamos ambos tendidos en la cama, tomó su cartera y sacó una grán suma de dinero y se empezó a vestir.

-Es hora de irse princesa- tomé mis prendas y me cambié, en ese momento no podía dejar de pensar en no dejar perder aquella hermosa piel, al darse la vuelta, tomé el cenicero y se lo quebré en la cabeza, dejándolo totalmente inconsciente, arrastre su cuerpo hacia el auto y lo subí en el baúl.

Camino a casa, supe que este trabajo me daría muy buenos ingresos, a el llegar, lo bajé, ya amordazado lo traslade hacia aquella habitación donde despellejabamos a los animales, lo coloqué en uno de los gancho y oh, sorpresa, Ah despertado.

-¿Que haces? Eres una perra loca—exclamo con su voz temblorosa—

-Tranquilo, no pienso matarte, solo quiero algo de ti, lo tomaré y te dejaré ir—levantandome de la silla y caminando hacia él de una forma muy seductora mientras jugaba con un cuchillo entre mis manos.

Él empezó a moverse, intentando escapar de una forma desesperada y gritando en medio de la nada.

- Mejor quédate quieto, no quiero dañar más de lo que necesito. Empecé a cortar la piel desde su cuello, y haciendo una línea larga hasta su cintura por todo su torso, empecé a extraerla, su dolor, su aroma, el olor a sangre y sus gritos, me llevaron a el punto máximo de placer, tanto que mis bragas ya se empezaban a mojar.

Cayó inconsciente del dolor y luego ví nuevamente ese pene, ese enorme pene, quería volver a hacerlo por última vez, cubrí su cuerpo en vendas y lo bajé de allí, llevándolo hasta mi cuarto, ambos desnudos, empecé a lamerle el pene y esperar a que se pusiera duro, finalmente pasó y no dudé en introducirlo en mi vagina nuevamente, sintiendo ese placer nuevamente hasta llegar a el orgasmo.

Lo subí a el coche y lo lleve hasta el mismo lugar donde lo conocí y allí lo dejé, volví a mi casa, era hora de terminar el trabajo, lavé la piel y luego la puse a secar, empecé a coser el abrigo más hermoso que eh hecho, un abrigo único e inigualable.

A el pasar de unos meses, fui nuevamente a la ciudad, un evento de subastas, llegue luciendo aquel abrigo, deleitando a la audiencia, muchas personas lo querían y finalmente llegó mi momento, pasé mi abrigo para la subasta, ver cómo muchos incrementaban el valor era hermoso, todos lo querían, a el fondo del auditorio, alguien da más de 7millones de dólares por aquel abrigo, más nadie de atrevió a dar más, a el finalizar el evento, aquel hombre, salio de allí luciendolo, me acerqué a él, para felicitarlo y le pregunté

-¿que te parece? ¿Es hermoso cierto?

-es perfecto—respondió.

A el darse la vuelta y mirarme a la cara, me di cuenta que era él.

Mi corazón se estremeció.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 04, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

PIELESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora