ECHO *[SeXing]

Prologo

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—Lo siento, SeHun... —Jin no inclino la cabeza ante él, mostrándole las lágrimas que corrían por su rostro lleno de tierra y sangre. —Lo siento tanto...

El rey lo miro con la quijada llena de tensión, el tono y el aspecto de su mejor amigo le llenaron el corazón de angustia. — ¿Dónde está?

El rubio se dio la vuelta y SeHun no tuvo que esperar nada más para seguirlo a un paso que debió de hacerlo tropezar ante la velocidad. Cuando llego al gran comedor, donde sus soldados heridos reposaban en espera de ayuda y donde los que podían moverse, trataban de ayudar.

La mirada del rey se paseó por toda la habitación, caminando entre su gente, que lo miraban abatidos y agradecidos por visitarlos. SeHun acaricio muchas manos heridas y dio muchas palmadas de consolación antes de que encontrara lo que estaba buscando y sintiera su mundo desmoronarse.

—SeHun...—YoonGi levanto la cabeza del pecho de la figura recostada en el suelo sobre unas cuantas piezas de tela. —Te juro que estábamos por regresar pero... Akashi Yunho salió de la nada y...

El rey lo callo cayendo suavemente de rodillas al costado del cuerpo recostado, que parecía dormir plácidamente. Aparto los mechones azabaches del bello rostro manchado de tierra, sudor y sangre y se inclinó para besarle la frente. YoonGi se apartó, refugiándose en el abrazo de un lloroso SeokJin; los demás presentes observaron con admiración y dolor la forma en que su rey limpiaba el rostro de aquel valiente general, con tanto amor y dedicación.

Cuando la mano de SeHun bajo hasta la herida de espada en el estómago, se detuvo, cerró los ojos y tomo una profunda respiración. La garganta se le cerró con un asfixiante nudo y su cuerpo empezó a temblar, mas no derramo ninguna lagrima.

— ¿Qué paso con Yunho? —pregunto con voz baja y dura.

—Escapo hacia el reino de Park ChanYeol. Un mensajero dijo que pidió asilo político y que Park ignora sus motivos.

—Alista mi caballo. —ordeno, retirándose la pesada capa que llevaba sobre sus hombros para cubrir al chico recostado.

— ¿Cómo? —YoonGi subió la mirada, frunciendo el ceño. —Sigues delicado por el veneno, no puedes cabalgar.

—Es una orden, YoonGi. —SeHun se enderezo en toda su altura después de dejar un beso en el dorso de la mano del azabache. —Akashi Yunho perderá la cabeza ante mi espada. —dejo a los sorprendidos hombres ahí y tomo en brazos el cuerpo cubierto por su capa. —Ha traído demasiada muerte injustificada a mi reino y no tendrá perdón. —nadie lo detuvo, los heridos, enfermeras y médicos bajaron la cabeza ante su dolor y llevaron su puño a su corazón, alagando su fortaleza. Después de todo, no había derramado ninguna lágrima en su presencia.

SeHun deposito la preciada carga en su cama, asegurándose de que hubiera espacio para que él se sentara y abrazara al chico. Jin y YoonGi le dieron espacio, encargándose de su mandato. Solo entonces, el rey entrelazo su mano libre con la del azabache en sus brazos.

—Dijiste... me juraste que siempre estarías conmigo. ¿Esto no te hace un mentiroso? —musito, mojando el pálido rostro contrario con cada vez más lágrimas. —No debiste ir sin mi... yo te hubiera protegido de ese ataque y te hubiera traído sano y salvo... debiste esperarme. —se abrazó al delgado cuerpo y soltó su dolor, importándole nada que YoonGi o Jin pudieran escucharlo.

Fuera un rey o no, nada le impediría llorarle a su amor, que se había marchado a un lugar donde no podría volver a escucharlo.

Su música, su sol, su corazón, Lay se había ido.

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No me resistí a subirlo jojo.