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01

—Entonces, mañana iré a tu casa para...— Suspiró, observando a Taehyung mientras la abrazaba a ella —, ya sabes, hacer tareas.

Dio un beso en la frente de su novia y le susurró algo, dado por entendido, la chica sonrió y se fue, no sin antes devolverle el beso.

—Lamento que hayas tenido que ver eso.— dijo JungKook, rascando su cuello con incomodidad.

—No importa, sabes. Se que lo haces aproposito. 

—Yo no lo hago aproposito, TaeHyung.

—No importa.— cortó — Te espero en casa. 

-

Taehyung estaba tirado sobre su cama, vestido solo con una pantaloneta, sin camisa y viendo la televisión.
Bostesaba seguido y pasaba los canales continuamente. Aburrido, estaba muy aburrido. Y no era como si pudiera hacer algo más. No tiene a nadie con quien hablar ni jugar estupideces que a vista de TaeHyung parecían divertidas.
Sus musculos se tensaron y entonces se dirijió a la puerta, respirando hondo antes de abrirla, demostrando en su rostro supuesta seriedad y cansancio.

  —Pasa,— dijo sabiendo de ante mano quien estaba delante suyo— Iré a ponerme una camiseta.

—Quedate así.— Rió y entró a la no tan grande casa de TaeHyung.

TaeHyung negó y con fingida seriedad—aún— fue a su cuarto y buscó una camiseta, la cual vistió con lentitud y pereza. Luego volvió a JungKook.

No te confíes esta vez.

—No entiendo.— Dice el castaño en cuanto ve a el de cabello rubio volver.

—¿Qué?.— Pregunta TaeHyung.

—Olvidalo.—Responde con una sonrisa fingida.—Hagamos el trabajo.

No quería decirle que recordaba cada cosa que hicieron juntos en esa casa, no quería poner incomodidad en ambos y mucho menos quería seguír recordando aquello.

Mientras tanto TaeHyung suspiró en su lugar, agobiado por JungKook, sintiendo su corazón romperse cada vez que lo ve.

Sí, verlo es una maldita tortura. Porque los recuerdos y la verguenza vuelven a su mente.

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—Tengo que decirte algo.— Metió ambas manos dentro de los bolsillo de aquel pantalón con mezclilla y suspiró leve. 

Debía decirlo.

Por él.

Por amor,

Por protección.

No, por miedo.

—Esto llego a su fin.— Dice, sintiendo su pecho ser oprimido.

—¿A su fin?

—Sí, Kim TaeHyung, terminamos.

Duele.

  —Solo quiero que seamos amigos.

Duele como el infierno.

 — ¿por qué te es tan dificil entenderlo?.

Aún puedes arreglarlo.

Pero no.

  —Yo creí que...

— Adiós, TaeHyung.

Giró, gritandose a sí mismo no mirar atrás.

Porque moría por volver a abrazarlo una última vez, pero sabía que si lo hacía tood iba a empeorar.