22. 🔞

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Al no haber empacado trajes de baño, optamos por irnos en ropa interior y colocarnos las batas de nuevo. Sin embargo, nadie iba a estar ahí, ¿por qué usaríamos algo debajo?
-¿Qué pasa si hay alguien para recibirnos ahí?- dijo Victoria atando la bata color vino de nuevo alrededor de su esbelta figura.
-Pero la chica de la recepción dijo que estaríamos solos.
-Pero...
-¿Qué te parece si apostamos? Puede ser divertido.
-Pero ponte unos bóxers primero.
-Está bien ya voy- dije tomando unos bóxers limpios de la maleta,- si no hay nadie más que nosotros, tendrás que hacer todo el trabajo, me refiero al sexo; y si alguien más está en la habitación para recibirnos, besaré cada centímetro de tu cuerpo, poniendo mayor atención aquí- dije colocándome enfrente de ella y deslizando mi mano por debajo de la bata hasta tocar sus bragas de encaje, con un dedo las hice a un lado y enterré dos dedos completos ahí.
Ella cerró sus ojos y suspiró por acto reflejo. Su rostro se enrojeció en un par de segundos.
-¿Te gusta?
-Seb detente- dijo poniendo su mano sobre la mía.
-¿De verdad eso quieres?
-Claro que no, pero tenemos que bajar.
-No es una obligación, pero primero tenemos que decidir sobre la apuesta.
-Esa no parece una gran apuesta.
-Tienes razón, siempre que sea sexo saldremos ganando ambos, pero no se me ocurre nada más.
Ella se detuvo unos segundos a pensar.
-Si hay alguien en la habitación para recibirnos me dejarás probarte, nunca me has dejado hacerlo.
-¿Nunca?
-Nunca. Siempre estás demasiado excitado como para esperar.
-Creo que no me gusta mucho el juego previo- dije tocando mi cabello tratando de ocupar mis manos en algo.
-No es tan malo de vez en cuando. Vamos, date prisa- dijo tomando mi mano para salir de la habitación.
-Y yo soy el que nunca quiere esperar- dije siguiendo a esa hermosa criatura que tenía la llave de mi corazón.

Llegamos a otra pequeña recepción, donde un hombre nos dijo el número del jacuzzi que nos tocaba, tomé la llave y dimos las gracias. Antes de dirigirnos ahí, el hombre susurró las palabras que no sabía que ansiaba oír: "El cuarto es a prueba de sonido, tienen dos horas".

¿Habíamos solicitado una habitación por unas cuantas noches en un buen hotel de Constanza, o en un motel donde el coito es la actividad principal? Parecía como si cada actividad estuviera diseñada para parejas en luna de miel o que simplemente buscaban un escape. Tomé la mano de Victoria y caminamos más rápido de lo necesario hacia la puerta número 2, que era la que nos habían asignado.
-Tenemos demasiada suerte o este hotel es muy extraño.
-Ambos- dije cerrando la puerta y colocando el seguro.
-Entonces, ¿yo gané?- dijo Victoria mostrando una expresión tan inocente que me hacía querer corromperla.
-Así es, pero yo también quiero probarte.
-Pero yo gané, así que quítate esa ropa y siéntate en la orilla del jacuzzi- ordenó dejando caer la bata y mostrandome su lencería color negro.
-Lo que usted diga mi señora.
Se dio la vuelta y se quitó el sostén primero, seguido de sus bragas. Empezó a tocarse lentamente y me miró a los ojos, verla así de traviesa me volvía loco.
-Dios, un día vas a matarme.
-¿Eso crees?
-Con todo mi ser.
-Tal vez, solo haga que te vengas en seco.
Mis mejillas se ruborizaron y sentí la urgencia de cubrir mi rostro cual adolescente.
-Eres adorable, pero te necesito en la orilla del jacuzzi ahora.
Asentí, lanzando los bóxers al otro lado de la habitación y acariciando mi miembro lentamente mientras caminaba.
-No lo toques.
-Está bien- dije levantando las manos en señal de rendición.
Me senté a la orilla del jacuzzi y la vi caminar dentro del agua hacia mí, como sirena emergió de ella y tocó mis muslos, le dio un pequeño beso a mi miembro antes de apoyarse con sus manos en el borde y levantar su cuerpo a mi altura. Besó mis labios e insertó su lengua de repente. Este lado de ella nunca lo había visto. Definitivamente había una posibilidad de venirme en seco.

Cuando sentí sus brazos temblar, la tomé de su cintura y me recosté en el piso con ella sobre mí, después coloqué una mano sobre su nuca para profundizar aún más el beso. Estábamos desnudos por lo que podía sentir mi miembro endureciéndose con la fricción de nuestros cuerpos y buscando la forma de entrar en ella. Por inercia bajé una mano a su trasero para empujarla un poco hacia arriba, de esa forma mi miembro estaría más cerca del lugar en el que más ansiaba estar. Justo cuando sentí la entrada a aquel lugar caliente y húmedo, Victoria se levantó.
-No estás respetando la apuesta- dijo jadeando, sus mejillas rosadas y agua resbalando por todo su cuerpo.
-A decir verdad, nunca cerramos la apuesta.
-Eso no es justo.
-Solo estoy jugando, lo siento- dije sentándome de nuevo a la orilla. Ella entró de nuevo al agua y se posicionó de la misma manera que antes entre mis piernas.
-Te voy a hacer pagar por querer salirte con la tuya.
-Pero cari...oh...
Victoria envolvió mi miembro en su boca y empezó a bombear su cabeza. Instintivamente coloqué mi mano sobre su cabeza, sintiendo cómo lamía mi virilidad y lo hacía completamente suyo. Su mano empezó a jugar ligeramente con mis testículos y yo era un gemido viviente. De verdad no entendía por qué nunca había dejado que hiciera esto. Me sentía en el paraíso, y en ese momento lo único que quería era terminar en su boca, algo que hasta ese momento no sabía que necesitaba.

Viena (Sebastian Stan - español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora