THE CONSTELLATION IN YOUR BODY (Counting the stars #1)

Capitulo 16. Tristán.

Capitulo 16.

Tristán.

Pudo haberse sentido mal, pudo haber parecido un golpe bajo. Pero por fin gritarle todo a Gabriela estuvo genial, aunque después vino la culpa.

El siguiente día tenia planeado salir con Karah hacia la fiesta que organizaba su secundaria. Estaba muy emocionado porque iba a ser mi primera fiesta a la que iba con mi novia y no como segunda opción de alguien.

Conseguí todo lo necesario y desempolve mi saco de solapas estrechas, opte por una camisa celeste y una corbata verde, todo combinado con jeans.

Últimamente se me estaba dando el asunto de peinarme, y utilice el gel que estaba escondido en una de las esquinas en el mueble del baño. Cuando estuve listo me dirigí a recoger a Karah. Me fui caminando, pues nunca había creído necesario obtener mi licencia de conducir y a Karah no le gustaban las bicicletas.

La casa de Karah estaba a unas cuantas cuadras de la mía y llegue en pocos minutos. Su faceta sudorosa y llena de pelo canino se había quedado en el primer encuentro. En nuestras citas se transformaba y sacaba todo lo mejor de si. Esa noche llevaba puesto un vestido sin mangas de lunares azules por arriba de la rodilla; lucia linda.

Se acerco a mí y me beso. Quise darle un cumplido, me había informado y sabía que los cumplidos eran la mejor forma de enamorar. Pero, aun seguí siendo principiante y nada salió de mi boca, en cambio, Karah dijo:

— Luces guapísimo.

— Gracias… igual tu. — Creí haberlo logrado. Continúe —: ¿Hoy no llevaras a los cachorros?

Ella no rio.

— Esos demonios. — Me dijo —. No podrías creer la cantidad de cuidados que necesitan y la cantidad de traseros que han mordido cuando los saco a pasear.

— Entonces tuve suerte. — Respondí.

Me vio y dejo que examinara su rostro. Era todo lo opuesto que Gabriela, al igual que Trebor y yo, con la diferencia que ambas eran hermosas a su manera. Ella dijo:

— Yo tuve suerte de encontrarte ese día. — No respondí. Así como no era bueno dando cumplidos, tampoco lo era recibiéndolos.

Intente darle una sonrisa.

— ¿Nos vamos a la fiesta?

Asintió.

El ambiente del lugar era similar al de la fiesta de Marcia hace semanas, con la excepción que no era en una lujosa construcción.

Karah y yo bailamos casi toda la noche, ambos nos abstuvimos a beber. Fue una buena experiencia, para mi primera fiesta no estuvo nada mal. Reímos y nos besamos muchas veces. Comimos bocadillos deliciosos y conocí a algunas de las amigas de Karah, ninguna era tan hermosa como ella. Conseguí, por esas pocas horas, olvidar a Gabriela. Aunque, recurrentemente, la comparaba con el resto de muchachas.

Me sentía muy feliz por estar tocando la vida por primera vez, pero, cambiaria ese sentimiento (y cualquier otra cosa) por no haber visto jamás lo que ocurría frente a casa cuando regrese.

***

Pase a dejar a Karah y nos besamos y platicamos algún tiempo en el pórtico de su casa, estando pie porque no tenia sillones de mimbre como en el pórtico de Gabriela. Me pude despedir de ella con un beso, uno largo y prolongado. Fue muy bueno.

Comencé a caminar de regreso a casa, cuando iba en la esquina alcance a ver las luces de una ambulancia que brillaban, alternándose, como focos de navidad. Corrí, casi tan deprisa como cuando intentaba alcanzar a Gabriela montada en mi bicicleta en la noche de contar estrellas. Pedía con todas mis fuerzas que mi madre estuviera bien, pedía que todo estuviese bien en realidad. Que fuese solo una falsa alarma. A medida que me iba acercando, divise a mi madre frente a mi casa observándolo todo, me tranquilice un poco. Me fui hacia ella y mi madre me abrazo demasiado fuerte, la clase de abrazo que te anuncia que nada esta bien.