[Capítulo 4]

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Luka.

—Leah puedes por favor abrir la puerta—mi hermana me dejó afuera de mi habitación toda la noche y aquí estoy suplicándole mientras tengo en mis manos mis zapatos, corbata y saco—.Necesito tomar una ducha.

—Eres tan molesto—casi caigo al suelo por la gran fuerza con la que abrió la puerta mi hermana que está con su pijama—.Es un sábado ¿sabes lo que significa?.

—Significa que tu hermano necesita un baño—le sonrío tratando de calmar la situación entre nosotros.

—No significa nada de lo que acabas de decir—niega colocando una mano en su cabeza—.Es sábado, necesito dormir hasta tarde.

—Señorita ¿sabe la hora que es?—le cuestiono mientras ella se encoje de hombros restándole importancia.

—No sé y no me interesa—bosteza mientras regresa a la cama—.Por cierto le dije ayer a la chica de la limpieza que lavara tus sábanas, por si te sentías orgulloso que estaba durmiendo en donde tuviste sexo con esa rubia oxigenada.

—Leah ¿por qué eres así?—niego buscando algo de ropa mientras escucho su risa tan sarcástica.

—¿Yo soy así?—sus ojos cielo reflejan un brillo de diversión—¿quién fue el idiota que insinuó que Saskia me haría daño?.

Recuerdo lo de anoche donde encontré a mi hermana con Saskia la cual estaba tan atenta observando nuestra discusión, mientras ella me explicaba lo sucedido yo le respondí diciendo que ella le podría hacer daño.

—No lo mencioné en ese sentido, que tú lo tomaras así es muy diferente—trato de alejar ese sentimiento de culpa de mi mente mientras mi hermana resiste las ganas de reír.

—Luka sabes muy bien lo que mencionaste, ninguna de nosotras somos idiotas—piensa un momento cuando suspira con una leve sonrisa—.Sólo tú eres idiota pero nadie te quitará el puesto.

—¿Cuando se te acabara la rabia?—dejo mi ropa mientras me siento cerca de ella pero Leah al ver mis movimientos se cruza de brazos—.Leah no seas así.

—Luka eres mi hermano y sé perfectamente lo que haces no soy estúpida—me observa seria para luego soltar un largo suspiro—.Sabía que tendrías miles de conquistas pero nunca pensé que las invitabas a tu apartamento.

La observo detenidamente sabiendo de antemano que ella está dolida por mi actitud, ella es una mujer que pocas veces llora frente a las personas pero ahora la observo derramar unas lágrimas pero las retira bruscamente de su rostro y me siento la persona más mierda en estos momentos por verla en ese estado.

—Lo lamento tanto Leah—me acerco más a ella tomándola de los brazos para darle un abrazo mientras ella suelta miles de insultos hacia mí para luego rendirse—.No quería dañar a mi pequeña hermana.

—Aléjate Luka, estoy cansada de tu actitud y sabes muy bien como he tratado de hacerte entender que ellas sólo están por tu dinero pero nunca me haces caso—un fuerte golpe en mis costillas me hace abrazarla más fuerte ya que no podré retenerla más.

—No volverá a ocurrir—maldigo la hora en que mis padres la inscribieron en karate—.Ellas no volverán a entrar aquí te lo prometo.

—Mentiras salen de tus labios—otro golpe es depositado en mi pecho—.Tus mentiras son tan descaradas que llegaron a casi causar un problema familiar con los McQuaid.

—Lo lamento Leah—la escucho seguir llorando hasta empapar mi camisa—¿qué puedo hacer para que me perdones?.

—Sólo quiero que hagas las cosas bien Luka, quiero que seas mejor ejemplo de hermano—se aleja un poco de mí para poderla observar mejor y lo único que le da color a su rostro es su nariz que está rojiza al igual que sus mejillas—.Sabes que te amo demasiado pero no hagas que te odie.

Los Ejecutivos No Se EnamoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora