R e c u e r d o s

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Yoongi miraba con tristeza la desgastada puerta de madera que acostumbraba ver a diario.

Lo único que amaba más que leer, era ver la poca luz que lograba entrar por los bordes, ya no recordaba la última vez que había visto la luz del sol.

Sus ojos cargados de ojeras se cerraron con pesadumbre, su cabeza y estómago dolían, pese a esto, estaba tan relajado, tan distante que por un momento pensó que al fin desaparecería de una vez por todas.

El rechinar de esa misma gastada puerta y la luz haciéndose cada vez más fuerte, le trajeron de vuelta la poca consciencia que aún lograba mantener.

-¿Cómo te ha ido mi lindo niño? ¿Al fin entendiste la lección que quería darte?

Y no había nada que le aterrara más que la silueta de su madre, frente él, sonriéndole con dulzura, como si acaso todo estuviese bien.

-Por supuesto madre, por favor discúlpeme, he sido un terrible hijo.

Sonrió no con tantas ganas y se sentó sobre sus piernas con la poca energía que aún poseía.

-De acuerdo y ¿Qué se supone que aprendiste?

-Que no debería hacer nada sin el permiso de mi madre. Incluso si se trata de comer o dormir.

-Pues estoy feliz de que te hayas dado cuenta. Entonces ¿qué te parece si te comes lo que te traje?

Su "madre" le extendió un plato de comida para perro, llevaba tanto tiempo sin comer que cualquier cosa le sabría a gloria.

-¿Está buena tu cena?

-Si mamá, muchas gracias -El niño sonrió, con los restos de la asquerosa "comida" en sus labios y abrazó a su madre.

Él sabía que había algo mal, sin embargo no podía hacer nada, Yoongi era el prisionero de su propia casa.

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El joven rubio abrió sus ojos con dificultad, la luz que pasaba a través de las grandes ventanas lo cegaba de una manera extrañamente agradable.

¿Cuánto tiempo había pasado desde aquello?

Se sentó con cuidado sobre la cabecera de la cama y frotó sus ojos.

-Así que al fin despiertas mocoso.

Al escuchar aquella familiar voz se sobresaltó, para después dirigir con rapidez la mirada hacia su portador.

Justo al costado de la cama, estaba sentado el señor Jung, con aspecto desaliñado, ojos invadidos por las ojeras y sus brazos cruzados con firmeza.

El hombre se acercó, reduciendo la distancia entre sus rostros a solo pocos centímetros.

Yoongi estaba casi seguro de que estaba enojado con él, sólo hacia falta ver la manera en la que sus labios tomaban la forma de un triángulo y sus cejas se inclinaban hacia el centro de su cara creando arrugas en el entrecejo.

-Y-yo lo lamento señor Jung.

Yoongi estaba nervioso, pues ya se había acostumbrado a la brillante sonrisa del señor Jung, por lo que se sintió extraño al verle enojado.

-¿Y al menos sabes la razón por la que te estás disculpando?

La mirada de Hoseok intimidaba bastante al menor. Así que cuando esté levantó sus manos hacia el pálido rostro del chico, este cerró sus ojos con fuerza, quizá esperando por un golpe. No obstante, lo que sintió no fue más que un leve pellizco sobre sus mejillas.

-¡Tú! ¡Niño descuidado! ¡¿No sabes lo asustado que estaba al verte desmayado sobre la alfombra?! ¿Cómo es que puedes ser tan inconsciente? -lo regañó el pelirrojo, tirando suavemente de sus mejillas.

-Me duele -habló Yoongi con la voz distorsionada por los jalones Hoseok.

Tras oír el pequeño quejido del menor, Hoseok lo soltó con rapidez, dándose cuenta de que le había dejado las mejillas un tanto enrojecidas al chico y carraspeó avergonzado de su propia naturaleza infantil.

-L-lo siento mucho. Cuando llegue y te vi así tuve que llamar a un doctor, tras revisarte dijo que la razón de tú desmayo había sido una mala alimentación. Me preocupé bastante ¿sabes? Ni siquiera comiste nada ayer ¿Puedo preguntarte el porqué? -cuestionó Jung, sentado al borde de la cama.

Yoongi bajó la mirada avergonzado. Pues su intención no había sido la de molestar o preocupar a su benefactor. Se sintió un poco mal, ya que nunca antes lo habían tratado con tal amabilidad.

-Yo... no quería tomar nada sin permiso. Lamento... haberle causado problemas.

Hoseok lo miró desconcertado. El no entendía porque Yoongi se estaba disculpando o porque el chico necesitaba permiso para comer si tenía hambre.

Todo aquello le daba una mala sensación, se sintió un poco culpable.

¿Quizás debió haberle aclarado que podía comer todo lo que quisiera?

-Está bien. Escucha. No estoy molesto contigo, así que no tienes que disculparte. En vez de eso prométeme que cuando no esté, comerás apropiadamente ¿Sí? No me importa si vacías el refrigerador. -El hombre hablo con suavidad y acarició con delicadeza el cabello de Yoongi.

Aún con un poco de inseguridad, Yoongi asintió con la cabeza.

-Si, lo prometo.

-Bien. -Hoseok se puso de pie-Ahora iré a traerte un gran desayuno antes de irme a trabajar y más te vale que te lo comas todo -hizo el ademán de salir de la habitación pero entonces se detuvo -¡Ah! por cierto Yoongi -lo llamó.

-¿Si? ¿señor Jung?

-Muchas gracias por haber limpiado la casa ayer.

El mayor le sonrió haciendo que un par de hoyuelos hicieran su aparición, al verlo, el rostro de Yoongi se sintió muy caliente.

La ancha sonrisa del señor Jung era algo que quería volver a ver.

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🌱 M i  p e q u e ñ o 🌱 Sope • HopegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora