“Una crecida arrasa la ribera, el barro se hace cruel, nos viene a sepultar”… Una canción algo nueva del señor Carlos Alberto Solari. Para nada se inspiro en lo que pasa hoy día en mi nación, casas, mascotas, muebles, caminos, móviles y personas que optaron por arriesgar a su familia y bienestar al habitar en zonas prohibidas años atrás por anteriores gobiernos por el hecho mismo de lo que hoy ocurre. El agua, lo tercero más importante desde mi punto de vista, para el planeta y los que lo habitan, claro, después del señor Don Sol y la Madre Tierra, ha decidido regresar a sus lugares en las costas ribereñas y otros sectores que lo habían ocupado por un largo periodo sin medir que años próximos se verían en esta situación, otra vez. Me toco a mí, a mi familia, amigos y obviamente vecinos, a tan solo metros de una avenida principal de esta comuna república nos vimos obligados a abandonar lo que años nos costó ver progresar, sin embargo, no todos corremos la misma suerte, algunos mejores posicionados económicamente y otros con carencias extremas viendo como los del muy “Fortalecido Gobierno” hace por –evitar- estos problemas repetidos.
Si bien, ninguna persona podría ser capaz de frenar a la naturaleza a retomar lo que le pertenece, digamos que si se hubiera pensado después de la última vez que esto ocurrió, una solución concreta, algo más se pudo haber evitado. Es una emergencia nacional, si, se ayuda a muchas familias con víveres, materiales de construcción para una vivienda temporal (que motiva a los damnificados a quedarse otra vez a tan solo metros de las costas) baños, donde se deben formar largas filas para poder ingresar y otras cosas que afectan la convivencia de estos.
Viviendas lejos de zonas fértiles a inundarse, cosas así se hubiesen propuesto mucho antes. Pero no, mientras más gente luchando por salir de allí, más “Políticos” Peleando por dinero que conlleva al “poder”
Tampoco el “Estado Paraguayo” tiene toda la culpa, (no lo apoyo, ni defiendo) si tan solo cada uno de nosotros hubiésemos pensado, actuado y previniéramos de lo que podría repetirse hace años atrás, no se viviría brutalmente de este modo.
Ver imágenes de ciudades internas a la capital, totalmente bajo agua, con algunas que otras casas a la vista de las personas, te da la suficiente cordura de pensar ¿Por qué?
Simple, a los ciudadanos de este país, nos deben de ocurrir cosas irremediables para poder luego, aprender y evitar. Sin embargo, a otros, no, no les cabe ninguna duda, de que eso no volverá a ocurrir una vez el agua haya podido “bajar” en este caso.
Al final de todo esto, hasta es en vano escribir algo así. Alguna vez ocurrirán los bellos milagros que nos prometía en una canción El Señor Solari.
El león va a rugir, la estrella va a brillar y de fondo otra vez los colores de la bandera, se van a ver tras un radiante sol. Mi tierra no deja de ser linda, no lo dejará de ser.