Prólogo

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La música a todo volumen suena en el estéreo del auto. Gun's and Roses siempre tuvo el mismo efecto en mi cuerpo. Me relajan, hacen que sinceramente me olvide de todo y de todos.

A medida que Sweet child of mine retumba en mis oídos piso el acelerador a fondo.

No es como que me esté escapando de algo o alguien pero necesito hacerlo.

Es una manera de comenzar mi nueva vida, de alejarme de la locura que supone la gran ciudad.

La lluvia torrencial ayuda a que realmente sienta como que estoy renaciendo nuevamente, me limpia, me lava el alma...

La carretera se torna cada vez más sinuosa. Falta poco para llegar a la estación de servicio.

Ahí voy a descansar unas horas, comeré algo y haré que inspeccionen un poco el auto antes de seguir.

Where do we go?
Where do we go now?
Where do we go?
Oh, oh
Where do we go?
Oh,
Where do we go now?
Where do we go?
Oh, (sweet child)
Where do we go now?

¡Que tema excelente! ¡Que buenísima pregunta en este momento de mi vida!!

¿A dónde vamos? ¿A dónde vamos?

Sigo aullando a todo pulmón cada vez más fuerte la canción, me siento liberada.

A lo lejos se ve el cartel luminoso de la estación de servicio. Ya faltan unos 5 kilómetros.

De pronto el estallido del neumático hace que me asuste y pegue un violento volantaso.

Piso el freno con desesperación pero el auto lo único que hace es desobedecerme. Como por acto reflejo atino a tirarme a la banquina.

Mi corazón ruge contra mis costillas. Aferro el volante con toda la fuerza que puedo y después de unos segundos el vehículo se detiene.

El horror me recorre todo el cuerpo. A medida que suelto la respiración lentamente, apoyo mi cabeza en el volante.

Para esta altura los Guns siguen sonando a todo volumen, esta vez con Welcome to the jungle

You know where you are?
You're down in the jungle baby
you're gonna die
In the jungle welcome to the jungle.

¡Si claro! Bienvenida a la jungla. No tengo idea de donde me encuentro. Apago con rabia el estéreo, me desabrocho el cinturón de seguridad y salgo a la oscuridad de la noche.

Para el momento que bajo de mi auto la lluvia cae con más fuerza. La negrura de la noche aunada a las gruesas gotas que caen encima de mi cara hacen que la desesperación comience a anidar en mi pecho.

Tengo ganas de gritar de la impotencia, de la bronca y de la angustia. No me puede estar pasando esto! Necesito comenzar una vida nueva y creo que esto no es la manera que yo tenía en mente.

De la nada una mano grande me toma por el hombro izquierdo. Un grito de horror se escapa de mi garganta y automáticamente mi puño cerrado sale disparado y se estrella contra lo que parece ser la nariz de un tipo que me lleva una cabeza de altura.

-¿Pero qué carajos haces?- la voz frustrada sobresale por encima del ruido de la lluvia  y los autos que pasan a toda velocidad por la carretera cercana.

-¡No se atreva a tocarme o llamo a la policía!- chillo con la voz estrangulada por los nervios.

El tipo deja de tocarse la nariz y veo como un hilo de sangre le recorre  la barbilla. Se arregla las mangas del elegante  impermeable oscuro y estira su mano.

-Alex Smith , placer de conocerla "señorita boxeadora"- dice con una sonrisa forzada que ni siquiera le llega a los ojos.

-Sabrina Sanders- digo todavía asustada.-Disculpe el golpe, por favor- balbuceo conmocionada por el susto que me dió ese hombre.

-Vi como su auto comenzó a derrapar y paré para ver si había algún herido- dice el hombre con mi mano todavía entre la suya. –Disculpe nuevamente si la asusté. ¿Está usted bien?-

-Gracias, estoy bien- digo mientras me deshago lentamente de su áspero y fuerte agarre.

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La grúa tardaría aproximadamente dos horas en llegar y llevar mi auto hasta la estación de servicio a la que yo quería llegar. El hombre que me ayudó me ofreció llevarme hasta ahí, así que cerré mi vehículo y con muchísimo miedo me trepé al suyo.

No tenía demasiadas opciones: llovía a cántaros, mi auto estaba roto y caminar los 5 km que me separaban de ese lugar de noche y bajo la lluvia no era nada seguro en un lugar que desconocía.

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Bueno, aquí vamos con una nueva historia. 

Ojalá les guste! 

Sólo haganmelo saber.

Los quiere

Vero.

Mi deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora