Oneshot III
Tribu del Hielo - Ciudad de Snow Blade - Salón Dorado
Ying Kong Shi, acababa de despedir a los miembros del Consejo que una vez más pedían que el retirara la orden respecto a la boda de su hermano mayor Kasuo con la Guardián del Enviado Li Lou.
Él no estaba dispuesto a hacerlo, había cometido demasiados pecados para que su hermano pudiera ser feliz con la mujer que amaba, no importándole el engaño a toda su tribu, al esconder que él no llevaba sangre real del hielo por sus venas.
Había descubierto el engaño de su madre, cuando tuvo que realizar la prueba del nucleó de hielo, el cual no pudo crecer cuando lo alimentó con su sangre, demostrándole que él no era un verdadero príncipe de hielo.
Tuvo que encubrir a su madre por los crímenes que cometió desde darle a Hou Yi la información para poder asesinar a sus hermanos mayores hasta la muerte de los pequeños niños en el bosque de Brumanieve para alimentar con su sangre el núcleo de hielo y así poder ser nombrado rey.
Desde su victoria contra su hermano Kasuo y posterior coronación como nuevo rey de los tres reinos, Shi se sentía atrapado por todas las mentiras y acciones que había tenido que hacer.
Le pesaba muy hondo haber sin querer matado a los santos del consejo de Hielo y al maestro Huan Ta, aunque él siempre le había despreciado por haber asesinado cuando fue un bebe al Santo que quería leer su futuro.
Pero por sobre todas las cosas se sentía perdido desde que se enteró que él era hijo de Hou Yi y por lo tanto era hermano menor de Yan Da, la mujer que tanto amaba.
La desesperación estaba consumiendo su alma, desde el momento en que sus poderes de fuego tomaron control de él, dejando como prueba de su pecado el cambio de color de uno de sus ojos, el cual tuvo que cubrir para que nadie lo viera.
Más aún lo desesperaba saber que la mujer que tanto añoraba era su hermana y que había cometido otro pecado más al amarla como lo hacía.
Pero aún así necesitaba verla habían sido cuatro meses de sueños no conciliados, de noches veladas paseando en su habitación con el temor de irla a ver como había hecho tantas noches antes, haciéndola creer que estaba soñando, donde ella se entregaba a él sin temor a nada.
Noches de delirio que ambos compartieron, sabía que también la había engañado a ella, al no ser franco y decirle que no era un sueño, que todas las veces que fue suya fueron reales, pero tenía miedo de que ella en verdad lo rechazará, después de todo él siempre se comportaba con ella como si no le importará lo más mínimo, pero no era así, ella era todo al igual que su hermano.
Él no tenía a nadie más que a ella en su mente, por ella también fue que como sea tenía que convertirse en rey, para algún día derrotar a su padre y poder reclamarla.
Pero ahora todo se había desecho, como podía reclamar para sí mismo a la mujer que amaba, no podía estar más desecho con el pecado que había cometido, como era capaz de ser tan inhumano al amar y desear tan desesperadamente a la mujer que debería querer y cuidar por ser su hermana.
Se levantó del trono desatando la capa real dejándola caer al suelo, alzo sus manos para tomar la corona que tenía puesta en su sien observando los bellos detalles que la formaban, era tan delicada y bella, frágil que con un solo golpe de poder podría destruirla, pero a él le pesaba demasiado, cuando la tenía puesta era como si le aplastará la cabeza, así que decidió quitársela y dejarla en el trono, no podía contenerse un minuto más, la iría a ver aunque sea de lejos quería saber cómo estaba, sellando la habitación con sus poderes desapareció entre la niebla negra trasladándose al reino de fuego.
Ying Kong Shi se fue materializando en las habitaciones que tan bien conocía, buscando la presencia de amada princesa, no la tocaría no se acercaría se lo prohibió a si mismo, porque si lo hacía no podría contenerse y la volvería a tomar.
Avanzo a pasos lentos por la habitación encontrándola cálida y perfumada muy diferente a sus habitaciones frías en el reino del hielo, donde todas las noches la añoraba.
