-Vaya, pues si que te ha cambiado el humor... antes solías ser más dulce.
-Y lo soy, pero me reservo para quien se lo merece.- Le contesté
-Venga, hombre, no me guardes rencor...- Dijo acercándose a mí.
-¡Pero hombre! ¿Cómo te voy a guardar rencor? ¡Si ponérmelos con otra fue lo mejor que podías haber hecho! -Le dije retirándome de él.
-Fue un error, no me dejaste explicarte... desde esa vez no he vuelto a saber nada de ella.
-Realmente no me importa.- Le contesté.
Miré hacia atrás y vi como Marcos se acercaba. No sabia si quería que él viviera esta situación. No le había contado nada de mi relación anterior porque pensaba que no era importante. No me gusta ser ese tipo de chicas que se llevan todo el día hablando de su ex, y menos delante de su novio. No se como se lo tomaría, pero al fin y al cabo yo no había elegido esto. Marcos llegó y se colocó a mi lado, rodeándome la cintura con su brazo. Sobreprotección es su segundo nombre.
-¿No nos presentas, cielo?- Dijo Marcos. Cielo. No me había llamado así en su vida.
-Emmm... claro.- Titubeé. Me había cogido por sorpresa. -Marcos, este es Fran, el cabrón de mi ex. Capullo subnormal, este es Marcos, mi novio. Y una vez hechas las presentaciones, permíteme que me vaya con mi novio a disfrutar de mis vacaciones. Piérdete.- Y cogí a Marcos de la mano, alejándonos y dejando a Fran con la palabra en la boca.
-Guau. ¿Qué ha sido eso?- Dijo Marcos guiándome por el camino correcto a la habitación.
-No preguntes. Por favor.
-Está bien.- Dijo abriendo la puerta de la habitación.
Entré y, como si de un acto reflejo se tratase, me tiré en la cama boca abajo, tapándome la cabeza con la almohada. Noté como Marcos revoloteaba a mi alrededor, hasta que decidió sentarse en la cama a mi lado, y comenzó a acariciarme la espalda.
-Quizá me esté metiendo donde no me llaman.-Dijo.-Pero no soporto verte aquí tirada pensando en yo que se qué cosa y yo no pueda hacer nada.
-Lo siento- Dije apartando un poco la almohada para mirarlo. Se notaba la confusión en sus ojos.-¿No es el resultado que buscabas cuando entramos en la habitación, no?
-El sexo ahora mismo me la trae al pairo.- Dijo exasperado. -Solo trato de entender. Acabo de conocer a un pintas al que me presentas como el cabrón de tu ex, y ahora entras aquí y parece que el mundo se ha caído a tus pies.
-No hay nada que entender. Solo que ese tío me ha hecho la vida imposible y aparece aquí.
-¿La vida imposible?- Dijo, pidiendome más respuestas implícitas en una sola pregunta.
-Marcos, no creo que tengas que saber más. No me parece buena idea hablarte de mi ex, siendo tú mi novio.
- En lo bueno y en lo malo, Beatriz.
-Eso son votos matrimoniales, Marcos.
-Quizá algún día los recites delante mía, muerta de vergüenza, y yo seré el más feliz.
Pegué un respingo al oírlo decir aquello. Me senté en la cama para mirarlo mejor.
-¿Me está proponiendo matrimonio, señor Pascual?- Le dije sonriendo, y metiendome directamente con él.
-¿Qué? no, no. Ni de coña. Casarme contigo. Ni que estuviera loco.- Dijo riéndose también.-Pero he conseguido que sonrías.
-Si, ya. -Dije rodeandole el cuello con los brazos, y acercandome lentamente. - Nunca en tu vida has soñado con una esposa mejor que yo. - Dije dándole besos por el cuello, despacio. -Pero si no quiere...-Comenzé a acariciarle los músculos del estómago por debajo de la camiseta. Noté como se tensaban bajo mis manos.-Tal vez debería marchar de esta habitación ahora...-Terminé de susurrarle al oído. Me separé de él y me bajé de la cama. -Pero antes voy a darme un baño.- Dije mientras me quitaba la (su) camiseta y me dirigía al baño.
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Promise me the moon.
Fiksi PenggemarEstaba en Madrid y con sus dos mejores amigas. Había dejado atrás su pueblo y se enfrentaba a una nueva vida. Bea, con 20 años, una desilusión a sus espaldas, con ganas de comerse el mundo, y apasionada de la literatura Inglesa, y obsesa por llevar...