¡Ah! Os había dicho que yo era de Barcelona, ¿Vedad? Seguramente ya sabréis que rodeando los finales de Junio en Barcelona se celebra el Día del Orgullo Gay. Desde que tenía catorce años que visito las marchas para sentirme en mi salsa. Ya sabéis como eran mis padres. Y ese año no fue diferente, aunque, ahora que lo pienso, si que lo fue un poco...
—Vamos Dani, por favor...
—No lo se...
—¡Pero si Clara también viene!—Intentaba inútilmente convencerlo para que viniera conmigo a la marcha.
—No es eso Gabri, es que, no se si me sentiría cómodo...
—¿Por qué?
—¿Tú crees que soy gay? Suena tan raro decirlo...
—Bueno, te gusto, ¿no? Yo soy un chico, tú también. Tiene sentido decir que eres gay.
—Pero... ¿Y si no es que me gusten los chicos?, ¿Y si solo se trata de ti?, ¿Y si eres una excepción? No se si estoy preparado para salir del armario...—Se le notaba muy nervioso.
—No hay armario.—Respondí tajante, él me miró extrañado.—El concepto de "Salir del armario" no debería existir. Es decir, amor es amor, y punto.—Todo quedó en un incómodo silencio.—Si el problema es proclamar tu homosexualidad puedes... puedes venir como amigo. Como Clara, por ejemplo, de acompañante.
Se lo pensó unos largos segundos.
—Vale, estaría bien...
Con Clara, por otro lado, estuve haciendo sinfín de planes para aquel día tan especial. Normalmente, y en los últimos años, iba, en parte, para encontrar pareja. Cosa que ese año no intentaría, pero eso no quería decir que no luciera mis prendas más provocativas, ya que era el único día del año que podía vestir como gustase. Abrí el armario de par en par y examiné la ropa. Clara me aconsejaba conjuntos y otras cosas que podrían quedar bien mientras yo me ahogaba en un mar de tela sobre mis brazos. Al fin me decidí por unos pitillos azul cielo y una camiseta con bastante escote de color negra.
—A ver si algun tío te va a tirar la caña y Dani va a cojer celos.—Bromeó Clara.
—¿Me queda bien?—Dije mientras colocaba una gorra en mi cabeza, de esas planas.
—Te queda perfecto.
Suspiré.
—Estoy nervioso...—Dejé la gorra en mi escritorio.
—¿Por qué?
—Es mañana y Dani aún no me ha dado una respuesta clara sobre si irá o no.
—Está bastante aturdido, piensa que es la primera vez que le dicen de ir a un sitio de esa temática.—Se echó a reír.—¿Recuerdas que era el ligón del insti?
—¡Y lo sigue siendo! No sabes cúantas veces he escuchado su nombre en cotilleos entre chicas.
—Anda beffote, dáme un abrazo.—No recuerdo cuándo inventó esa palabra. Le di uno de esos abrazos que dejan sin respiración.—¿Sabes qué? A Dani le cuesta admitirlo, pero te quiere una barbaridad.
—¿Lo dices en serio?—Ella levantó una mano y la otra se la puso en el corazón.
—Totalmente.—Ambos sonreímos alegremente.
Aquella noche me costó mucho dormir ya que Dani no me había ni siquiera mandado un mensaje informándome de la respuesta. Daba vueltas y vueltas en la cama como si fuera un lápiz en una mesa, hasta que caí al suelo.
—¡Auch!—Me levanté pesadamente y me volví a la cama.—Vale Gabri, nada de hacer la croqueta en la cama.—Me dije a mí mismo.
Al final mi cuerpo cayó rendido ante los sueños. ¡Ya era hora!
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Sweetie (inacabada)
RomanceGabriel, un chico que desde los catorce años sabe que es gay, se enamorará de Daniel trayendo consigo un sinfín de situaciones, tanto cómicas, románticas o algunas un tanto dramáticas para explicarnos, en primera persona, la vida y las dificultades...