Capítulo 1: La creación.

55 3 0
                                    


Al comienzo de los tiempos solamente existía la fuente de energía divina. La vida ni siquiera había surgido. La energía divina, el Padre sintió la necesidad de expresarse y manifestarse. La observación dio lugar al desdoblamiento del mismo. Comenzaron a surgir pequeñas chispas de luz expandiéndose hacia el exterior. No cesó de manar energía pura y divina. De ello surgieron los ángeles, criaturas místicas llena de belleza y espiritualidad. No obstante, la creación más importante, el hombre, nació mediante el amor universal del Padre. Como hijos y herederos de la divinidad poseen la esencia del Padre. Tanto los ángeles como los hijos poseen una conexión estrecha y profunda con su creador. Las criaturas gozaban de la compañía y amor del Padre. Todo era felicidad, risa y diversión. Convivían en el paraíso del cielo.

El hombre, no poseía cuerpo material sino alma. Los hijos y el Padre se comunicaban a través del lenguaje del alma. A pesar de toda la plenitud y dicha sentían la necesidad de comprender al creador. Ansiaban hallar los motivos de su origen y la comprensión de ello. Para poder lograrlo debían separarse del Padre, aunque resultase doloroso. Tomaron la decisión de seguir los dictados del alma y partieron en busca de respuestas. Asimismo, no todas las criaturas deseaban marcharse, solamente los ángeles permanecieron con el Padre. Antes de la dura y triste partida los hijos fragmentaron el alma en numerosos pedazos, unos permanecieron unidos al Padre mientras que otros se encaminaron hacia nuevas oportunidades. El desdoblamiento del alma permitió la continuación de la conexión con el creador mientras recorrían sus caminos. El alma, la esencia divina carece de los conceptos de tiempo y espacio, motivo por el cual puede expresarse en dos realidades distintas. Por otro lado, dichos fragmentos conservan la esencia total del alma y ambas evolucionarán, pero no como dos identidades distintas sino como una sola y por ello se aportarán mutuamente las experiencias. Cada alma presenta vibraciones y energías distintas y especiales, adaptadas a cada individuo. Ello permite el reconocimiento y el entendimiento de los estados sin necesidad de comunicación. Poseen una conexión fuerte y especial debido a su relación de hermanos y se profesan un amor profundo. Las almas siempre parten en grupos para facilitar el viaje y sentir el cariño y el amor de sus prójimos. Son almas sociales unidas por la esencia divina.

Pese a lo arduo o difícil que resultase el camino continuaban adelante con la motivación del amor del Padre y hermanos. Por otro lado, comenzaron a expandirse hacia el exterior del cielo para descubrir su verdadero ser y alcanzar la comprensión de la vida. Los hermanos se dividieron en grupos pequeños, cada uno se dirigió a un camino específico. Al principio de los tiempos solamente existía el bien, expresión del Padre. La búsqueda de sus amados hijos dio lugar a la creación del universo, las galaxias, los planetas, etc. Por medio de la creación las almas podían llegar al conocimiento de la vida y su propia esencia divina. La dicha del Padre era mayor conforme los hijos avanzaban su viaje hacia el autodescubrimiento. Al formarse los distintos universos apareció el concepto de realidad. Por ello, cada universo estaría atado a una determinada realidad y funcionaría según unas reglas y normas específicas. Los distintos grupos de almas se establecieron en los respectivos universos. A pesar de la distancia, la conexión seguía constante. Posteriormente llegaron al entendimiento de que cada creación reflejaría la naturaleza divina de su esencia, por tanto, también la del Padre. El simple hecho de originar vida abría sus almas hacia el amor universal llegando a la conclusión de que el Padre sentiría los mismo al verles. Más adelante, se creó la dualidad (conceptos del bien y del mal), el tiempo y el espacio. Dichos conceptos se manifestaron principalmente en la tierra, planeta protegida por el espíritu de Gaia. Dicho planeta era rico en recursos y energía. Permitía tanto la conexión con la madre tierra como al Padre siendo idóneo para experimentar la vida espiritual y terrenal.

Las almas se centraron en la formación de dicho planeta. La madre naturaleza, es la esencia y forma de expresión del Padre. Por tanto, no es una creación de los hijos sino un regalo y bendición. Mediante ella, los hijos podrían sentirse más próximos al Padre. Dichas almas dieron vida a la naturaleza y a los seres vivos. Una vez finalizada la tarea comenzaron a observarla. Todos ellos se maravillaron con la vida y la energía de dicho lugar. Tomaron la iniciativa de explorarla a través de las sensaciones. Por consiguiente, se fusionaron con sus propias creaciones. Recibieron tales sentimientos y sensaciones que no cesaron de experimentar. La observación al contario que la experimentación no les permitía alcanzar la esencia en profundidad. Conforme adquirían mayores conocimientos mayor complejidad mostraban las creaciones, impregnándose más y más con la esencia de los creadores para convertirse en fieles reflejos de los mismos. La vida empezó a fluir naturalmente siguiendo los principios establecidos en la tierra. Todo sucedía en el momento y lugar oportuno, nada era ocasionado por casualidad. La vida en sí posee sus propios motivos y fines. Surgieron las plantas y los animales. A pesar de que mostraban parte de la divinidad de las almas poseían sus propias energías y esencias, es decir, que presentan sus propias almas. Ello también se podía observar en las plantas. Todos los seres vivos reflejaban vibraciones específicas y distintas entre sí. Los árboles y las plantas expresan una fuerte unión con la Madre tierra al igual que los animales.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 14, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Entre cielo y tierra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora