Channing Tatum I

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Narra Baby

-Kelly, esto no me parece buena idea -dije por enésima vez mientras que mi amiga tiraba de mi mano para cruzar la calle-. Dije que quería ponerme cañón pero no que quería ir a un gimnasio para ser entrenada por tu primo.

Kelly siguió tirando de mí compulsivamente.

-Si quieres ponerte cañón tienes que hacer ejercicio y qué mejor lugar que un gimnasio, ¿eh? -se giró un momento para giñarme un ojo.

Suspiré al llegar a la puerta del lugar. Olía a sudor desde el exterior. Solté la mano de mi amiga y crucé los brazos sobre mi pecho.

-Me da verguenza -confesé.

-¿Por qué? -Kelly apretó los labios y frunció el ceño, mirándome con intensidad como siempre hacía cuando quería obligarme a hacer algo.

Yo señalé mi cuerpo.

-¿Has visto esto? Ahí dentro hay tíos buenos que verán mis lorzas y no quiero. Me niego a que me miren.

-Primero, no estás tan gorda -subió su dedo índice-. Segundo, a nadie le importa cómo te veas ahora sino cómo quedarás después -se le unió el corazón-, y tercero, mi primo empezó siendo rechoncho y ahora está super bueno, estoy segura de que te caerá bien -añadió el anular a la par que movía los hombros de lado a lado, sonriéndome, pícara.

Puse los ojos en blanco y cambié el peso de una pierna a otra.

-No sé... yo cr-

-Disculpa.

Un chico musculado me empujó a un lado para entrar al gimnasio. Fue todo lo que necesité.

-Me voy -solté con rotundidad antes de que Kelly me agarrase del brazo.

-Por favor -gimoteó, arrastrando la "o"-. Hagamos esto, entras, conoces a mi primo y si no te cae bien o no te convence nos vamos.

Suspiré y la observé. Sus enormes ojos verdes me miraban esperanzados y yo no podía negarme a eso.

 Sus enormes ojos verdes me miraban esperanzados y yo no podía negarme a eso

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-Y no volverás a sacar el tema -le hice prometer.

-Vale, vale, no lo haré de nuevo -asintió enérgicamente para luego llevarme de vuelta a la puerta, la cual abrimos esa vez.

Una ola de calor abrasó mis mejillas y enseguida me hizo empezar a sudar. Una canción muy motivadora sonaba por los altavoces del local pero no ocultaba los sonidos metálicos de las máquinas y las pesas. El fuerte olor a hormonas quemadas invadía todo el lugar. Arrugué la nariz.

-Más vale que te acostumbres -me aconsejó Kelly antes de echar a andar por el pasillo, ganándose las miradas de un montón de hombres.

Todas ellas directas a su retaguardia, por supuesto.
Seguí a mi amiga sin ver a nadie hasta que ella se paró frente a un chico que estaba saltando a la comba.

One shots 《Actores》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora