— ¡Yoongichi! —giró su cabeza al oír la familiar voz llamándole, topándose con la delgada figura de Seok Jin, que corría animadamente hacia él, haciendo esbozar a Yoon Gi una pequeña sonrisa.
Seok Jin era increíblemente apuesto, pero a la vez tan tierno con aquellas mejillas rositas y rascando su pequeña nariz que Yoon Gi quiso apretar uno de sus mofletes.
— Te vi anoche, estuviste increíble, igual que siempre. —halagó efusivamente con sus mejillas coloreadas de carmín, haciendo que Yoon Gi se rascara detrás de la oreja con nerviosismo. Yoon Gi se presentaba en un pequeño bar todas las noches, bajo el pseudónimo de Agust D, y dejaba boquiabierto a todos con su rap, incluido al mismísimo Seok Jin, el chico que traía no tan secretamente loco a Yoon Gi.
— Gracias. —murmuró avergonzado, sintiéndose estúpido por tartamudear y enrojecer repentinamente. ¿Dónde quedaba su orgullo? Parecía ir a paseo siempre que tenía a Seok Jin frente suyo.
— Bueno, te veré esta noche, Yoongichi, debo ir a clase o la señora Chae volverá a dejarme fuera. —sonrió haciendo que pequeñas arruguitas se formaran alrededor de sus ojos, y Yoon Gi sólo pudo atinar a cubrirse los labios con las manos mientras surraba un pequeño sí, esperando que Seok Jin no se hubiera percatado de su sonrisita boba que hacía relucir sus pequeños dientes.
Era vergonzoso cómo él, Agust D, el mismo que se regodeaba de ser un genio, que no se cohibía ante nada ni nadie y el mismo que hablaba sin tapujos, estuviera temblando como un chihuahua sólo porque un chico de labios bonitos y ojitos de cachorro le había acariciado el cabello casi imperceptiblemente en forma de despido.
Pero ese no era cualquier chico, era Kim Seok Jin, el chico que hacía que las mejillas de Yoon Gi se calentaran y su habilidosa lengua tecnológica le fallara, haciéndole tartamudear al hablar, volviéndole un torpe de cuidado.
Y cómo no, si Seok Jin le miraba con aquellos grandes ojitos marrones, fijando la vista en él y parpadeando adorablemente mientras prestaba atención a los pequeños balbuceos nerviosos del más bajo con aquella pequeña sonrisa enternecida.
— Mierda. —maldijo Yoon Gi al notar la figura del mayor perderse en la distancia. Otra vez se había cohibido y había perdido su oportunidad de confesarse. Y es que desde que Yoon Gi vió a Seok Jin el primer día de clases, en aquel suéter rojo de Mario, sus cabellos castaños perfectamente peinados, sus mofletes rojos y sus tiernos ojitos cafés, había caído rendido a sus pies. Y cada vez que tenía enfrente a Seok Jin se volvía estúpido, la semana pasada se dió con una de las taquillas al despedirse del mayor, pero almenos pudo observar como los ojitos cafés de Seok Jin chispeaban con diversión y oír su particular risa. No había sido tan malo después de todo.
Seok Jin le volvía tremendamente tímido, y eso era algo sumamente extraño en él, pues si por algo se caracterizaba Yoon Gi era por decir las cosas directamente y como son, pero cada vez que se veía reflejado en la mirada brillante del mayor, se sentía incapaz de expresar sus sentimientos o siquiera formular frases con sentido.
— ¡Espere, hyung! —oyó un grito a sus espaldas, y cuando vió como Seok Jin se giraba con expresión confusa fulminó con la mirada a Jung Kook, quien le levantaba el pulgar y sonreía mostrando sus adorables dientes de conejito, escondiéndose no muy bien tras una papelera y moviendo la mano en señal de que avanzara hacia el mayor.
— ¿Qué ocurre, Yoongichi? Se me hace un poco tarde. —dando la vuelta, preguntó ladeando la cabeza levemente ante un nervioso Yoon Gi que no paraba de jugar con sus dedos.
Hazlo, pensó Yoon Gi. No podía echarse atrás una vez más, no ahora que tenía la toda la atención de Seok Jin sobre sí.
— Yo... —susurró removiendo su cabello rubio bajo la atenta mirada del mayor, expectante. Y como era típico de él, no habló, sino que actuó, tomando al mayor de los hombros e inclinándose lo más que podía hasta rozar una de las mejillas rojas con sus labios.
— Sal conmigo, hyung. —sonrió adorablemente al ver que el mayor parecía haberse puesto tan nervioso y tímido como él lo estaba, con los ojos abiertos de par en par, la cara roja y sus labios entreabiertos en una ''o''.
— Tus orejas están rojas. —rió feliz acariciandólas entre sus dedos, y Seok Jin quiso darse contra la pared al presenciar la sonrisa más bonita que probablemente vería en su corta vida.
— Quiero. Claro que quiero. Quiero salir contigo, Yoongichi. —casi gritó haciendo que la sonrisa de Yoon Gi se ensanchara aún más al ver como la nuca de Seok Jin se tornaba también roja. Si algo había aprendido de espiar tanto al mayor es que su nuca y sus orejas siempre delataban lo nervioso que estaba aunque tratara de aparentar lo contrario. Realmente adoraba la piel sonrosada de Seok Jin.
Y los ojitos de Yoon Gi brillaron al ver como el mayor se tapaba la cara y dejaba escapar pequeñas risitas, entreabriendo sus dedos para mirarle tímido. Yoon Gi recordaba la última vez que le vió así, era inicio de curso y Seok Jin era una bolita adorable de timidez y tonalidades de rojo. Pero a medida que fue adaptándose y abriéndose a los demás, dejó que su espontánea y cálida personalidad se hiciera presente. De cualquier modo Yoon Gi seguiría perdidamente enamorado de él.
Y Yoon Gi bufó algo avergonzado al oír las risas no muy disimuladas de Jung Kook en la distancia, pero en el momento en que sintió la mano de Seok Jin tomar sutilmente la suya y verle morder su labio inferior ansiosamente, hizo que se olvidara de aquel pequeño detalle. Y a Yoon Gi le gustó el modo en que la mano de Seok Jin parecía más pequeña contra la suya y como sus dedos se entrelazaban, mirando fijamente ningún punto en concreto en el suelo y esbozando una pequeña sonrisita feliz al sentir una sutil caricia en sus dedos.
no sé que tengo últimamente con los one-shots. 🙈
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shy; yoonjin
Short StoryYoon Gi se vuelve tímido siempre que se trata de Seok Jin. ❥ fluff ❥ os