Una Weasley embarazada.

Momentos.

Ya han pasado 6 semanas desde que todos se enteraron, y todavía hay personas que la miran raro por su abultado estomago que cada vez crece más. Rose estaba acostada, apoyando su cabeza en las piernas de Scorpius, cuando sintió mariposas, un revoloteo en el estómago, que asoció a las náuseas. Hasta que lo sintió, muy suave sintió un movimiento que se repitió al colocar su mano en su estómago, emocionada miró a Scorpius y le dijo muy calmadamente.

-¡El bebé está pateando! ¡Se está moviendo! -le grito con una enorme sonrisa.

-No puede ser, ¿Puedo sentirlo?-preguntó Scorpius.

-Claro que puedes bobo, eres su padre.- le dijo Rose riéndose y colocando la mano en su vientre, haciendo que el bebé diera una patada incluso más fuerte.

-Que hermoso y que fuerte patea-dijo emocionado Scorpius.

-Lo más hermoso- afirmó Rose, dándole un gran beso a Scorpius.

Un mes después de ese maravilloso momento, Rose seguía emocionándose cada vez que sentía a su bebé, que eran varias veces al día. Pero ese día ocurriría algo igual de emocionante, y ya no eran los exámenes lo que la emocionaba, llegó el momento de saber si su bebé era hombre o mujer.

Estaba esperando a Scorpius en la oficina de McGonagall cuando apareció la directora.

-Llego el día ¿No?

-Así es- dijo Rose justo cuando entro Scorpius.

-¿Lista? -pregunto este.

-Claro que si, Scorpius.

-Que les vaya bien, y que ese bebé, sea lo que sea, este sano.- les deseo Minerva.

-Gracias directora.- y a través de la red flu se aparecieron en el mundo muggle, pues tenían agendada una ecografía muggle.

Al llegar al lugar, pasaron a recepción, donde los atendió un agradable enfermo y esperaron su turno.

-Rose Weasley-anunciaron por el alto parlante, y ambos se pusieron de pie para entrar a la consulta.

El ginecólogo los hizo pasar y dejó que Rose se acomodora en la camilla.

-Bien, subase la polera-le pidió el ginecólogo y ella lo hizo, dando paso para que le pusieran ese frío gel en su estómago.

-Y ahora...- en la pantalla se veía su bebé, se le veían las piernas y los brazos- por lo que veo su bebé viene sanito, y esta creciendo como corresponde, ahora escucharemos sus latidos- y ese dulce sonido, de los latidos del corazón de su bebé, inundó la sala y el corazón de Rose, quién, junto a Scorpius, estaba intentando no llorar de emoción - ¿Quieren saber qué va a ser?

-Si, por favor- pidió Scorpius. El ginecólogo movió un poco hacia abajo el aparato y se detuvo ahí.

-Van a tener una sana niña ¡Felicidades!- les dijo.

Rose y Scorpius se miraron con los ojos llenos de lágrimas, le dieron las gracias al ginecólogo y salieron. Scorpius abrazó a Rose y le dijo:

-¡Una niña! tendremos una niña Rose-completamente emocionado.

-Lo sé amor-y Rose le dio un beso- debemos volver al castillo Scor.

-No, no, primero busquemos a nuestros padres para darle la noticia.

-Esta bien.- y se fueron caminando tomados de la mano.

Cuando lograron reunir a los 4 abuelos los hicieron sentarse y les mostraron la ecografía.

-Bien Rose, qué pasa, nos tienen en ascuas- dijo Hermione.

-Lo que sucede es que será... será una niña mamá- y Hermione y Astoria la abrazaron fuertemente.

-Oh que emoción- dijo Astoria, secándose una lágrima- una niña a quien mimar.

-Felicidades hijo- le dijo Draco a Scorpius.

-Gracias padre.

- Papá ¿Tú no dirás nada?-le pregunto Rose a Ron

-Estoy muy feliz por ti hija- le dijo mientras la abrazaba.

-Ahora deben volver al castillo.- dijo Hermione.

- Sí, ya nos vamos, cuidense, nos veremos pronto.-les dijo Rose.

-Adiós- y Scorpius tomo la mano Rose para desaparecer por la chimenea.

Dos semanas después ya todos sabían que el bebé de Rose sería niña. Y la mayoría del alumnado de Hogwarts se preocupaba de que ella estuviera bien, le cargaban el bolso, le daban comida, pero lo más emocionante para Rose fue cuando recibió por lechuza un pequeño regalo de parte de la directora McGonagall que al abrirlo se dio cuenta que era un par de pequeños zapatos rosados. Miró a la directora y le dedicó una gran sonrisa y se fue a sus clases pensando que, después de todo, esperar a su bebé no era malo, de hecho se sentía muy feliz con estos maravillosos momentos.