4.

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Las últimas palabras que le había dirigido Alfred no paraban de repetirse en su cabeza. ¿Qué había querido decir con eso? Desconectó todo el rato que la estuvieron maquillando y peinando para la Pre-Party de esa noche. Intentaba buscarle algún significado a cada palabra... ¿llama era amor? ¿quemarse era arriesgar? ¿o quemarse era salir herido? Por un momento la chica hubiera dado todo lo que estaba a su alcance para poder meterse en esa rebuscada y misteriosa mente para poder saber lo que verdaderamente le había querido decir.

-Amaia... ¿hola? -la voz de su hermana la hizo aterrizar de golpe en la habitación. Miró a su alrededor y vio que la maquilladora y el peluquero ya estaban recogiendo sus artilugios porque ya habían terminado de arreglarla.

Se miró en el espejo: el maquillaje era suave y natural, tapando sus pequeñas imperfecciones y disimulando sus ojeras que hacía días que no conseguía quitarse de la cara, le habían resaltando los labios con un color fuerte y le habían dejado su larga melena suelta como la solía llevar ella pero un poco más peinada.

-Oh... wow... sorry, sorry -Amaia captó de seguida los gestos que le estaba haciendo Ángela refiriéndose al par de estilistas que la habían arreglado-. Good job! I love it! Thank you so much! I was... Ángela, ¿cómo se dice empanada?

Ángela soltó una risita antes de contestarla.

-No lo sé pero creo que ya te han entendido.

Amaia sonrió y les dijo adiós con la mano cuando abandonaron la habitación. Ángela ya había sacado el look de su hermana para esa noche del armario y ya estaba preparada para ayudarla a ponérselo.

-Fua, es que no sé que me ha pasado. Me he quedado como relajada y empanada a la vez... seguro que han pensado que era una borde o algo por no hablarles.

-No pasa nada Amaia, creo que se han dado cuenta de que estabas en tu mundo -su hermana le tendió los pantalones para que se los pusiera. Su vestuario para esa noche consistía en un top y pantalones negros de Lorena Panea, un estilo muy cómodo y muy de su línea-. ¿En qué estabas pensando antes?

-En nada -musitó la chica mientras se ponía el top-. He entrado en mi mundo y pensaba en...

-¿Alfred? -la cortó su hermana

-¡No! ¡Qué va! ¡Para nada! Pensaba en cuándo...

-No hace falta que me lo cuentes Amaia -la cortó de nuevo su hermana-. Sólo quiero saber que estas bien.

-Estoy bien -le contestó alargando todas las vocales de esa frase-. Por cierto, hablando de Alfred, ¿cómo hemos quedado con él?

-Chus me ha dicho que se arreglaría en su habitación y que nos veríamos a las siete en el vestíbulo para ir hacia el concierto.

-Ah, entonces ¿No volverá a pasar por aquí? ¿No volverá a la habitación? -preguntó Amaia intentando disimular un poco su curiosidad.

-No, en principio, no... ¿por qué? -le preguntó con picardía su hermana la cual se había percatado que Amaia quería saber hasta el mínimo detalle del chico-. ¿Quieres que se pase por aquí antes de irnos?

-Ah, no, no, que va -Amaia disimulaba muy mal, pero ella estaba convencida de que lo hacía bien-. Solo era mera curiosidad.

-Mera curiosidad... -repitió su hermana. Amaia la ignoró y terminó de arreglarse, se puso los zapatos, se preparó el bolso de esa noche y esperó a que su teléfono móvil terminara de cargarse.

Sin darse cuenta ya eran las siete de la tarde así que junto a Ángela pusieron rumbo hacia el vestíbulo del hotel pero antes de abandonar la habitación, Amaia corrió de nuevo al baño y se roció de esa colonia que Alfred le volvía tan loco.

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