Sus manos temblaban y mucho. Se sentía tan perdido en esos momentos, no podía escuchar la voz de la persona que estaba atrás suyo gritándole. Miraba con las pupilas contraídas las cenizas frente a él.
—¡Oye!—Ese grito estaba tan lejano. No era capaz de reaccionar a él.
Ahogó un grito lo mejor que pudo, pero pronto le fue imposible y no pudo hacer nada más que gritar dejando salir sus lágrimas. Ni siquiera podía tomar la mano de su muchacho.
Sintió un tirón en su hombro y un trozo de su armadura se cayó. No se movió en ningún momento porque no podía hacerlo. Su cerebro solamente procesaba la noticia de que Peter estaba muerto, no estaba más. Un nudo se hizo en su estómago y nuevamente las lágrimas se formaron en sus ojos.
—P-Peter...
Su voz temblaba pese a salir como un susurro. Tan doloroso era todo para su pobre mente. Una perdida más que enfrentar. Primero sus padres, luego Steve —Quien le había abandonado por James— y ahora su bebé, Peter.
Su corazón empezó a doler. Como si fuese una taquicardia la que estuviese a punto de darle. Sus labios temblaban y en sus manos sus venas resaltaban, algunas incluso estaban temblando.
Sintió un golpe con fuerza en su rostro. Miró a la mujer que estaba frente de sí y con los ojos llorosos susurró un suave "Mátame."
Nebula lo miró con el ceño fruncido. Parecía molesta pero a él le tenía sin cuidado eso. No quería estar en un lugar donde su hijo no estaba. Su pequeño Peter no debió haber muerto antes que él, ningún hijo debe morir antes que sus padres.
—Levántate y deja de llorar por el chiquillo muerto.— Nebula se quejó. Tony apretó los dientes, ella no lo entendía. —Al menos tú estás vivo, aprécialo.
—¿Apreciarlo?— Cuestionó con un tono amargo antes de soltar una suave risa cargada de dolor. —Prefería morir en su lugar.
Nebula frunció más su ceño y rebuznó ante lo que Tony dijo.
—¿Por qué te aferras a la muerte en vez de pelear como un guerrero? Acepta que se murió y redimete para vengar su muerte.— Tony mordió su labio ante las palabras de la mujer.
—Tú no entiendes...— Susurró nuevamente mirándola desde abajo y su expresión se descompuso de nuevo antes de soltar un terrible llanto.
Nebula lo miró expectante. Si ella no comprendía esas emociones quería que él se las hiciera entender.
—Él era mi hijo.—Por fin soltó Tony con una expresión devastada.
Sin embargo a Nebula parecía no dolerle eso. Su padre no fue el mejor modelo a seguir y ella no entendía esos vínculos fuera del odio.
—Ningún padre quiere que sus hijos mueran antes que uno. Peter era lo único que me daba la fuerza para seguir buscando la paz en la tierra, intentar que su otro padre y su bola de idiotas firmaran los acuerdos... Para no caer de nuevo en la adicciones.
Su voz cada vez iba desapareciendo más rápido. Ella no comprendía del todo el amor que Tony le tenía a Peter, pero por sus expresiones, veía que era un vínculo fuerte, como el que su hermana había sentido por Quill, tal vez más.
Su expresión se relajó y tras un chasquido de lengua tomó del brazo a Tony e intentó levantarlo. Necesitaban subir a la nave y tratar de repararla para irse, al menos debían encontrar una cápsula de escape.
Sin embargo Tony se rehusaba. Tomaba con los guantes del traje la tierra, aferrándose con fuerza al lugar. No pensaba irse sin llevarse las cenizas de Peter con él, no podría irse sin él.
—¡Debemos irnos!— Exclamó Nebula enojada. Reforzó su agarre sobre la armadura del humano y lo aventó con fuerza hacia la nave en la que seguramente él, el chiquillo y el mago habían llegado.
Tony tosió un poco de sangre debido a las heridas internas que aún poseía. Intentó levantarse para llegar hasta los restos de Peter pero Nebula se lo impidió. Cerró la puerta de la nave y se apresuró a llegar al panel de control.
Necesitaba la ayuda de Tony para arreglar los circuitos que liberaban las cápsulas de escape pero debido a su debilidad física y emocional debía encargarse ella misma. El moreno se levantó como pudo y cojeó hasta la ventanilla de la nave. Colocó su mano sobre el cristal y suspiró bajando la cabeza y dejando que nuevas lágrimas resbalaran por su rostro.
—¡Listo! ¡Muévete, humano!— Exclamó Nebula mirando a Tony con el ceño fruncido.
Sin embargo el moreno no hizo nada por moverse y eso causó que la mujer caminase hacia él y lo aventara nuevamente hacia la cápsula de escape. Nuevamente Tony se aporreó con fuerza incapaz de levantarse. Ya no tenía fuerzas.
No le quedaba ni un poco. Ni para llorar, ni para levantarse, mucho menos para seguir. Sólo quería morir para estar junto a su hijo a quien extrañaba demasiado.
Aún lo escuchaba, una y otra vez.
«No me quiero ir. No me quiero ir.» Repitiéndose en su mente una y otra vez como si fueran dagas apuñalándolo.Era su culpa. Si lo hubiese dejado en casa, si tan sólo hubiese vigilado que llegara a salvo él podría seguir a su lado, vivo. Ya no le importaba si se perdían en el espacio, no quería seguir consciente de que estaba vivo... Vivo sin él.
No supo si era de día, tarde o media noche. En el espacio todo se ve absolutamente igual... frío y sin vida. Se levantó del suelo de la cápsula y miró por la ventana con total desinterés. El vacío obscuro, ligeramente iluminado por las estrellas le era inútil en esos momentos. Y sólo podía imaginar la voz de Peter si estuviera a su lado.
"¡Mira! ¿A caso no es increíble? ¡Es como estar en la guerra de las galaxias!" Y el respondería amargamente exasperado como siempre aunque en el fondo amara cada tontería que su hijo decía, y confiaba en que Peter lo sabría.
Achicó su vista debido al dolor y dejó que sus ojos nuevamente se llenaran de lágrimas. Desvió la vista un poco hasta que unas luces demasiado fuertes llamaron su atención.
Y no sabía si estaba alucinando por el dolor de la reciente perdida o si aquello que sus lagrimosos ojos veían era real. La figura de Peter como un millar de estrellas se movía delicadamente por un centenar de estrellas de las cuales se colgaba con una telaraña hecha de polvo cósmico.
Colocó su mano en el cristal y la recargó con dolor, apretando un poco logrando hacer un puño flojo. La figura de estrellas danzantes movió su mano de un lado a otro y Tony sintió que su corazón volvía a destrozarse.
No quería decirle adiós. Quería que estuviera a su lado para poder quererlo y protegerlo.
—N-No. Por favor Pete. No te vayas.— Tony gimió adolorido debido a la presión que sentía en el pecho. Su corazón dolía demasiado.
Poco a poco las estrellas comenzaron a dispersarse causando que la imagen de Peter se perdiera nuevamente. Tony miró destrozado a las estrellas y tras ver una estrella fugaz cerró los ojos y se dispuso a susurrar un deseo.
"Si tuvieras la oportunidad de pedir algo, ¿Qué pedirías?"
—Devuelvan a mi Peter.
Cruel pero cierto. Imposible y doloroso. Irreal, es todo lo que aquello era para Tony. La pérdida de su hijo creaba en él un dolor con el que pronto podría dejar cargar.
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Devuelvanme a Peter ||SuperFamily
Fanfiction¡ALERTA DE SPOILER! Si pudiera pedir un solo deseo después de aquel trágico final sería que le devuelvan a su hijo. «Devuelvanme a mi hijo... por favor, devuelvanme a mi Peter.»