Al dirigirse a los aposentos pudo verla, estaba dormida en medio de la cama, acurrucada de lado y bastante cubierta algo raro en ella, ya que siempre le gustaba dormir con poca ropa o casi ninguna.
Se acercó despacio para evitar que ella no sintiera su presencia, deteniéndose al lado de la cama, disfruto de ver su rostro la había extrañado todos estos meses de no verla a diario como lo hacía cada anochecer.
Había extrañado tenerla entre sus brazos, susurrando su nombre entre besos y caricias apasionadas, para terminar ambos en la cúspide del cielo.
Se veía tan hermosa durmiendo, el hermoso cabello estaba suelto y más largo de lo que recordaba, aunque no podía verla bien por todas las mantas que la cubrían.
Paso rato observándola dormir, hasta que ella empezó a quejarse como si tuviera frio, porque su cuerpo comenzó a temblar, él estaba muy extrañado porque ella al ser una princesa de fuego no debería tener frio su poder la debería calentar, pero no era así tenía aquí a su princesa tiritando de frío.
"Tal vez", se dijo asimismo, "Yo podría brindarle el calor que ella necesita".
Y teniendo esa idea en mente se deslizo en la cama, acostándose a su lado atrayéndola a sus brazos, sabiendo perfectamente que si se despertaba debía actuar rápido lanzándole su poder del ensueño para hacerla creer que solo estaba soñando de nuevo con él.
Pero ella sólo se acomodó como si fuera un pequeño gatito en sus brazos, como reconociendo en lugar en el que siempre debió estar, Shi por fin se sentía en paz al tenerla así para él, esa paz que había perdido hace meses estaba regresando desde el momento que tuvo a Yan Da otra vez entre sus brazos.
Pero había algo diferente en ella, pudo percibir de donde venía el frio que la hizo temblar al tocar suavemente su vientre, este estaba más redondeado y un poco sobresaliente, muy diferente comparado al vientre liso que el muchas veces antes había besado con locura.
Así que eso era, Yan Da estaba esperando a su bebe, al darse cuenta estallo de felicidad, Shi no podía estar más feliz, nada podía compararse a este momento, la mujer que amaba estaba cargando a su pequeña criatura, para él ya no importaba si fuera su hermana o no, ella ahora solo era la madre de su hijo y su mujer.
La apretó con fuerza a él acariciando el pequeño vientre, al parecer la pequeña criatura dentro reconocía que las caricias que le estaban dando eran de su padre, ya que sentía como su pequeña energía respondía con pequeños latidos haciéndolo sonreír.
"Igual de obstinado que su madre" Pensó porque cuando dejo de acariciarlo la pequeña energía retumbo haciendo jadear a su bella madre entre sueños, haciendo que Shi volviera acariciar el vientre, hasta que la pequeña energía empezó a calmarse como si se hubiera ido a dormir.
Shi pasó toda la noche abrazando y velando el sueño de su princesa, pensando en el futuro, ahora si tenía que buscar la manera de estar con ella, ya no importaba si era su hermana o era una mentira más de su madre, su hijo no nacería sin él a su lado, no nacería sin ser reconocido por él, así tuviera que declinar al trono y abandonar el reino de hielo el volvería por su mujer y su hijo.
Estaba por amanecer y a pesar de que no quería separarse de ellos, pero sabía que lo tenía que hacer, se levantó de la cama despacio cubriendo a Yan Da entre las mantas.
Se inclino para darle un beso en la frente como despedida.
- Mi hermosa princesa, solo te pido que seas fuerte por nuestro hijo, aún faltan muchas cosas que debo arreglar, pero yo te juro que volveré por los dos, le dijo entre susurros, para luego desaparecer por la ventana entre niebla negra.
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El peso de una Corona Robada (Yan/Shi)
Fantasy- Ya no puedo con estos sentimientos, debo saber si estás bien o no, diciendo esto salió raudo desapareciendo entre niebla negra, para buscar a la princesa que tanto añoraba. A veces los pecados pueden ser perdonados con una pequeña luz, sólo debes...