Las Mentiras Que Callas

Capitulo 1

                                                    

El fin de un nuevo comienzo

Dos años atrás...

Me desperté con un dolor punzante en la cabeza, abrí mis ojos lentamente, la luz del espacio me cegó, costó tiempo darme cuenta que me encontraba en la habitación de un hospital, a mi lado pitaba el aparato que media los latidos de mi corazón; el sonido que irradiaba enviaba punzadas de dolor a mi cerebro en cuestión de segundos, trate de moverme aunque de inmediato sentí en mi cuerpo dolorosos cuchillos que atravesaban mi costilla derecha, por reflejo baje mi mirada, subí en forma de dobladillo mi camisa y más abajo de mi pecho en el lado derecho justo donde el dolor yacía, una gaza cubría la herida. A mi mente venían vagos recuerdos. Mucha sangre, gritos tortuosos y manchas oscuras. Segundo a segundo los puntitos negros se fueron borrando de la retina y como si me encontrara en el mar resurgi del fondo.

Sin embargo, no tardó la realidad en golpearme, me acordé del secuestro y de cómo me habían disparado.Un cúmulo de rocas se acumularon en mi pecho, aterrorizada me encontré entre estás paredes. Me quería ir. Buscaría a Owen, a mis padres, rogando que todo fuera una pesadilla. Recordé a Owen ¿también le habían disparado?, un nudo tremendo se posó en mi garganta, me puse a llorar, las lágrimas caían como cascada en mis mejillas, no me importaba el dolor de cabeza que tenía solo quería verlo, quería ver a Owen y como si gritar su nombre hiciera que viniera a mi empecé a llamarlo. Lo primero que note fue mucho blanco y azul. las paredes, los muebles, los carteles y los guantes quirúrgicos en una mesilla a mi lado junto a un carrito con una especie de bandeja tapada. olía a antiséptico no era difícil saber que estaba ingresada en un hospital. Había ropa y bolsos en los sillones plegables donde sin dudar mis padres habían estado durmiendo. ¿Y Owen? ¿Cómo se encontraba? ¿qué estaría pensando de mí? ¿aún me quería después de todo lo que vio? ¿de cómo yo había sido...? ni siquiera podía volver a pensar en eso.

Todo era demasiado abrumador. Grité sin ser capaz de parar.

Empecé a desgarrar mi ser en aquel grito, no me avergonzó el estado que seguro me encontraron, dolía, él, Owen era mi todo. Yo no podía seguir sin él. Respirar, vivir ,se me hacía imposible.

- ¡OWEN, OWEN!!!- el dolor se filtró en mi pecho, la garganta me dolía horrores, no paraba de llamarlo aunque sabía que no llegaría. Una mujer de cabello rubio enfundada en un traje de enfermera entró al cuarto apurada, me dijo que me calmara, que me hacía daño estar estresada pero no me importó, seguí llamando al chico que tanto amaba. ¿Cómo podía ella decirme que me calmara cuando mi novio posiblemente estaba muerto a causa de mi culpa?, ¿cómo podía pedirme esta mujer que estuviera tranquila?, cuando hace poco estuve secuestrada y casi muero en manos de mis supuestos padres biológicos, pensé en mis padres, en mis verdaderos padres y me pregunté por qué no estaban aquí, la enfermera que estaba midiendo mi pulso me miraba de manera triste y compasiva, su forma de verme lograba que me sintiera como una pequeña niña asustada. Lo era, siempre había sido más débil, lo odiaba, no deseaba ser de esta forma. Una chica idiota, sin ser suficiente para los demás, para Owen

me sentía ridícula así que tomando un poco de aire trate de apagar el fuego dentro de mí y por primera vez desde que desperté hable como un ser racional.

- ¿Señorita disculpe sabrá usted dónde están mis padres?- pregunté con desesperación, apenas se escuchó un hilo de voz.

- Claro joven ellos están ahora en la comisaría por lo de su secuestro, dijeron que venían dentro de una hora como mínimo - Melissa me miró de manera cuidadosa como si decir la palabra secuestro me hiciera algún daño y lo hacía pero trate de ocultarlo con una sonrisa que se sintió más como una fea mueca, supe su nombre por la pequeña placa color dorado que traía en su pecho izquierdo.