Raw: Tomo 1 (Prologo)

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La vida en Avard nunca había sido de lo mas fácil. La gente lucha por vivir al día y solo los ricos se regodean entre sus grandezas y extravagancias. Aunque Rot no podía quejarse en lo mas mínimo. Nacido en el ceno de una familia arreglada, su vida fue sencilla y acomodada. Quizá no tanto como los nacidos en Sunlighstone o Tellus, donde cualquier hijo bien o mal nacido era criado con tantos lujos uno pudiera imaginar. Eso era algo que a Rot poco le importaba, pues, a pesar de ser un estudiante de filosofía tenia mas logros que el setenta porciento de la población mundial 

Siendo hijo de padres conservadores y tradicionalistas tuvo muchos problemas para convencerlos de estudiar esa profesión. Ellos siempre le insistían en estudiar medicina como su tía Paulina, o política como su bisabuelo Algus. (-¿Para que quieren que estudie alguna de esas cosas? La gente es tan mal agradecida que fallar como medico en estos días es mas penado que ser un criminal y ser político es solo venderme para que los ricos se vuelvan mas ricos y los pobres aun mas hambrientos. –Le había objetado a sus padres meses antes de entrar a la universidad.) La filosofía fue desde un principio su única opción. Todas las noches se la pasaba escribiendo líneas tras líneas, párrafo tras párrafo, un sinfín de historias que esperaba sirvieran de ejemplo a aquellos que tenían el poder de hacer cambiar este mundo. Eran historias sobre ancianos que les arrebataban las tierras para construir grandes complejos comerciales, sobre niños sin hogar vendidos como ganado al ejercito, sobre mujeres embarazadas que las obligaban a abortar para que el gobierno se ahorrara el gasto de una boca mas que alimentar. Básicamente describía lo que veía desde su ventana, en los periódicos, en la televisión y en cualquier otra parte.

Rot se preparaba para ir a la universidad, la ducha matutina no había logrado despojarlo de sus lagañas y pereza, parecía un sonámbulo en la vida, envuelto en la rutina de todos los días la cual estaba esperanzado a cambiar. El cálido beso de despedida de su mamá era lo único que lograba sentir con su cuerpo somnoliento. Su mente comenzó a despertar en cuanto se subió al monorriel, comenzó a notar el olor de la humedad que entraba por su ventana, intenso y reconfortante, junto a la calidez del sol evaporando la llovizna nocturna sobre el concreto y el asfalto 

Llevaba sobre sus parpados el peso de una noche llena de letras y reflexiones que había estado plasmando hasta que su cuerpo cedió. La ruta era tan larga que se dio el lujo de dejarse llevar por el olor y el reconfortante zumbido de los rieles. Fue solo un parpadeo fugaz, si embargo, alcanzo a soñar con una tarde normal en su casa, la televisión se encontraba encendida sin imagen alguna en ella, y podía escuchar a lo lejos el sonido incesante de un martilleo en el jardín. (-Otra vez papá haciendo otra repisa para la cocina. –Pensó enseguida) El sonido continuaba rítmico y mas y mas agudo mientras se acercaba, hasta que de pronto se detuvo en una maldición al aire. Tal y como su padre hacia cada vez que se golpeaba por accidente.

-Rot! Rot! –Gritos lo llamaban por su nombre. –Rot! Rot! Despierta imbécil! –Esos gritos ya no eran parte de su sueño y no le tomo mucho recobrar la compostura para ver a Francis al lado suyo

Francis era el típico chico de muchas palabras y pocos amigos. No era el mejor parecido del aula ni el mas popular, pero si uno de los mas listos. Un par de gafas hacían conjunto con su rostro grotesco y vulgar, que, a pesar de ver grotesco, reflejaba un extraño aire de confianza y empatía.

-¿Te enteraste lo que sucedió en el cónsul? –Se sentó a su lado mientras se retiraba la mochila del hombro. 

-No. –Se comenzó a quitar las lagañas que se formaron después de ese largo parpadeo. -¿Qué sucedió?

-Encontraron muerto a Ajib. Supuestamente, de un disparo en la cabeza.

Ajib Habbur era el líder del sector de Avard. Un magnate praeterdence que había logrado llegar al liderazgo del sector gracias a sus conocimientos sobre la tierra y la minería de la cual había aprendido mucho en las minas de oro de Snaketale. El había logrado mantener el sector como el único verdaderamente estable en todo Octo, aunque nunca se logró ganar la empatía de los gobernantes de los otro siete sectores.

Raw: Tomo 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora