Hey, Bieber

19.

PRIMERA PARTE

Justin sonrió con fuerza cuando sintió su piel erizarse y escuchó la potente música saliendo de los parlantes, la gente gritando y coreando el nombre del equipo cuando los vieron llegar.

Habían ganado el partido y la emoción estaba subiendo a niveles jodidamente altos, tanto, que cuando deslizó las manos dentro de los bolsillos traseros de su pantalón y rozó con suavidad el papel y toco uno de los bordes de la fotografía que ahí se encontraba, tuvo una jodida erección.

Ella lo había hecho, y el que encontrara aquel sobre dentro de su casillero lo había hecho desearla durante todas las horas de clase y el bendito día entero.

Justin la quería más.

La necesitaba más.

Lo hacía desear a una persona que no había visto.

Ella lo hacía perder el control sobre si mismo al desear a alguien que no conocía... Pero que había probado y que había amado como nadie al tenerla entre sus brazos. Y cuando en la mañana había leído aquella nota y vio la pequeña fotografía instantánea, le fue necesario tener que respirar hondo y calmarse.

Él le había pedido una pista, y ella se la había dado con creces y vaya que a él le había encantado.

Justin no se esperaba algo así de grande. Él espera que ella le diera menos. No una jodida foto que lo hiciera sospechar de cualquiera, pero que lo hacía sentir satisfecho.

Ella era morena y tenía unos jodidos labios que al verlos en la foto le habían dado una erección y provocado una sonrisa al recordar lo bien que se habían sentido al besarla aquella vez. Ella había sabido muy bien que hacer, puesto que la foto había sido impresionante.

Él hasta pudo imaginar su voz mientras había leído la nota y veía la foto. Él podía sentir el jugueteo ahí. Justin podía sentir el deseo crecer cada vez más. Y él estaba increíblemente desesperado por volver a verla, y que ella estuviera poniendo trabas para no verlo no estaba ayudándolo ni a él, ni a ninguno de los dos.

Él le dio una pequeña sonrisa a las chicas que estaban sonriéndole y asintió suavemente a una en especial que se acercó a felicitarlo por ganar el juego y le dio un pequeño beso en su mejilla, demasiado cerca de los labios, todo mientras sus manos aún permanecían escondidas en los bolsillos traseros de su pantalón y él seguía acariciando los bordes de la foto.

Y es que por mucho que Justin deseara concentrarse no podía. Él miraba a todos lados, buscando, observando con detenimiento. Fijándose en cada mínimo detalle que ocurría a su alrededor. Buscándola.

Era absurdo porque veía más de lo normal a las chicas morenas. Observándolas y midiendo sus reacciones. Divirtiéndose al máximo cuando las chicas trataban de mirarlo fijamente y ninguna podía mantenerle la mirada o cuando él veía con fijeza los labios de ellas por algunos minutos. Justin estaba completamente seguro que ella no era igual de tímida. Un pensamiento llegó a su mente cuando se la imaginó devolviéndole la mirada y reteniéndola sin vergüenza alguna, él hasta podía imaginarla sonriendo.