Los amantes se comen y devoran entre besos y caricias, los cuerpos ansiosos y llenos de adrenalina se abrazan y se juntan piel con piel de manera desenfrenada el calor los funde en uno solo y el sudor y humedad como único lubricante para su acto sexual, que ambos desprendían pasión misma el perfume a sexo y flores del jardín que salía en cada quejido y gemido que el de abajo hacia y dejaba salir con su delicada voz.
Música de excitación para el más alto que no había probado fruta tan dulce y empalagosa en su vida y que sentía como este le gustaba aún sabiendo quien era el otro y que degustaba, lamia y marcaba hasta el último rincón de la blanca piel, lienzo que preparo solo para que esté pudiera pintarlo del carmín y azul con toques de oscuridad que el mismo quería en este, era suyo y no sabía el porqué.
Sus piernas se aferraban a su cadera acariciando con deseo el rostro de su amado, mientras esté le embestía con fuerza y sin pudor, llegando tan profundo y tocando ese punto tan sublime que lo hacía gemir su nombre y palabras si entender, sentía que su rostro ardía, pero todo en el estaba prendido y el calor por más que quería no se iba, aún peor aumentaba cada segundo más y más, mientras que del negro sonidos roncos y granulares salían de su boca, observando como el blanco se derretía debajo suyo era demasiado indefenso y encantador un maldito engatuzador, esbozó una sonrisa torcida sobre su rostro, golpeando su interior con más fuerza con rabia con el calor que su cuerpo le permitía, deleitándose con los sonidos húmedos que de ambos salían el indecente y provocativo cuerpo del más bajo que se prendía y se movía a ritmo al de el.
Y las flores esparcidas por la cama, pegadas a sus calientes cuerpos, que se movían junto a ellos saltando y danzando a su alrededor en los labios que se besaban con ternura y pasaban a pasión, que se tocaban y se probaban una y otra vez como el más dulce caramelo, el mejor postre del mundo o el mejor veneno intoxicante dentro de cada uno, las manos recorrían la piel blanca y la apretaban, las garras se enterraban en ella y dejaba marcados caminos de azul celeste que recorrían y se impregnaba en la piel oscura, podría estar probando su miel todo el tiempo y no sería suficiente para apagar esa sed que despertó en su oscuro y obsesivo ser, mientras su miembro se enrolla y recorre el interior de su estrecha entrada apoderándose de ese lugar con fuerza como queriendo enterrarse muy dentro de el marcarlo como suyo nadamas y la cereza del pastel era el escuchar su nombre una y otra vez salir de esos labios pálidos que estaban mordidos y sangrados.
El menor podría morir mañana o esa misma noche pero estaba contento y satisfecho por el más alto al fin pudo probar el veneno de sus labios el adictivo y sensual cuerpo de su contrario sintiendo ser llenado y que su cuerpo estaba apunto de dejar salir la presión que se juntaban dentro de su falo, estaba ansioso, sentía como de sus labios escurría la saliva de ambos que le quemaba la piel, soltando sonidos obscenos en cada estocada y cada movimiento de cadera que uno a otro se daba, mordió con fuerza el hombro de su amante de manera feroz y con sus verdadera dentadura que era igual a la del oscuro, quería marcarlo o dejarle como recuerdo aunque sea esa única marca y asegurarse que nunca le olvidaría, un sensual y sonoro gemido salió de sus labios cuando se vino sobre ambos abdomenes, desbordante y caliente semen en sus cuerpos, el otro dio un par de penetraciones más fuertes mientras veía la excitante expresión al venirse del blanco, viniendose dentro de el y gruñendo por lo mismo, llenando el interior con su semilla hasta el final, sintiendo como ésta se deslizaba por las paredes del menor y su mismo miembro. Ambos jadearon exhaustos el más bajo no dudo en enredar sus brazos brindándole calor al más alto, besando tiernamente su rostro y sus labios con un toque suplicante, el otro dejo que este lo hiciera sintiendo su calor y su amor, era cierto ahora recordó que esto solo empezó por un beso que él mismo dió, con lentitud y un gesto amable ahora que estaban en intimidad y que seguramente nunca dejará ver a nadie más que a ese pequeño demonio, dio tenues besos sobre su cuello subiendo hasta su oído y ya ahí dijo una pequeña palabra de sinceridad misma que nunca tendrá más, y que sólo el albino de ojos celestes fue testigo de ello y la guardó dentro de su corazón.
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💮🍃🍂🔹🔷 Y con ello la primavera término en ambos lugares todas y cada una de las flores dejaron de caer y de adornar el lugar. 🔷🔹
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Hanahaki
RomansaTengo flores de amor creciendo por ti. 🌸 🌸 🌸 🌸🌹 Ninguno de los personajes me pertenece. Créditos a sus respectivos autores.