R o p a

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Yoongi se levantaba temprano todas las mañanas a hacer su cama. Incluso si Hoseok le restaba importancia al asunto, siempre procuraba que todo estuviese en orden e impecable, al hacer eso lograba sentirse menos culpable por quedarse allí sin ningún tipo de pago.

Con los pies descalzos bajó las escaleras hasta la sala y una vez abajo, miró a los alrededores por si acaso su mayor aún se encontraba en casa.

Desde el "incidente" ocurrido en la sala, el señor Jung le dejaba el desayuno preparado todas las mañanas en la mesa de la cocina. Sin falta. Y el almuerzo y cena en el refrigerador.

Sus ojitos brillaban al ver la mesa, siempre había gran variedad de platos en la mesa y todos los días comía cosas diferentes; verduras, salchichas, frutas o huevos, a veces había sopa, guisos o estofados.

Cuando se sentaba a desayunar, lo invadían las ganas de llorar. La comida del pelirrojo le sabía simplemente tan deliciosa y el hecho de que se tomará la molestia de prepararla para él todos los días, la hacía todavía más especial.

Tras desayunar, lavar los platos y limpiar la sala, se dirigía a la habitación del mayor para buscar en el armario algo que ponerse. Con anterioridad el señor Jung le había dicho que podía usar lo que quisiera de allí, sin embargo el no tomaba ropa que pareciese muy valiosa o extravagante. Así que optaba por camisas blancas y pantalones que, por desgracia, le quedaban demasiado grandes.

Por último Yoongi se miraba en el espejo y se reía al ver su reflejo. En definitiva el señor Jung era muy alto y grande, o quizás ¿Era acaso él muy pequeño y flaco? No lo sabía pero usar la ropa del otro se le hacía divertido. Se sentía casi cómo si lo estuviese abrazando.

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Aquel día Hoseok llegó a casa más tarde de lo habitual, había tenido trabajo de sobra. A pesar de ello, seguía manteniendo esa fresca apariencia que lo caracterizaba.

Apenas entró, se deshizo de inmediato del incómodo abrigo que lo había esclavizado todo el día y justo como sucedía esos últimos días, el joven de pasitos ligeros, como de pingüino, se acercaba a él para darle la bienvenida.

Cuando vio a Yoongi tan lindo y feliz. Pensó que no estaba mal ver tal vista tras llegar tan cansado del trabajo.

—¡Bienvenido señor Jung! —lo saludó Yoongi alegremente con su sonrisa empalagosa.

Con sólo verlo, el nombrado, sin poder evitarlo, se echó a reír. Pues Yoongi se veía más que adorable con toda esa enorme ropa. Llevaba días viéndolo usar su ropa y todavía no lograba acostumbrarse.

—¿Ocurre algo? —el joven ladeó su cabeza, confundido por la repentina risa del mayor.

—N-no es nada. Es solo que te ves lindo con mi ropa.

Y entonces, el hombre continuó riéndose un rato más, pero tuvo que detenerse en medio al percatarse del mohín de molestia en los labios del joven.

—Lo lamento —Hoseok carraspeo un poco—. ¿Te comiste todo lo que dejé hoy, Yoongi?

Al llegar, Hoseok siempre hacía las mismas preguntas, el se preocupaba genuinamente por Yoongi y lo trataba de manera delicada. Esto era algo que el chico podía ver y hasta ese punto, el no sentir agradecimiento y un cariño especial se le hacía imposible.

—Si, muchas gracias por todo. ¡Todo estaba delicioso! usted es un muy buen cocinero señor Jung.

—Me alegro que te haya gustado.

Hoseok caminó por el costado de Yoongi y acarició con suavidad su espalda. Ese sutil roce, causó un par de escalofríos por todo el cuerpo del menor, esto sucedía sin falta cada vez que era tocado de manera casual. Al final, prefería no prestarle demasiada atención a ellos, porque en realidad le gustaba sentirlos.

El hombre desplomó su desgastado cuerpo sobre la superficie del sofá.

—Oye Yoongi... Mañana tengo el día libre ¿te parece si vamos a comprarte algo de ropa? —Hoseok propuso mientras se masajeaba los costados de la cabeza.

—¿Eh?

—¿Qué fue ese "¿eh?"? Mi ropa te queda bastante grande, seguro que es incómodo ¿no? Déjame comprarte ropa.

—P-pero yo no puedo aceptar, además a mi... m-me gusta usar su ropa...

Al murmurar esto último el pálido se sonrojó, sin estar muy seguro del porqué. Pero, poca atención le prestó Hoseok al sonrojo, pues la frustración lo inundo al escucharlo. ¡Yoongi debía ser más egoísta para un niño de su edad! .

—Por favor no digas eso Yoongi. Tú siempre limpias la casa y mi ropa esta impecable gracias a ti, te lo mereces y es lo menos que puedo hacer. Así que mañana iremos a comprarte mucha ropa y fin.

Yoongi pensó en negarse de nuevo, pero al ver la sonrisa entusiasmada de Hoseok terminó por rendirse.

• • •

A veces pienso que yoongi es como la empleada del servicio de hoseok y que en realidad el lo deja quedar en su casa porque es trabajo gratis :v 

¡khe oferton!

🌱 M i  p e q u e ñ o 🌱 Sope • HopegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora