Feliz Cumpleaños, Mika One-shot (MikaYuu)

Parte única

Un fuerte sonrojo pintaba el rostro de Yuu, quien se debatía si seguir con su plan o abortar.

"Estúpido rubio" pensó.

A paso lento se dirigió a la segunda planta de la casa en la cual vivía con su prometido. El sonido del teclado de la computadora declaraba que el rubio seguía ocupado.

Se armó de valor para tocar dos veces la puerta de la oficina en la cual el rubio llevaba encerrado un par de horas y entrar.

—Mika —susurró— ¿estás cansado?

El rubio no se movió, seguía concentrado en el largo informe que debía presentar, lo único que se movía eran sus largos dedos.

—Yo, traje esto para ti —murmuró— deduje que tendrías sed.

La conciencia del azabache era pesada a causa de la culpa. Era eso o el rubio lo descubriría.

—Estoy bien, Yuu-chan.

El azabache suspiró, dándose fuerzas para engañar a su prometido.

Dejó la pequeña bandeja en una esquina del escritorio y se acercó al blondo por su espalda, pasó sus manos por los rígidos hombros ajenos y empezó a masajear lentamente.

—Cariño, estoy preocupado —hizo una leve pausa— no has salido de aquí en muchas horas, debes de estar cansado. Aunque sea, bebe ese té.

Mikaela no se movió, solo desvío sus zafiros de la pantalla a la taza que reposaba a centímetros de él.

—Te dije que estoy bien, Yuu-chan.

Yuu apretó sus labios y puso la mejor cara de dolido que tenía.

— ¿Vas a rechazar el té?

Esta vez el rubio suspiró.

—No, no es eso, es solo que... —fue interrumpido por las manos del azabache que lentamente quitó sus manos del teclado y guardo el archivo en la memoria del computador.

—Amor, mencionaste que este informe debes entregarlo en dos semanas, ¿por qué te presionas tanto? Me preocupas.

El rubio giró la silla quedando frente a frente con el azabache.

—Sé que tengo mucho tiempo para entregarlo, pero quiero acabarlo lo más antes posible para pasar más tiempo contigo.

La culpa golpeó una vez más al azabache quien no pudo disimular su pesar demostrándolo por medio de una mueca.

—Me preocupas, cielo. Es todo.

Yuu sintió un nudo en su garganta. Mikaela en ningún momento había dejado de mirarlo fijamente. Sus intensos ojos brillantes cual zafiro miraban directamente sus esmeraldas buscando pecados en su alma.

Exasperado por la situación, tomó la bandeja y le ofreció la bebida al mayor. Este tomo la taza sin despegar la vista de su pareja.

—El asunto es que me tenías preocupado, bébelo y descansa. Es todo —desvío su mirada hacia el suelo.

El rubio desvío su mirada del chico al líquido, examinándolo fijamente.

—Está frío.

—Pues te lo bebes frío, por idiota. No te lo voy a calentar —trató de que su voz sonara recriminadora pero le salió temblorosa.

La inspección visual al líquido tibio no cesó.

— ¿Qué tiene?

Aquella pregunta fue igual a un baldazo de agua fría para el moreno.