IV

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Sheilak Pov:
Al fin había amanecido y gracias a Apkua pude descansar, no había soñado otra vez con aquel Jedi.
Me levante y me puse el uniforme Jedi. También me puse la capa de Qui-Gon. A pesar de que en un principio me quedaba enorme, pude remendarla para mi talla. En mi cuello el collar de él no se separó desde que comencé mi entrenamiento Jedi.
Salí en busca de Apkua que me estaba esperando fuera.
-Buenos días joven maestra, es hora de que conozcas al maestro Yoda. Ven sígueme.
Me llevo hasta un bosque donde había un pequeño claro. Donde solo había una roca plana.
-Siéntate en la roca, el maestro Yoda no tardará en venir. Debo de irme.
Me quede sentada esperando y no pasaba nada. Cuando creo que había perdido toda esperanza, noto como en la fuerza aparece algo distinto. Me giro y veo a un pequeño ser de color verde con las ropas de un Jedi.
-Deber ser tu la pequeña maestra -dijo él.
-Si soy yo, me llamo Sheilak Anthane -le dije mientras me levantaba.
-Yo ser el maestro Yoda.
-Pero si eres un espíritu -le dije mirándote extrañada.
-Unido con la fuerza estoy, por eso tu entrenar debes. Entrar en comunión con Qui-Gon lograr tienes.
-El me dijo que solo pudo conseguir que su voz se uniera a la fuerza, no pudo lograr ser uno con la fuerza.
-Cierto es mi joven maestra, por eso tu aquí estás. Yo te enseñaré como uno ser con la fuerza.
-De acuerdo maestro Yoda.
Recuerdo que el entrenamiento con Yoda no fue nada fácil. Ser uno con la fuerza era más difícil de lo que pensaba y jamás creía que lo lograría.

5 años después
Gracias a Yoda había terminado mi entrenamiento en poco tiempo. Después estuve ayudando a varias personas que habían sido atacadas por la Primera Orden.
Siempre regresaba a Dagobah para estar segura. Aun querían que desaparecieran todos los maestros Jedi y que no surgieran una nueva generación de Jedi.
Cuando creía que todo estaba empezando a mejorar, tuve de nuevo aquella terrible pesadilla, pero esta vez se sumó a los gritos de mis compañeros cayendo a manos de Ben.
Era todo como el día en el que había huido, los gritos de ellos se me hacían insoportables. Estaba corriendo cuando llego a un bosque nevado y es alguien parecido a Darth Vader quien atacaba al Jedi. Cuando quería salvarle, apareció él y le atravesó con la espada.
Me desperté muy alterada y la respiración entre cortada.
-Tengo que ir ayudarle como sea...cada vez es peor -dije hablando sola.
-Ayudar tienes que ir, pero antes ultima pruebas pasar debes joven maestra -me dijo Yoda.
-Tenemos que hacerla cuanto antes, siento que ese Jedi está en peligro -le dije a Yoda.
-Seguirme tienes Sheilak.
Me vestí enseguida, cogí mi sable láser y me puse la capa.
Yoda me llevo hacia una cueva escondida en el bosque, antes no la había visto.
-La cueva del mal es, en ella están los peores temores    tuyos, Dentro debes de ir y conseguir cruzarla y afrontarlos. Esperarte aquí debo yo -dijo Yoda.
-De acuerdo maestro -le dije
Fui adentrándome en la cueva, parecía que no estaba pasando nada, pero de repente apareció la figura de mi padre.
-No puede ser...tú estás muerto...no deberías de estar aquí -le dije a mi padre.
-Sigues siendo igual de inútil que tu madre y tus hermanos...no sirves para nada ni para salvará a tus compañeros muertos -dijo mi padre.
-No...no es así...yo...yo -no podía hablar el miedo me paralizaba.
-Lo eres y jamás podrás salvar a ese Jedi.
No había caído antes, pero mi padre no sabía nada de la existencia de mis compañeros que había muerto...ni del Jedi. Solo se lo conté a Apkua y Joda.
-Tu no eres real, eres una ilusión. Tu ya no existes, no puedes hacerme daño de nuevo -dije mirando a mi padre. Encendí mi sable de luz blanca y le atravesé desvaneciéndose en el aire.
Empecé andar de nuevo con mi sable encendido para ayudarme a ver en la oscuridad. Camine unos metros más hasta que se apareció de la nada Ben...
-¿Ben, qué haces aquí? -pregunte pero no me respondió.
Había un grupo de gente que estaba matando uno a otro...era igual que el día que mató a todo el mundo.
Fui corriendo hacia a él y lo atravesé con mi sable. Desapareció igual que mi padre.
-¿No me lo estás poniendo fáci, eh? -pregunte en voz alta.

