¿Y si te digo que me enamoré de ti?

Capítulo LXVI

Me quedé pensando detenidamente todo lo que pasaba.

Sí, era muy cierto qué Charly me había lastimado mucho, y qué las cosas no estaban bien, y no lo habían estado desde que nos habíamos vuelto una pareja formal.

Me pregunte a mi misma si era feliz con él, si me completaba de la manera que era correcta, si me hacía sentir querida.
Y me topé con un sinfín de contestaciones…

No, no estaba siendo feliz con Charly en este momento, porque me preocupaba demasiado por él, además de que las cosas no estaban saliendo de una manera linda; pero lo había sido en un pasado.
Sí, Charly si me completaba de la manera correcta, me hacía sentir protegida, querida, y me apoyaba en todo en lo que necesitaba. Teníamos una conexión increíble.
Sí, Charly me hacía sentir querida, lo hacía a maneras desmedidas, en ocasiones sentía que yo no demostraba nada a comparación de lo que él me demostraba a mi.

Era una manera contradictoria, no podía saber que hacer en ese momento, porque en mi cabeza no dejaban de pasar las imágenes de todas las cosas buenas que había vivido al lado de Charly; recordé lo feliz que era con él los meses anteriores, con esos ojos lindos mirándome cuando yo no me daba cuenta, lo feliz que había sido la primera vez que sus labios tocaron los míos, y las equivocaciones que evitamos cuando nos quemábamos hasta casi extinguirnos.
Esas manos que me hacían estremecer eran imposibles de ignorar, y ni hablar de ese olor tan terroríficamente delicioso que me embriagaba, y me quedaba impregnado en las prendas que llevaba puestas después de un abrazo largo.

Joder…  si que lo quería mucho.
Si que lo quería tener a mi lado, y quería darle una oportunidad de nuevo, porque algo me golpeaba en el corazón, empujándome a decir que las cosas estarían bien, y que seguiríamos juntos, porque esta vez todo iría bien, esta vez lograríamos ser felices para siempre...

Pero tampoco me engañaba diciendo que los finales felices existen, y que las cosas no se pueden arreglar de la noche a la mañana, ignorando lo malo, dejándolo enterrado en el camino.
Sabía que las cosas se tenían que hablar para poderlas solucionar, tenías que poner todas tus dudas en la mesa, y no aceptar nada sin que cada una de ellas fuera resuelta de una manera convincente.

Suspiré.
Tenía que dejar todo. Tenía que decirlo.

Charly me miraba expectante. Había vuelto a su lugar, pero no lucia para nada relajado.
Esperaba mi respuesta con impaciencia, no dejaba de mover los dedos.

Lo mire a los ojos, baje la mirada al florero en un momento de cobardía, pero me arme de valor de nuevo y lo mire a esos ojos que contenían el cielo mismo, lo volvía a decir.
Lo miré y en mi alma algo se rompió. Lo solté sin esperar más.

—¿Esto de verdad va en serio esta vez Charly?— fruncí el seño. —No quiero que vuelvas a jugar conmigo, no quiero volver a salir lastimada por ti, y mucho menos quiero que me hagas perder el tiempo. No quiero que me humilles, ni mucho menos que me utilices. Quiero que está vez las cosas vayan bien, y esto no significa que no quiero está relación, porque vaya que quiero estar junto a ti…

Hice una pausa, solo están enredando las cosas.
Tomé aire de nuevo.

—Escucha, Charly. Te quiero, y mucho. Podría atreverme a decir que jamás había querido a alguien de este modo. Pero no estoy segura de todo lo que dices, porque me prometiste que todo estaría bien, y no lo está.
No quiero que me mientas de nuevo, ni tampoco quiero que nos sigamos lastimando, porque no nos hacemos ningún bien.
Esta vez quiero que me digas las cosas tal y como son, no más mentiras.
¿De verdad quieres estar conmigo? ¿De verdad esta vez vamos a ser felices, y no solo es algo para tenerme a tu lado?.