Capítulo 1

58 4 1
                                    

Tan rápido como pude. Como una estrella fugaz pasé corriendo por mitad de la plaza con una expresión en mi rostro parecida a cuando ves al mismísimo diablo en persona, pues me encontraba en un gran problema, era tan grande como la nariz de un tucán, como la trompa de un elefante y como la gran cabeza hueca de nuestro nuevo rey.

Siempre me pregunté ¿Por qué el gran cabeza hueca había logrado reinar sobre nosotros?, quizás por los favores que le hacía a la bella dama de nuestro antiguo rey, cuando en las tardes mientras el rey Reynol estaba ocupado gobernando, él se metía debajo de las sábanas con ella. El rey Reynol si era un hombre de admirar, mientras nos gobernó nunca le faltó comida a nadie y la pobreza estaba erradicada.

Nací en una familia donde no nos faltaba nada ni tampoco nos sobraba, pero cuando el cabeza hueca comenzó a reinar nos fuimos a la ruina, tanto que tuvimos que mendigar. Por mi parte comencé a hacer fechorías, a estafar y mentir, pero ¡OJO!, no se confundan, esto lo hacía para joder a la nobleza, la cual nos estaba dejando morir de hambre. Quería cambiar la situación y entendí que para poder lograrlo tenía que dar en el epicentro de esta tormenta de injusticia y era el castillo donde el cabezón se encontraba. Puedo asegurar que cuando me propongo algo no paro hasta alcanzarlo.

Durante semanas estaba pensando en cómo poder infiltrarme en el castillo. Caminando alrededor de la aldea pasó un carruaje secuestrando a los habitantes para tenerlos como esclavos; podría haberme escondido pero preferí aprovechar la oportunidad y sin pensarlo me quede inmóvil, sin dar un paso más, hasta que el carruaje llegó dónde me encontraba, los guardias saltaron y ágilmente en una maniobra muy rápido me encontraba dentro del vehículo, mi venganza había comenzado e iba a recuperar todo lo que nos habían quitado a mí y a mi familia.

Me pusieron a trabajar dentro del castillo, durante días me tuve que comportar como un buen sirviente, hacer caso a todo lo que me pidieran, ser sumiso y no renegar en nada hasta que me dejaran poder andar sin que los guardias me tuvieran que estar vigilando las veinticuatro horas y los siete días de la semana, lo que me pasaba por la mente de todo lo que pudiera hacer en mi estadía en el castillo eran muchas, tenía que controlarme y seguir con un perfil bajo y ser leal al rey. Lo acepto, no tenía un plan, pero ya se me iría ocurriendo uno, pues no solo quería volver las cosas a lo normalidad también deseaba que pagara bien caro y no me refiero al dinero.

Ojo Por OjoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora