EL PRIMER BESO

13 2 1
                                    

La única luz que impedía reinar a las sombras, era la de aquella farola vieja. Su ambarina y titilante fulgor bañaba el pequeño espacio donde ambos se encontraban. Sus miradas coincidían pero no se miraban, decir eso seria muy poco. Ellos se medían, cada milímetro de piel mojada por la lluvia que caía con fuerza.

Él se acercó un poco más, ella luchó contra el impulso de retroceder. El sonido del tacón apenas fue audible, ahora fue ella quien dio un paso adelante. Sus respiraciones se aceleraban, su pulso corría. Afortunadamente, para él, la lluvia disimulaba las gotas de sudor que brotaban de su frente, producto del nerviosismo.

Él acercó su rostro al de ella. Nunca antes había estado tan cerca. Pudo notar pecas que antes no sabía que estaban ahí y un lunar pequeñito que tenía debajo del ojo derecho. Sus labios, como rosas en botón, parecían llamarlo como las sirenas a Ulises, un canto que gustoso respondería.

Ella, por otro lado, lo miraba con curiosidad. Su mente era un revoltijo de ideas, preguntas, respuestas e incluso catorce posibles pronósticos que encajarían con el resultado de lo que estaban por hacer.

Por fin, él se armó de valor y acercó sus labios a los de ella. Se guió por las películas que vio, donde la lentitud del primer roce lo hace más romántico a pesar de la tensión extra que generaba en la práctica. Sus labios eran suaves, su aliento olía a los caramelos que habían masticado, previo al beso. Fue una experiencia similar a la eternidad, donde dos cuerpos, completamente quietos, intentaban fusionarse, conectarse por lo menos. Sin embargo, su eternidad duró cinco segundos, ambos se separaron, casi, de un salto, como si se hubieran electrocutado.

Volvieron al inicio, mirándose bajo la luz de la farola y el aguacero, que no parecía querer terminar, esta vez con muecas extrañas en la cara, ella sacaba la lengua mientras soltaba grititos como: "iugh, iugh" mientras que él escupía por tercera vez a un lado. No dijeron nada pero pensaban lo mismo:

—¡Qué asco!

El desván de las ideasWhere stories live. Discover now