ES UNA PROMESA 《JinMin》

CAPITULO I

--Jin prometes que estaremos juntos de grandes?--pregunta el menor.

--Claro que si Jimin--sonríe--Juntos por siempre--lo toma de la mano el menor y junta los meñiques en forma de pacto.

--Es una promesa y si no se cumple te caerá una pesa en la cabeza, okay?--voltea a ver a Jin y con un leve sonrojo en el rostro aparta rápidamente la mirada de nuevo.

--Te lo prometo--dice dejando un dulce beso en las manos de Jimin.

--Oyes!-protesta Jimin--po-por qué hiciste eso?.

--No lo sé es lo que mi padre hace cuando está feliz con madre.

--Okay—Jimin trataba de no llorar de alegría pero en su lugar estaba tan rojo como un tomate.

--Jin!!!—a lo lejos se podía escuchar la voz de una mujer exaltada.

El castaño rápidamente reconoce la voz de su madre y se despide de Jimin.

--Nos vemos luego ChimChim, madre me debe estar hablando para cenar.

--Si ya es un poco tarde.. nos vemos mañana para jugar?.

--Claro, hasta luego.

Como Jin vivía enseguida de la casa de Jimin ellos eran mejores amigos desde siempre pues la madre de Jin y Jimin eran muy amigas.

Al llegar a casa Jin encontró a su madre exaltada con lágrimas en el rostro.

--Jin!—grita desesperadamente la mujer mientras le da un pequeño beso en la frente de su pequeño hijo.

--Que pasa mami, por qué lloras?—el pequeño la mira confundido.

--Jin, mi niño—la mujer le decía mientras trataba de calmarse—papa ya no nos quiere..

--por qué dices eso madre? No estés jugando—Jin trataba de contenerse, al ver a su madre en ese estado y por sus palabras sentía un nudo en la garganta.

-- Él está con otra mujer, hoy me trajo los papeles del divorcio, pero esa mujer es muy fea, ¿tu no quieres a otra que no sea mami verdad?—la mujer extiende su mano hasta el pequeño Jin y esta es correspondida con un intento de sonrisa.

--Okay madre pero—hace una pausa pero es interrumpido por su madre antes de decir las palabras que no salieron de su boca.

--Vamos hijo.. tu eres muy inteligente y estoy segura que entiendes—dijo succionando las lágrimas.

--Okay madre—Jin acompaña a su madre hasta el carro y después de subir las pertenencias a este, el auto arranco. Observando a la calle recordó por lo que un segundo dudo—Jimin—murmuro muy bajamente.

Jin solamente miro como sus casas se perdían y la promesa de estar juntos no se cumplía, el nudo que este sentía se convirtió en una pequeña lágrima que rodo sobre su mejilla.

Más que por el hecho de perder su cabeza el solo pensaba en el pequeño Jimin de mejillas adorablemente rosadas y que probablemente el día de mañana el llegaría a su casa, bueno a su antigua casa y el no le abriría la puerta.

El vacío que se formó en su corazón no podría ser llenado por nadie porque, ¿Quién es mejor que Jimin?, ¡Nadie es tan lindo!, esas palabras recorrían su mente a la misma velocidad que el auto recorría la carretera cada vez más lejos de Jimin.

--- AL DIA SIGUIENTE ---

Toc, toc la puerta de la casa de Jin suena por los suaves golpes de unas pequeñas manos y esta se abre.

--Buenos días señor, esta Jin?—sonríe el pequeño sin saber que todo estaba por dar un giro en su corta vida.