El resto del día, paso sin pena ni gloria, nada importante me fue revelado, volví al refugio en cuanto anocheció, esta vez no me quedé despierto como de costumbre si no que trate de dormir rápidamente, me levanté muy de mañana al día siguiente. Antes de ir a casa me di una vuelta por aquel bosque tratando de despertar por completo aquella memoria que vislumbre el día anterior, pero nada paso, así que retome el camino para volver a mi antigua casa, no estaba muy lejos, para mediodía ya comenzaba a reconocer algunos lugares.
Caminaba rápidamente y desesperado por llegar. Estaba a punto de hacerlo, podia asegurarlo, de pronto me detuve en seco, había un gran terreno junto a mi, cuyo perímetro estaba delimitado por mallas que se encontraban en su mayoría tiradas o dañadas de algún modo, lo cual me permitía el acceso completamente. Miré atentamente el lugar algunos segundos antes de aproximarme a el. Una vez dentro, caminé por lo que parecía ser un gran patio central, a sus costados estaban un par de edificios, cada uno de tres pisos, uno de ellos estaba completo mientras que el otro tenía el piso superior completamente reducido a escombros. Mire este último con un poco más de detenimiento, justo al lado de su entrada estaba una pequeña banca, mi cabeza comenzó a doler levemente, empecé a escuchar risas de lo que parecían ser niños y conversaciones lejanas, de pronto me vi rodeado de muchos pequeños, parecían pálidos, como fantasmas de mi memoria, corriendo de aquí allá, jugaban los unos con los otros, todos denotaban mucha felicidad en sus rostros, los miraba con atención, hasta que volví a posar la mirada en aquella banca, había un niño sentado en ella, en cuyo rostro habitaba una sonrisa que poco a poco se rompía por dentro, me acerque traspasando a los demás, como simples ilusiones, sin que a estos les afectará, hasta estar junto a él y sentarme a su lado. Observaba su rostro con detenimiento, el estaba completamente solo, lo estuvo durante toda su vida allí, era la burla de sus compañeros, los profesores le decían que jamás seria nadie, nunca fue capaz de conseguir un solo amigo, lo excluían en todos lados, ese chico sufría cada día, ocultando su pesar tras una sonrisa al llegar a casa para no empeorar más las cosas, ese chico fingía tener una vida perfecta, sonreía a cada momento para evitar su realidad, ese chico... Era yo.
El tiempo se me fue, pase unos 15 minutos en completo silencio ensimismado en mis propios pensamientos, ni si quiera pude darme cuenta cuando aquello que miraba se desvaneció, un sentimiento de dolor despertó dentro de mi, todos esos años, ahora los veo, aquella soledad interminable, puedo sentirla. Mi único refugio estaba en casa, con mis hermanos y padres. A veces escuchaba a mamá llorar por las noches, pero siempre estaba despierta por la mañana para darnos los buenos días con una sonrisa, de ella aprendí a ser así. Se que si estuviera aquí, sonreiria diciendo "está bien, todo está bien". No sé si volveré a verla, tal vez haya sobrevivido, si es así estoy seguro de que la encontraré pronto. Me levanté de la banca, y observé el cielo, como cuando era pequeño. Solía mirar el cielo, la luna y las estrellas todas las noches, a veces creía poder hablar con ellos, los demás siempre me miraron raro por ello, pero jamás me importo, lo hiciera o no seguirían haciéndome a un lado, y la verdad es que amaba hacerlo, conversaba con todo aquello que me pareciera interesante, los árboles, la luna, los perros, sentía que algo en mi se liberaba. El dolor acumulado durante todos estos años era inmenso, así que, con la mirada fija el cielo, dije en voz alta
—Hola viejo amigo, largo rato sin charlar.
Juraría que el viento comenzó a soplar con más fuerza, como si quisiese saludarme fuertemente y decirme "así es, has crecido bastante desde la última vez que nos vimos", era una sensación única, una sonrisa se dibujo automáticamente en mi rostro, una real y sincera, que me hacía feliz.
Me fui de allí al cabo de un rato, no sin antes despedirme de mi viejo amigo. No quise buscar más memorias en ese lugar, ya había recordado suficiente y nada agradable debo añadir, cada día en ese sitio era realmente tormentoso, solían esperarme a la salida de clases para fastidiarme, trate de evitarlo tomando otras rutas, o pidiéndole a alguien de mi familia que fuera a recogerme, pero era inútil, siempre terminaban encontrándome, solo lo empeoraba más, y en casa dijeron que la secundaria estaba muy cerca como para que alguien fuese por mi, al final no me quedo más que resignarme a los abusos y fastidios de mis compañeros.
Pensaba en esos días cada vez más, aquellos sentimientos negativos volvían a surgir en mi poco a poco haciéndose más fuertes con cada página de mi mente que leía, hasta que de pronto, detuve mi marcha un instante y lance un suspiro al aire, no era tiempo de darle demasiadas vueltas al asunto, mi mente no debía estar turbia e inquieta, si no que debía estar serena y tranquila, estaba a punto de volver a un lugar que tal vez me traería muchas memorias, y para poder contemplarlas completamente era necesaria una gran calma. Estuve algunos segundos quieto, respirando profundamente, hasta que aclare mi mente y reanude el camino. Como ya había dicho, la secundaria no estaba muy lejos de mi casa, por ello no tarde más que unos minutos en llegar, reconocía claramente las calles, por lo cual me fue fácil encontrarla de nuevo.
Poco antes de llegar me percate de algunas cosas fuera de lugar, no eran grandes cambios pero, eran lo suficiente notables como para hacerme sospechar de la presencia de alguien. Me acerqué con más cuidado y silencio, tal vez una persona había venido aquí por materiales, pero ¿quién y porque? Todos estaban en la construcción así que esto no tenía sentido, a menos que mi hermano hubiese vuelto por algo que haya pasado por alto antes, pero creo que de ser asi, me hubiese avisado, y considerando lo cuidadoso que es en su busqueda, es dificil que hubiera ignorado algo que necesitara después. En lo que antes era el jardín frontal, pude encontrar algunas latas de comida y agua tiradas por allí. Tras avanzar un poco mas, escuché ruidos provenientes de la parte trasera de la casa, como si alguien estuviera empacando cosas, me acerque lentamente por el pasillo que conducía al sitio de dónde provenían. Mi corazón estaba acelerado, podía sentirlo latiendo fuertemente en mi pecho, tenía miedo, mucho miedo, pero por alguna razón no podía dejar de avanzar. Di vuelta a la derecha al final del pasillo, y me encontré con una figura femenina hincada en el suelo, metiendo algunas cosas a su mochila, la mire fijamente antes de pronunciar las siguiente palabras
—tu estás... Viva —dije en estado de shock y completamente conmocionado.
Aquella persona se percató de mi presencia y giró su cabeza rápidamente para ver mi rostro, permitiéndome así ver más claramente el suyo.
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Después Del Fin: Un Mundo De Recuerdos (terminada)
Science FictionEsta es la historia de un chico llamado Jonathan, el cual debe luchar por adaptarse a su nuevo entorno a la par de conseguir un rastro de su pasado, pues parece que gran parte de este fue olvidado por una razón. Aqui veremos como se desenvuelve en e...