Despertó al borde de un mar de cristal. El cielo era un hermoso atardecer.
Se vio a si misma. Era joven nuevamente. Su cabello era propio, ya no era una peluca, su piel era tersa y suave, sin ápice de arrugas, se veía perfectamente en el reflejo del agua. Nuevamente su cuerpo era delgado y tenía la figura que desde hace décadas ya no tenía. Se abrazo a si misma y lloró amargamente, como en aquellos sueños en los que volvía a estar con el.- ¡Como Te Amo, mi amor! - Gritó al mar, sintiendo a su corazón desgarrarse. - Pero ya no estas aquí... Ya no más.
Estaba maquillada, pero el delineador no se corría con sus gruesas lágrimas, su hermoso vestido blanco no se manchaba con la arena. Y el mar no se sentía frío.
Se levantó y vio a su alrededor, vio una gran ciudad blanca levantarse en frente de si. Era tan hermosa como la promesa de dios.
Comenzó a caminar en su dirección, nada más podría hacer.
Antes de llegar, escuchó una suave y triste melodía. Las dulces cuerdas de un violín sonaban a la distancia, lejos de donde ella se encontraba.
Pero ya había escuchado todo aquello antes, en aquel lugar donde las paredes eran rosadas, allá donde los muebles eran de madera y cuero, donde el sonido y olor de la naturaleza se colaba por las paredes, donde el cielo era siempre azul, y nunca le faltó un poco de amor.
Aquel lugar, que una vez fue su hogar.Corrió con todas sus fuerzas, sin sentir cansancio, sin que el aire de le acabará, sin que su corazón se acelerará. Tan a prisa como una mujer de su estatura podría. Sin importarle la gente, los gritos por llevarse a alguien por el medio, sin importarle que su vestido se levantara en cada zancada, sin tomar en cuenta el lugar por el cual corría.
Sólo quería escucharlo, y cada vez, se escuchaba más fuerte, más cercano que antes.Sus ojos estaban llenos de lágrimas. Tanto que casi no podía ver.
De pronto llegó al final de una calle, la hermosa ciudad se erigía a su alrededor, paredes de mármol blanco, postes de luz y adornos de oro macizo.
Entonces lo vio, en una gran plaza, con una fuente de cristal.
Tan guapo como antaño, sus ojos brillaban su intenso azul, carecía de arrugas y cansancio. Levantó la vista, y su expresión de tristeza desapareció, dirigiéndole una gran y atractiva sonrisa.Ella volvió a correr y el tiro el violín al suelo. Poco le importaba aquel objeto, teniendo en frente, a lo más importante de su vida. Su adorada esposa.
El comenzó a correr también, quería acortar el espacio entre ambos. No podía creer que ella hubiese llegado, no podía creer que lo ángeles no le hubieran avisado.
Pronto la tuvo entre sus brazos y la estrecho fuertemente. Como la había extrañado, ni el cielo era un lugar tan bueno, si no tenía su compañía.La besó sin importarle que estuvieran en público. La gente comenzó a aplaudir, algunos dieron fuertes y largos vítores, otros silbaron, pero todos celebraron. El cielo estab a de fiesta, porque estaban en presencia de el mas grande y puro amor que ha podido presenciarse jamás.
Los ángeles los Tomaros y los llevaron a presentarse ante Dios, quien les sonrió y tomó sus manos.
- No hay personas más dignas de el Reino de los Cielos que ustedes. estoy orgulloso. - Su voz era profunda, y sus palabras los hicieron llorar. - Un amor que perdura más allá de el fin de una historia, es un verdadero amor.
El más grande honor, era reservado para los más grandes cristianos, y esa tarde, ellos tuvieron el regocijo y la certeza de que siempre morarían bajo la sombra del omnipotente.
Esa tarde, y bajo el cielo más hermoso, la cantante y el violinista de reencontraron, para no volver a estas solos nunca más.
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Gracias a todo aquel que lea esta historia, gracias por llegar al final, gracias por llevarte contigo un pedacito de mi dolor.En mi familia, que obviamente son todos cristianos, nos cuentan desde muy pequeños, que la promesa de dios, la nueva tierra prometida, o el gran reino de los Cielos, es un hermoso lugar, con calles de oro y mares de cristal, donde la vejez y el dolor no existen,donde no hay tristeza, y la vida es eterna.
Tal vez yo no les salí muy creyente, pero si creo que al final de nuestras vidas el universo debe mandar nuestro espíritu a aquel lugar en el que deseamos estar.Esta historia, esta enteramente dedicada a mis abuelos, Maria y José, quienes alguna vez fueron la cantante y el violinista. Quienes han enorgullecido a su familia, y merecen la promesa que les hizo su dios.
Esperó que allá donde estén, nos cuiden y nos recuerden con mucho amor.
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La Cantante & El Violinista
Short StoryTe has preguntado, ¿Como se siente el tener tu vida hecha, y perder a la persona más importante en tu vida?¿Tener hijos, perro, casa, auto y que aún así, todo este vacío? Lastimosamente la cantante, si lo sabe.