No se cuanto tiempo estuve andando, pero la nieve era visible y caían copos del cielo. Caminaba hasta ver un claro y en el...la escena de mi pesadilla.
Pero esta vez eran más Sith los que había al rededor del Jedi. Soldados de asalto empezaron a disparar.
Él parecía esquivarlos y atacarlos fácilmente, pero cuando todos los Sith se pusieron de acuerdo, en poco quedó inmóvil y malherido en el suelo.
Uno de ellos iba a golpearle en la cabeza y antes de que pasara, salte hacia a ellos y con la fuerza conseguí espantar a todo el mundo. Cuando los Sith empezaron atacar de nuevo, los miré y de mis manos salieron rayos que los dejaron inmóviles en el suelo.
Fui ayudar al Jedi, pero un soldado fue más rápido y lo mató, por la espalda.Lo mire y en menos de un parpadeo ya lo había atravesado dejándolo en el sitio.
La escena se había desvanecido como el humo, empecé a caminar de nuevo y cuando menos me lo esperaba llegue a la salida de la cueva. Yoda m estaba esperando.
-Tu sufrimiento en mi siento, ahora sé preparada estas -me dijo Yoda.
-Es terrible lo que ocurre en esta cueva...hacia tiempo de que no lo pasaba tan mal...desde que dejé a mis compañeros -dije entre lágrimas.
-Pasado es dolor es. Compañeros míos cayeron bajo la Orden Oscura. Tu dolor comprendo maestra Sheilak, pero ese dolor hacerte más fuerte tienes.
Las palabras de Yoda se me marcaron en el corazón. Usaré el dolor que me causo Ben para hacerme más fuerte y conseguiré que los Jedi llevemos el equilibrio a la galaxia.
Fui de nuevo a lo que había sido mi casa durante 5 años.
Antes de salir la voz de Qui-Gon empezó hablar.
-Sheilak tienes que tener mucho cuidado, va a ser un viaje muy peligroso.
-Lo se , pero debo de hacerlo y que las muertes causadas por ellos no sean en vano. Tengo que recompensar el daño que hice al irme.
-No hiciste ningún daño, gracias a que Luke te ayudará a escapar, puedes ayudar al resto de los Jedi para recuperar el equilibrio de la fuerza.
-Eso are, quiero recuperar el equilibrio y que vuelva a surgir una nueva República.
-Que la fuerza te acompañe joven maestra.

Cogí todas mi pertenencias y me fui a mi nave.
Apkua se despidió de mi, había sido una gran amiga y no sabría cuando tendría que volver a Dagobah.
Arranque mi nave y puse rumbo al planeta helado Hoth. Tenía la esperanza de encontrar al Jedi que tanto tiempo llevaba teniendo pesadillas por querer salvarles y no poder ayudarles.
Sería un viaje muy largo pero valdría la pena, ya si lograra convencerlo podríamos reunir a los próximos Jedi y derrotar a la Primera Orden y restaurar una nueva República, pero sería una misión muy difícil.

Los últimos maestros JediDonde viven las historias. Descúbrelo ahora